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LA ENTRADA NÚMERO 1.000

11 May 2020
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Este articulejo iba a ser el número 1.000 de este blog que es vuestra casa. El contador no engaña. Como nos cayó encima un virus aplastante, urgió anteponer la Oración a la Santísima Virgen ante el coronavirus. Y estamos en el 1.001. Pues muy bien.

En la redacción, estamos de fiesta con chupinazo, sifón y seis rajas de mortadela. Como no podemos alargaros la mortadela entre electrón y electrón, al menos queremos que sepáis qué cosa es el engendro este. Os lo cuento, aunque el engendro nació en 2012 y es difícil resumir ocho años: Leer más…

Soy cura: ¿qué pasa?

21 septiembre 2012

Un saludo, amigos que creéis y amigos que no creéis. A los que van a Misa todos los días y rezan las cuatro partes del Rosario, y a los que no pisan una iglesia desde el bautizo de sus tatarabuelos. Os quiero mucho, a los primeros… y quizás más a los segundos.

Yo me llamo Miguel. Yo soy cura. Un odioso, chupador, hipócrita e intolerante cura que se cree en posesión de la Verdad absoluta. Y encima, lo soy porque me da la santísima gana.

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¡ATENCIÓN, TRIPULACIÓN! ¡AL HABLA EL COMANDANTE DE ESTE BLOG!

20 septiembre 2012
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PRIMERO Y MÁS IMPORTANTE. Aquí, pese a las apariencias, no estamos solo para los católicos. Esto es un blog para otros cristianos, otras religiones, buscadores, alejados, agnósticos, ateos y hasta enemigos de la Iglesia. Después vienen los católicos. Mi amor es para todos, y más amor para quien más me escupa. Y para mayor claridad, pinchad en About.


DESDE JUNIO DE 2014, el blog amplía temática: publicará también sobre lo que se llamará letras, es decir, humanidades. Mucho cuidado:

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POR QUÉ OS DOY ESTE BLOG

19 septiembre 2012

CANCIÓN

(fragmento)

 

Hay que salir al aire,

¡de prisa!

Tocando nuestras flautas,

alzando nuestros soles,

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Si rechazan a Dios

17 marzo 2021

Dios conoce el corazón del hombre. Sabe que quien lo rechaza no ha conocido su verdadero rostro.


Benedicto XVI, homilía, 1.º de diciembre de 2007

Benedicto XVI

El Fichero, n.º 78

Dios y los dioses

29 diciembre 2020

Como entonces [en el Imperio romano], tras las numerosas imágenes de los dioses, estaba escondida y presente la pregunta acerca del Dios desconocido, también hoy la actual ausencia de Dios está tácitamente inquieta por la pregunta sobre Él.


Benedicto XVI, discurso a representantes del mundo de la cultura, Collège des Bernardins (París), 12 de septiembre de 2008; cit. por Pablo Blanco Sarto, Benedicto XVI, Planeta, Barcelona 2010, 433.

El Fichero, n.º 77

El círculo de la muerte

29 diciembre 2020

— El Fichero, n.º 76 (y lo publico con segundas) —

Iglesia Heroes de la fe: La bandera de los piratas

La ambigua concepción de libertad, el fuerte subjetivismo que ya no sabe reconocer el valor de la verdad perenne y, sobre todo, el eclipse del sentido de Dios han llevado a olvidar el valor de la vida y a desinteresarse por el hermano que vive al lado, hasta el punto de comprobar con horror que una sociedad que se proclama civil y evolucionada está cada vez más bárbaramente encerrada en el círculo de la muerte. La derrota es verificable no sólo cada vez que la mano asesina se tiñe de sangre con un acto violento o abandona como basura al hijo, sino [también] cada vez que el desinterés hacia el hermano llega hasta el punto de proclamar con Caín: “¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” Allí donde la responsabilidad hacia el otro desaparece, allí se ha puesto ya en acto la desobediencia al mandamiento “no matar”, porque se ha abandonado al hermano a la soledad de la muerte.


Card. Rino Fisichella, Anunciar a Jesucristo en una nueva época, Barcelona, 26 de enero de 2000, p. 6

O Dios o la muerte

13 diciembre 2020

Por qué renunció realmente Benedicto XVI? | Informa-Tico


Una cultura meramente positivista que circunscribiera al campo subjetivo como no científica la pregunta sobre Dios sería la capitulación de la razón, la renuncia a sus posibilidades más elevadas y consiguientemente una ruina del humanismo, cuyas consecuencias no podrían ser más graves.


Benedicto XVI, discurso, París, 2 de septiembre de 2008

El Fichero, n.º 75

Singular porque singular

13 diciembre 2020

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La devoción a la Santísima Virgen, insertada en el cauce del único culto que justa y merecidamente se llama cristiano –porque en Cristo tiene su origen y eficacia, en Cristo halla plena expresión, y por medio de Cristo conduce por el Espíritu al Padre-, es un elemento cualificador de la genuina piedad de la Iglesia. La Iglesia, en efecto, refleja por íntima necesidad en la práctica del culto el plan redentor de Dios. Por eso corresponde a María un culto singular, porque singular es el puesto que ella ocupa dentro de dicho plan. Por lo mismo, todo auténtico desarrollo del culto cristiano lleva consigo necesariamente un sano incremento de la veneración a la Madre del Señor.


Pablo VI, 2-II-1974


Pablo VI dejó escrita en una carta inédita su renuncia en caso de  enfermedad incurable o impedimento grave


El Fichero, n.º 74

HORAS DE AMOR CON UN TÉ

15 noviembre 2020
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En Ellos siguen pasando (otro relato, aquí), el autor ofrece la siguiente narración, que nos habla del matrimonio y… las nimiedades.- Julio Manegat


EL TÉ DE LAS CINCO

Todavía con el ruido del camión en los oídos, acaso también en el corazón, llegó a su casa John S. Le costaban aquellos pocos escalones, porque arriba, tras la puerta, estaría ella, su mujer, Ivys, y las cosas habían llegado a un punto en verdad insostenible. Leer más…

Las razones del querer

3 octubre 2020

El Fichero, n.º 73Imagen relacionada

¿Por qué –nos podemos preguntar- debo honrar a la Virgen? La respuesta es fácil. El Señor ha sido el primero en honrarla. María es la Madre de Cristo, los designiosPablo VI - Wikipedia de Dios se cumplieron por medio de Ella, la Providencia hizo girar en torno a esta Mujer escogida su plan de salvación del mundo.

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Que se les hable de Dios

6 septiembre 2020

Lo que los hombres quieren, lo que esperan -aunque muchas veces no sepan o no se den cuenta de que lo quieren y esperan- es que el sacerdote, con su testimonio de vida y con su palabra, les hable de Dios. Y si el sacerdote no lo hace así, si no los busca para eso, si no los ayuda a escuchar, a descubrir o a comprender rectamente la dimensión religiosa de su vida, entonces el sacerdote los defrauda, como los defraudaría un bombero sin agua, un tabernero -perdone usted el símil- que despachase leche, o un médico que no se atreviese a diagnosticar y a recetar. Hoy, los hombres exigen ciertamente que se les hable de una manera bien determinada -positiva, vital, adherente a sus problemas espirituales y humanos concretos, alentadora y llena de ese optimismo cristiano que se llama «espíritu pascual»-, pero quieren y esperan que se les hable de Dios, y que se les hable abiertamente, porque ya hay demasiadas cosas en su vida social que lo ocultan. Se dan cuenta de que Dios les hace falta. Hasta el más solicitado por la prisa de sus mil ocupaciones diarias, hasta el más alejado o el que aparenta mayor indiferencia: todos, de una manera o de otra, con mayor o menor conciencia o lucidez, llevan a cuestas ese problema existencial de Dios. Y el sacerdote -homo fidei, Evangelii minister, educator in fide[1] tiene ese como Álvaro del Portillo. Un hombre fielprimer deber de su ministerio: despertar esa luz o avivarla, traerla al plano de la conciencia personal.

En resumen, sincera humanidad en la forma y profundo espíritu sobrenatural en su contenido. El mismo decreto conciliar[2] enseña que la Eucaristía es fuente y cumbre del ministerio sacerdotal. Y en la eucaristía Cristo manifiesta enérgicamente al mismo tiempo la inefable proximidad a los hombres del Hijo del Hombre y el infinito amor salvífico del Hijo de Dios.


B. Álvaro del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Rialp, Madrid 1971 (3), 154-156. El fragmento proviene de una entrevista, rev. Palabra, 5 (enero de 1966).

El Fichero, n.º 72

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Todavía hay clases: pues claro que sí

30 agosto 2020

Blaise Pascal | Genios de la Computación y la Informática Wiki | Fandom

No hay sino dos clases de personas a quienes se puede juzgar razonables: aquellos que sirven con todo su corazón a Dios porque le conocen, y aquellos que le buscan con todo su corazón porque no le conocen.


Blaise Pascal, Pensamientos, 194

Pensées: PASCAL (Blaise)

El Fichero, n.º 71

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El Fichero-70bis: Del corazón inquieto

22 agosto 2020

 


28 de agosto: San Agustín, doctor de la Iglesia y “patrón de los ...


Confesiones, I, i


 

Porque la quiso Jesús

26 julio 2020

El Fichero, n.º 70

177 mejores imágenes de Virgen María y Niño Jesús | Virgen maría ...La verdadera devoción a la Madre de Dios no es otra cosa que una continuación de los sentimientos de amor, respeto, sumisión que su Hijo Jesús ha tenido para con Ella mientras estaba en este mundo. Adorad estos sentimientos en el Corazón divino de Jesús, y entregaos a Él para entrar allí. Porque, del modo como nos ha asociado con Él en su calidad de Hijo de María, así también tiene un gran deseo de hacernos participantes de los sentimientos y disposiciones que ha tenido en su Corazón para con tal Madre.


San Juan Eudes

 

CALUMNIA, QUE ALGO QUEDA

14 julio 2020
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“Calumnia, que algo queda”

Francis Bacon (?)

 

Sí, sí, sí, calumniad, que queda mucho:

queda mucho dolor y muchas lágrimas, Leer más…

El Fichero-69: Aquella puerta secreta

14 junio 2020

 


Cristo sabe (…) que, para muchos, María es el camino más seguro para entrar en el Reino: la puerta secreta que descubrimos cuando parece que ya no quedan salidas. El hombre que se irrita ante Dios y sus mandamientos se ablanda ante María y su pureza; y luego, casi a su pesar, al dirigirse a ella, cede ante Dios.


Card. Roger Etchegaray

Cit. en Juan Pablo II (?), «El Rosario», «selección de textos del [por el] Cardenal Roger Etchegaray», Espasa-Calpe, Madrid 1997, 198


TE MIRÓ A LOS OJOS…

5 junio 2020

Cuarta estación: Jesús encuentra a su Madre - YouTube

Un vídeo de Marlene de la Cruz

 


@escritosdelacruz


 

LA LUCHA POR LA VIRTUD DE LA PUREZA

28 May 2020

Copio unas palabras sumamente alentadoras sobre la lucha por la pureza, virtud que no solo es posible, sino tan real que están viviéndola muchos millones de personas ahora mismo. El autor se dirige a los jóvenes, pero puede servir a cualquiera. Ser castos en el nombre del amor.- André Léonard [*]


Sobre este tema, es especialmente recomendable Medios para vivir la virtud de la pureza o castidad.

Ser casto por amor

[…] Como quiera que seas y cualquiera que sea tu situación personal, querría dirigirte, en el nombre del Señor, una palabra de verdad y de paz, de luz y de estímulo. Leer más…

CARTA DE AMOR COVID

17 May 2020

 

Es alegría que mañana, lunes, Elena ya no podrá decir lo mismo. Y su siguiente carta de amor estará destinada a la acción de gracias, porque al fin habrá podido abrazarse con su amado.- Elena Ruiz Tintoré


Cuánto tiempo sin ir a tu casa, cuánto tiempo sin verte frente a mí. Leer más…

LA DOLOROSA Y YO

15 May 2020

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Sobre si tenemos suficientemente presente eso tan importante en la vida de Santa María que se llama el dolor. Es la Carta mariana XII (abril de 2020), difundida a través de la Sociedad Grignion de Montfort.- Miguel

Madre e Hijo en el filo de una lanza


¿Sabremos hacer la contemplación de María al pie de la Cruz? De justicia es que lo hagamos muchas más veces de lo que solemos. Ella, que como Virgen no sufrió dolores al dar a luz al Hijo divino, los sufrió, y acérrimos, al darnos a luz a nosotros.De siempre su destino estuvo envuelto en el del Redentor. Cuando presentaban al Niño, Simeón auguraba: Leer más…

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN ANTE EL CORONAVIRUS

14 marzo 2020

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El otro día, mi compañero Quique, sacerdote, colocaba unas reliquias en la iglesia. Le dije:

-Pero esto ¿no contribuirá a alarmar a la gente?

Me contesta:

-Es que antes, lo que se hacía era rezar. Hoy hacemos de todo, menos rezar.

Me convenció al instante.

Os copio, por si queréis usarla, la oración que el Papa Francisco ha dirigido a la Virgen ante la pandemia. Será una buena cosa rezarla después de la Santa Misa o del Rosario, o también -claro está- exenta.

Y os sugiero que la difundáis por esas redes del mundo.

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad, y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre Sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas en la prueba y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

El Fichero-68: «La prioridad por encima de todas»

13 marzo 2020

 

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En nuestro tiempo, en el que la fe en amplias regiones de la Tierra corre el riesgo de apagarse como una llama que deja de ser alimentada, la prioridad, por encima de todas, consiste en hacer a Dios presente en este mundo y abrir a los hombres la entrada a Dios.


Benedicto XVI, Fátima, 13 de mayo de 2010


El Fichero-67: Berridos para Dios

8 marzo 2020

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Solo Dios… Cuánto cuesta llegar a comprender y a vivir esas palabras, pero una vez, aunque solo sea un instante; una vez que el alma se ha percatado de que es de Dios, posesión de Dios; de que Jesús vive en ella, a pesar de sus miserias y flaquezas… Una vez abiertos los ojos a la luz de la fe y de la esperanza. Una vez comprendida la razón de vivir, y que vivir es para Dios y solo para Él, nada hay en el mundo capaz de turbar al alma, y aun la ansiosa espera del que no poseyendo nada lo espera todo se hace serena. Una paz inmensa llena el corazón del que solo es para Dios, y paz solo la posee el que solo a Dios desea… ¡Solo Dios! ¡Qué dulce es vivir así!…

Seguiremos, lo mismo de noche que de día, ebrios, locos de alegría, sin escuchar al mundo, sin comer, sin dormir, sin nada. “Solo Dios…, solo Dios”, gritará con berridos nuestro corazón, ya que los labios no pueden abrirse para gritar por calles y plazas el nombre de Jesús, las maravillas de Dios, su grandeza, su misericordia…, su amor. Y así en silencio, iremos pasando por este mundo que dice que es cristiano y no sigue a Cristo.


San Rafael Arnáiz, carta a su tío Polín, 25-IV-1937: Obras completas, 186, 920-933


El Fichero-66: «Si conocieras el don de Dios,…»

23 febrero 2020


Oh qué caridad de nuestro Padre celestial; oh qué don tan grande éste que nos ha hecho; qué tesoro nos ha dado, dándonos este gran Corazón [el de María]…, oh cristiano, “si conocieras el don de Dios” [Jn 4,10]. Pero, oh desgracia, oh ingratitud, oh estupidez de la mayor parte de los cristianos, que no hacen ningún caso de este talento infinitamente rico, que dejan este tesoro inestimable como inútil, y que no hacen ningún uso de este precioso don; y aun ni siquiera lo conocen.


S. Juan Eudes


¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?

23 enero 2020
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En julio de 2013, el amigo Vicente me mandaba un correo electrónico (abréviese c. e., y el anglicismo es superfluo) que hoy decido copiar aquí para refección de damas y caballeros.- Gracias, Vicente.


¿Quién es mi prójimo?

–Prójimo es aquel que me exige salir de mí mismo para medir si, en verdad, la fe es operativa y práctica o se quedó en simple teoría.

–Prójimo es, tal vez, el que menos entra dentro de mis esquemas. Aquel que queda lejos de mis dominios y distante de los caminos por los que yo avanzo. Leer más…

PALABREJAS FELICES SOBRE LA NAVIDAD Y UNA SEÑORA

18 enero 2020

Los Ángeles tocando melodías para Jesús en nacimiento

 

Fue primero un artículo más largo editado por Casablanca Comunicación y publicado en el blog, y luego lo adapté como Carta mariana-V para la Fundación Montfort. Publico hoy esa versión y borro la anterior.

¿Y a quién le preocupa que ya se hayan pasado las Navidades, si nos pasamos las fiestas diciendo que «todo el año es Navidad»?


«¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre, en que vivía,

ved la Palabra entrando, por María,

en el misterio mismo del pecado»

(himno O Crux fidelis).

Recóndito misterio laterá, sin duda, en esta Navidad que convoca tantos corazones de creyentes e increyentes. Y absténgase nuestra razón de querer abarcar los misterios, porque un Dios que nos cupiese en la cabeza no sería Dios. Pero desistir en el nombre de Dios de comprender lo que sea posible sobre Dios vale tanto como rechazar a Dios. Y sépase, además, que prescindir de María equivale a cancelar la Navidad. Leer más…

INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA (8 diciembre)

7 diciembre 2019
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Es que, nos dice el profesor Esquerda, «podemos cantar a nuestra Madre con alegría y a pleno pulmón: ‘Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha de pecado original’.” Que tengáis muy feliz solemnidad.

Compartir en Cristo

De Corazón a corazón: Gen 3,9-20 («Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya»); Efes 1,3-12 («Nos ha elegido en Cristo para ser santos e inmaculados»); Lc 1,26-38 («Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»)

Contemplación, vivencia, misión: Después del pecado de los primeros padres, Dios prometió el Redentor. Nos ha elegido en Cristo para recuperar en nosotros su misma imagen. Todo esto se ha cumplido de modo especial en María, la Inmaculada, la llena de gracia desde el primer momento de su concepción. Ella es la primicia de lo que Dios quiere hacer en nosotros. Podemos cantar a nuestra Madre con alegría y a pleno pulmón: “Toda hermosa eres, María y no hay en ti mancha de pecado original”.

*Vivir y anunciar el gozo de Cristo que nace de María: Creer en la Inmaculada significa creer que Jesús ha vencido totalmente el pecado…

Ver la entrada original 30 palabras más

NOCHE DE VELA DE ARMAS PARA CONSAGRARSE AL CORAZÓN DE NUESTRA DULCE SEÑORA

6 diciembre 2019

Pues, señor, una amiga mía estaba en puertas de formular su consagración como esclava de María, y me pidió consejos de última hora. Yo sé que muchos vais a consagraros mañana, y muchos más a renovar vuestra consagración, y quizá no desdeñéis una ayuda sobre cómo consagrarse a la Señora.


Esta es la versión preparada para la Fundación Montfort como Carta mariana X (diciembre de 2019), y sustituye la versión anterior, que borro del blog.- Nota: al fin, no la he borrado, por respetar los numerosos comentarios. Está aquí.


Felicísima dama:

1. Un antes y un después. Siempre os recordaré en casos tales a mi amigo Ricardo María de Moreta, con la gruesa cadena suya ceñidísima al cuello, cuando nos urgía: “¡Esto no es una devoción más!” Leer más…

«QUE SIEMPRE LA MANO OS DIERON CON QUE PRESERVADA FUISTEIS», O LA INMACULADA CONCEPCIÓN

1 diciembre 2019

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Una vez más, el amigo Silverio Velasco nos hace llegar una creación suya sobre la fiesta. Os gustará.


Me pincháis aquí:


Inmaculada, 2019


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El Fichero-65: Una receta para el mundo

29 noviembre 2019

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Si queremos un mundo de paz y de justicia, hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.


Antoine de Saint-Exupéry

 

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«QUE NO ME SIRVE DE NADA LA ORACIÓN DE PETICIÓN A LA VIRGEN»

10 octubre 2019
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Esta fue la séptima Carta Mariana (julio de este año), difundida como todas por la Fundación Montfort, de Barcelona. Tengo la culpa.

 

De todo un poco digo, y cosas -como veréis- en diversos sentidos, a propósito de la sensación angustiosa, que a veces tenemos, de no ser escuchados en nuestra oración a la Virgen. De todo un poco, y en diversos sentidos.

 

El problema

Nuestra Señora es mediadora de intercesión en calidad de madre, madre del Hijo y de los hijos. Como madre del Hijo, es seguro que Él le concede lo que pide. Y como madre nuestra, es seguro que pide por nosotros. Jesús la escucha como a madre, y ella nos escucha a nosotros como madre. Su amor ocupa todo el espacio en el que habíamos pensado que cabían nuestras dudas. Ella es la mediadora totalmente cualificada, si bien es mediadora «en» Cristo, «el único mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim 2,5)

Por ella, Jesús adelantó su hora, la vez aquella, cuando en Caná le respondió: «Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2,4), para hacer a continuación la voluntad de ella. Y si ella puede hacer cambiar los planes de Dios, ¿qué no podrá lograr que yo le pida?

Siempre hemos dicho que Dios nos concede todo lo que por medio de ella le pedimos. Comparecer ante Dios sin ella es ir a juicio sin abogado. O, como decía el Dante:

«¡Oh mujer! Tú eres tan grande, tú tienes tanto poder, que el que quiere una gracia y no acude a ti, pretende que su deseo vuele sin alas»[1].

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Todo esto es totalmente verdadero. Y no hay más. Ahora bien, precisamente por serlo tiene más sentido hacerse esta pregunta: si la Virgen no me escucha, ¿por qué?; ¿cómo es posible? Si eso nos ocurre, eso -al parecer- también es verdadero, y entonces ¿cómo concilio yo lo uno con lo otro, si son inconciliables? ¿Es o no es infalible la oración a la Santísima Virgen?

Nada menos que esa es la pregunta. Y aquí entro yo con la muleta. Y digo:

 

Una sola respuesta a dos preguntas

La respuesta, en realidad, es la misma que si nos hubiéramos preguntado por qué no nos escuchara Dios; sobre el Uno y la otra, respuestas paralelas, como veréis. Un amigo me preguntó una vez cómo podía tener él mi devoción a la Virgen, si tenía la percepción de que ella no le escuchaba. Y a cabo de días, me escribió que no le respondiera, que había entendido que su problema era un problema de fe. Y la fe, en último término, siempre es fe en Dios.

Al cabo, la mediación mariana también es una obra de Dios, y por eso la respuesta es la misma si hablamos de Él que si hablamos de ella; y la mediación mariana incluye necesariamente que María está en comunidad de intención con Dios: siempre pide lo que sabe que Dios desea dar, lo que Dios desea que se le pida y que ella le pida. El acuerdo es perfecto, y no nos deja lugar a distinciones ni, por ende, a diferencias en la respuesta.

 

Soberana mentira

Y me urge decir que es falso que no se

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nos concede lo que pedimos. No me lo creo. Muchas veces ocurre que exigimos demasiadas evidencias (incluso el milagro) para creer. Yo hace años que me he encastillado en el Evangelio, y de aquí no me mueve ya nadie. Y leo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7), y niego todas las evidencias en contra -las que me digan que no soy oído-, porque «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35), y yo puedo equivocarme, pero Jesús nunca y el Evangelio jamás. Esto es así, y no de otra forma. Y en caso de duda, aplíquese el verso de Santo Tomás: «No hay nada más verdadero que esta palabra de verdad». Si afirmo que no se me escucha, llamo a Jesús mentiroso; prefiero decir que yo me equivoco en mi apreciación. Y no hay más.

 

Como la máquina del café

Por otra parte, solemos tener una concepción de la oración mercantilista y automática: presento una serie de palabras, consigo una reacción a mi favor; las meto en una ranura, sale por otro lado un vaso de logros como un café de oficina. Las cosas no son así. Nuestra oración está más para que, en ella, Dios me pida a mí mi corazón que para que yo arranque de Dios los bienes que creo que necesito.

 

Pasar por el aro

Y así, nosotros hemos de pasar por el aro de Dios, y no hacerlo pasar a Él por el aro nuestro. Nos va mucho en permitir a Dios que sea Dios y quedarnos nosotros en nuestro puesto y rincón. Y eso no es tan fácil.

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Nos cumple decir con autenticidad el fiat del padrenuestro: «Hágase tu voluntad…» (Mt 6,10), ¡y no «hágase mi voluntad en la tierra como en el cielo»…!; decir el fiat de Getsemaní: «Padre, si quieres,… pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mt 26,39); el fiat de María: «Hágase en mí según tu palabra»   (Lc 1,38), el fiat que ella sigue por siempre pronunciando en el cielo, el que está hecho vida en la vida de sus hijos, el fiat que ya nunca callará.

¿Sabéis qué oración es siempre escuchada? La del que desea y pide lo mismo que desea Dios. Escuchada, quiero decir, si los hombres lo permiten, si no le ponen límites a Dios. Volvemos a encontrarnos aquí la mediación de esta Virgen que es la primera en desear la voluntad de Dios, en esa «comunidad de intención» con Él: ¡siempre se la escucha!, porque siempre anhela que se haga la voluntad de Dios.

Dijo el Maestro una vez:

«Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el  Espíritu Santo a los que le piden?» (Lc 11,13).

Daba a entender Jesús que aquello bueno que hay que pedir -aquello que por ser bueno a Dios le gusta dar- es el Espíritu, que es el Don por antonomasia; eso es lo que hay que pedir y lo que se nos dará. ¿Estábamos deseando otra cosa?

Será por esto por lo que el Catecismo nos advierte del riesgo de «apegarse más a los dones que al Dador?»[2]. Y mejor lo había dicho Job:

«El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?» (Job 1,21; 2,10).

 Lo nuestro debe ser la indiferencia hacia los dones y el deseo de «solo Dios», en expresión de San Luis María y de tantos santos.

 

Dios sabe cómo tiene que escuchar

Resulta, por añadidura, muy importante entender estas palabras:

«Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad filial (…). Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna» (Heb 5,7-9).

Y si no fue librado de la muerte, ¿cómo dice que fue escuchado? Fue escuchado «por su piedad filial», por la que, al estremecedor «aparta de mí este cáliz», le añadió el más estremecedor «no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mt 26,39.42). Ambas voluntades expresadas por Jesús fueron oídas, porque sufrió

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la «consumación», pero su muerte -su piedad filial- fue resurrección y vida y gloria para Él, y además, para multitudes fabulosas, esto es, «los que le obedecen».

Y así, Jesús, que en principio pedía liberarse, fue oído  en un sentido mucho más profundo y que, a la postre, le ha complacido infinitamente más. Dios sabe lo que hace. Nosotros sabemos lo que queremos y lo pedimos; pero Dios sabe lo que nos conviene, y, con Él, lo sabe María. Cuentan las crónicas que un mendigo salió al paso de Alejandro Magno pidiéndole una moneda.

Y Alejandro lo nombró señor de cinco ciudades. Y le añadió: «Tú has pedido como quien eres; yo te doy como quien soy». A buen entendedor.

 

Las reglas del pedir

También debemos aprender a pedir. San Agustín escribe que si algo no se nos concede, es porque pedimos aut mali, aut male, aut mala: siendo malos, pidiendo mal o pidiendo cosas malas (o buenas que no nos convienen); y San Luis María enseña que hemos de pedir con «fe, humildad, confianza y perseverancia»[3].

Si la petición tarda en lograrse, también San Agustín enseña la razón. Nuestro fin es Dios mismo, y no somos capaces. Entonces,

«Dios, retardando [su don], ensancha el deseo; con el deseo, ensancha el alma y, ensanchándola, la hace capaz [de su don]»[4].

Lección de perseverancia, la que María misma dio en Caná, cuando siguió como si no hubiese oído la negativa («haced lo que él os diga», Jn 2,5), mostrando total seguridad, y eso, ante el primer milagro, que exigía más fe que ninguno, porque luego, para todos los demás, ya existieron precedentes.

 

Llamarla… ¿y ofenderla?

Por último, mi oración será más oída cuanto más santo sea yo. San Juan de Ávila predicaba con fuerza:

«Llamarla y ofender a Dios y a ella no es cosa que cumple»[5].

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«Y si no es oída, es porque no la oímos en el sermón que nos predica: ‘Haced lo que él os diga'(Jn 2,5). Si ella está rogando por mí arrodillada delante de Dios, yo estoy enhiesto en mi voluntad, duro con malquerencia, abominable con deshonestidades. Había de estar la lengua orando, está murmurando (…). Es impedida la oración de ella con nuestros pecados»[6].

«Sola, Señora, te dejamos orar, y cuanto tú amansas, nosotros enojamos: «Uno que ora, y otro que maldice; ¿la voz de cuál escuchará Dios? Uno que edifica, y otro que destruye; ¿de qué les sirve su trabajo?»(cfr. Eclo 34,28-29). Si ella está orando por mí, y yo, que había de estar llorando mis pecados, estoy pecando, ¿cómo ha de ser ella oída? Yo destruyo lo que ella edificó; ella está bendiciendo y yo blasfemando, murmurando y ofendiendo»[7].

Que, si Dios no es para nosotros el fin, será un instrumento o será la nada. No hay más posibilidades.

Y quien dijere lo contrario miente.


[1] Dante Alighieri, La divina comedia, Paradiso, XXXIII.

[2] Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 2740.

[3] El secreto admirable del Santísimo Rosario, n.º 136.

[4] San Agustín, In I Ioannis, 4, 6: PL35, 2008s.

[5] San Juan de Ávila, Sermón 68, 16.

[6] Íd., Sermón 66, 18.

[7] Íd., Sermón 68, 23.

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El Fichero-64: Y la tercera, el Corazón

20 septiembre 2019

Son tres las moradas principales, decía el Cardenal Bérulle, en donde podemos encontrar al Hijo de Dios: la primera en su seno eterno [el de Dios]; la segunda en su santa Humanidad; la tercera, en el seno y en el Corazón de la bienaventurada Virgen María.

Joaquín María Alonso, El Corazón de María en S. Juan Eudes-II: Espiritualidad e influencias, COCULSA, Madrid 1958, 120. Parece cita literal de Bérulle.

El Fichero-63: El suicidio de Occidente

8 septiembre 2019


«En Occidente, la contraconcepción sistemática, junto con el aborto que contribuye a estimular, provoca una caída catastrófica, y pronto irreparable, de la natalidad. En unas decenas de años, se podrá quizá constatar que Occidente se habrá suicidado por la píldora y el aspirador de fetos.»

André Léonard, La moral sexual explicada a los jóvenes,
Palabra 1998 (3.ª ed.), pp. 101-102

¿HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR LA DEVOCIÓN A MARÍA? (CARTA SEGUNDA AL AMIGO DON TEODOMIRO)

16 agosto 2019

Le mandé a Don Teodomiro -que es maestro y con amor- la pasada Carta mariana porque le habían dicho que tanta devoción a la Virgen cuestionaba el lugar central de Cristo y de Dios. Parece que él se ha convencido de que, de eso, nada. Pero, como era de esperar, me escribe de nuevo y me pregunta que cuáles son los verdaderos límites de la devoción a María. Y yo le mando una nueva Carta mariana; esta vez, sin numeritos, porque no me apetece ponerlos.Miguel

Querido Don Teodomiro:

Se supone a buen suponer que no debo insistir mucho más en lo que le dije: que María no obtura el camino hacia Cristo. Son muchos los que en nombre de Cristo mandan a María, como en Belén, al establo, y no saben que Cristo está con ella y que al establo lo mandan; su celo por Cristo resulta anticristiano.

María pertenece a nuestra especie; pero, sin ser Dios, es tan divina como Dios ha querido hacerla -y nadie nos eche a nosotros la culpa-; divino no significa Dios, y yo no digo eso. Dudar de su excelencia, de la inimaginada santidad de su Corazón, de su hermosura de alma, de su perfecta fidelidad, de su amor, puede ser tanto como dudar de la omnipotencia de Dios, que es su Autor; si elogiar a María es elogiar a Dios -como elogiar un cuadro es elogiar a un pintor-, dudar de María es pararle los pies a la omnipotencia de Dios. Y ocurre que San Buenaventura explica que Dios, con toda su omnipotencia, «puede hacer un mundo mayor, pero no puede hacer una madre más perfecta que la madre de Dios»[1]. En ella, pues, el poder de Dios realizó todo su querer.

Y bien, si las cosas humanas se miden con medidas humanas, las divinas se miden con medidas divinas. Cuando pensamos en las cosas divinas con medidas humanas, Jesús puede repetirnos lo que a San Pedro: «¡Apártate de mí, Satanás!… Piensas al modo humano, no según Dios» (Mt 16,23). Y yo no quiero, Don Teo, que Jesús lo llame a usted Satanás.

Si tal es María, la devoción a María es ilimitada, y con esto voy asomándole a usted mi respuesta. La devoción a María no debe dejar de crecer jamás. Fue también San Buenaventura el que afirmó: «Nadie puede ser demasiado devoto de María»[2]. Y corre desde aquellos siglos el aforismo de Maria numquam satis: «sobre María, nunca hay bastante».

San Pablo VI enseñó -y hay que pesar cada palabra-:

«Nunca podremos cumplir plenamente nuestro deber de venerar a María, cuyo derecho a tales honores sobrepasa nuestros límites y nuestras posibilidades»[3].

«No se debe reprochar a nuestro beato [Maximiliano María Kolbe], ni a la Iglesia con él, el entusiasmo que ha consagrado al culto de la Virgen; ese entusiasmo jamás alcanzará el nivel del mérito (…). No se incurrirá jamás en una ‘mariolatría’, como jamás quedará el sol oscurecido por la luna»[4].

La cosa, para mí, es sencilla. Si debemos aspirar a Dios, como en efecto debemos; si ese Dios es ilimitado en su ser, en su amor, en cualquiera de sus atributos, como en efecto lo es; si María Santísima es el gran medio para unirnos con Él; si todo eso es así, entonces nuestra devoción a María Santísima ha de tender a ser ilimitada, como ilimitada es la meta (Dios) a la que queremos llegar por medio de esa devoción. San Pablo VI dijo también:

«El culto a María alcanza con frecuencia en la vida religiosa de muchos una prioridad práctica (…). Pero es María misma la que nos lleva en su vuelo trascendente hacia Dios»[5].

Prioridad práctica porque primero es el medio y luego el fin, porque primero subimos a la escalera y luego alcanzamos lo alto; María es primera porque Dios es el importante; ella es primera porque Él es el Primero. María es la escala de Jacob:

«Una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo (…). Realmente, el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía (…). No es sino la casa de Dios y la puerta del cielo» (Gén 28,12-17).

Todo lo que se refiere a Dios en los caminos del hombre puede ser vivificado desde su íntimo núcleo si se deja actuar a la devoción mariana; y claro está que, por eso, puede ser vivificado también todo lo que se refiere al hombre y a los hombres. Y hace mucho tiempo que yo pienso que la verdadera marianidad, en la condición actual del mundo, debe tener dos rasgos muy acusados, que son la caridad y la misión.

Y, pues, Don Teo, nuestra devoción no deberá caer nunca en el escrúpulo que describe San Luis María, el de quienes «temen deshonrar al Hijo honrando a la Madre, rebajando a Aquel al elevar a Esta»[6]. No peco contra la Eucaristía si, en mi Comunión, introduzco a Jesús en el Corazón de la madre, como sugiere Montfort[7]. Ella no dejará nunca de ser la misma que en el Evangelio nos dice -únicas palabras que dirige «al público»- «haced lo que él os diga» (Jn 2,5).

El caso es que a nosotros puede asaltarnos un escrúpulo inverso. Hemos sido instruidos tanto tiempo en la necesidad de vivir todo marianamente, de hacerlo todo «por María, con María, en María y para María»[8], que hemos llegado a hacer de eso una segunda naturaleza, y puede que a veces -un ejemplo baste- algo se nos alborote dentro si llevamos un rato de oración y no hemos dirigido ninguna palabra a la Señora. Ese escrúpulo también hay que combatirlo, que no lo quiere Dios, y camine usted en «la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rom 8,21).

De esta forma, ¿no hay límites que poner a la devoción mariana? Respecto a la intensidad, paladinamente, no. Creo que hay que poner límites en cuanto a la forma. Se lo dije en la anterior Carta mariana, y a la enumeración que le hacía (en el número 6), le añado un par de cositas:

Porque vaya usted diciendo por ahí que la devoción mariana no es el Santo Rosario. Dígolo yo porque hay muchos que, en cuanto se les pregunta si tienen devoción mariana, contestan que sí, porque rezan el Rosario. Y me place, pero no por eso me confunde.

Distingamos la devoción de las devociones. El Rosario es una excelente devoción, una de las mejores, y ya tiene usted por estas Cartas[9] noticia de cuánto cariño le tengo; pero no basta, y menos si se reza como tantos de los que lo rezan. No se debe suplantar la devoción a María con el Rosario de María, ni arrinconar a María a un oscuro cuarto de hora en el crepúsculo. Y la verdadera devoción a la Santísima Virgen no es el Rosario, sino la consagración total por amor, porque queremos de veras a María, y cuando se quiere de veras, la inclinación indefectible es donarse a la persona amada.

Y, en segundo lugar, evite como la peste cualquier devoción a María que no conduzca a Cristo y a los hermanos. Insistiré en que la devoción nos lleva a Él, y si no, no es un defecto por demasiada devoción -como quieren los ignaros-,sino por devoción mal entendida; es pecado, no de la intensidad, sino de la forma; no es demasiada devoción: es demasiado poca.

Y nos lleva derechamente a los hermanos. Otra cosa sería falsear la religión. Los intimismos solos y el suspireo desmayado no son devoción mariana, sino más bien su decadente caricatura. Recios nos quiere la Virgen, y su amor es hoy y ha sido siempre motor de muy pequeñas y muy grandes iniciativas por los hombres. Y yo estoy, sí, en que nuestros días reclaman una devoción mariana en la que tengan un puesto especialmente señalado la caridad y la misión.

Queridísimo Don Teo -maestro y con amor-: Si -como le contaba en mi carta anterior- Dios no es límite para la marianidad nuestra de cada día, yo no sé ya quién lo puede ser; o, mejor dicho, me imagino quién puede ser ese límite: tendrá que ser el demonio, ni más ni menos. Que es quien está detrás de las erradas opiniones de los que quieren medir a María y a la devoción mariana con las varas con que se miden, únicamente, los paños de esta tierra de garbanzos.


[1] Speculum, 8.

[2] III Sent., d. 3, p. 1, a. 1, q. 1, ad4.

[3] Homilía, 15 de agosto de 1964.

[4] Homilía en la beatificación de Maximiliano María Kolbe: Acta Apostolicae Sedis 63 (1971) 821. Mariolatría sería una adoración a María.

[5] Insegnamenti di Paolo VI, VI (1968) 799.

[6] Tratado de la verdadera devoción, n.º 94.

[7] Tratado, n.º 270.

[8] Tratado, n.º 257.

[9] Véase Máquina de maravillas, o el Rosario rezado de verdad-I y II, publicados como Cartas marianas-I y II (febrero y abril de 2018 respectivamente).

ASUNCION DE LA SANTÍSIMA VIRGEN (15 agosto 2019)

14 agosto 2019
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Para vivir con mayor cariño la solemnidad de la Asunción, aquí Don Juan Esquerda nos da unas orientaciones.

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De Corazón a corazón:Vigilia: 1Cron 15,3-16,2 (Traslado del arca de la Alianza); 1Cor 15,54-57(“La muerte ha sido destruida por la victoria… por medio de nuestro Señor Jesucristo”); Lc 11,27-28 (“Dichoso el vientre que te llevó”) / Día: Ap 11,19-12,10 (“Una gran señal… Una mujer vestida de sol”); 1Co 15,20-27 (“Cristo resucitado… primicias… todos revivirán en Cristo”); Lc 1,39-56 “Bendita entre las mujeres… feliz la que ha creído”)

Contemplación, vivencia, misión: María Asunta es la prenda que Cristo nos da sobre nuestra futura resurrección. A ella ya la ha glorificado en cuerpo y alma, como “primicias” de todos los que viven en Cristo. Ella es el “icono” o figura de lo que debe ser la Iglesia, plenamente glorificada en Cristo, “mujer vestida de sol”. Quien cree en Cristo resucitado no tiene dificultad en admitir este regalo a su Madre y nuestra. Y esta ha sido la fe de…

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CARTA AL AMIGO DON TEODOMIRO, SOBRE QUE LE AFEAN SU DEVOCIÓN A LA VIRGEN

7 julio 2019

Que se distribuyó este febrero por correo electrónico a los corresponsales de la Fundación Montfort [*], y que fue la Carta mariana VI, y que además os pongo, muy mona y peripuesta, para aquel que se la quiera descargar.- Miguel


Id pinchándome aquí: 2019 2

 

Don Teodomiro es viejo amigo de viejas andanzas. El mudo sol de muchas tapias antiguas en la tarde sabe de muchas lagartijas con el rabo desmochado por dos niños que lo eran entonces. Me ha escrito Don Teodomiro -hoy maestro y con amor- porque le han afeado que tenga ese amor a la Virgen Santísima que se le come el corazón, y que llegue a vivir como esclavo de ella. Dicen que la devoción mariana debe limitarse y que, si no, obstaculiza el culto a Dios y a Cristo. Y yo le mando una Carta mariana con numeritos y todo.

Querido Don Teodomiro:

Tengan los tales objetores de usted -escrupulosos solo con María- sus teologías amputatorias para ellos solos, y su alma en su almario. Nosotros nos vamos con la Biblia, con la Iglesia, con el sentido común y con la despreocupación sobre el qué dirán… los botos.

Cuando piense usted que ha de elegir entre Jesús y María, hará daño a Jesús y hará daño a María. También a sí mismo, según San Pío X:

«Son unos miserables y desgraciados quienes bajo el pretexto de honrar a Cristo desdeñan a María, porque no saben que el Hijo no puede ser hallado si no es con Su Madre»[1].

Usted sabe que en esta casa nos arrojamos a consagrarnos a la Señora como esclavos, se lo tenemos dado todo sin excepción y vivimos cada segundo por, con, en y para María. ¿Imaginarán los impugnadores de usted que podemos vivir así sin tener el fundamento? Algo de ello le voy a decir.

1. Al elogiarla Isabel, María dice inmediatamente: «Proclama mi alma la grandeza del Señor» (Lc 1,46). Sabemos así que no se guarda los elogios: que los encamina a Dios. Dice San Luis María:

«Nadie, pues, se imagine, como algunos falsos iluminados, que María, por ser criatura, es impedimento para la unión con el Creador (…). Tan lejos está de ¡retener! consigo a las almas que, por el contrario, hace que remonten hasta Dios su vuelo (…). María es eco admirable de Dios, que cuando se grita: ‘María’, no responde más que: ‘Dios'»[2].

Y, de hecho, la razón de nuestro culto mariano es la obra de Dios en la Virgen, como ella se ocupa de proclamar: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí» (Lc 1,48-49). Esas generaciones somos nosotros. Nosotros no la amamos por nada que no dependa de Dios. Y jamás hubo artista (aquí el artista es Dios) que, al prodigarse alguien en elogios de sus obras, se enojara por no haberlo elogiado a él. Sería del género tonto.

2. San Pablo VI enseñó que debemos honrar a la Virgen porque «la Providencia hizo girar en torno a esta Mujer escogida su plan de salvación del mundo»[3]; e hizo un buen resumen de los fundamentos al decir:

«La devoción a la Santísima Virgen, insertada en el cauce del único culto que justa y merecidamente se llama cristiano –porque en Cristo tiene su origen y eficacia, en Cristo halla plena expresión, y por medio de Cristo conduce por el Espíritu al Padre-, es un elemento cualificador de la genuina piedad de la Iglesia. La Iglesia, en efecto, refleja por íntima necesidad en la práctica del culto el plan redentor de Dios. Por eso corresponde a María un culto singular, porque singular es el puesto que ella ocupa dentro de dicho plan. Por lo mismo, todo auténtico desarrollo del culto cristiano lleva consigo necesariamente un sano incremento de la veneración a la Madre del Señor»[4].

La devoción, dice ahí el Papa, no nos las inventamos nosotros. Tiene la misma intensidad que tiene la presencia de María en la Redención, en el misterio cristiano. Y cuanto más se desarrolle el culto cristiano, más marianos vamos a volvernos. Porque, en ese plan, «María no es el centro, pero está en el centro»[5].

Yo no he conocido absolutamente a nadie, Don Teodomiro de mi vida, que tuviese devoción a la Virgen y no la tuviese a Cristo; mientras que he conocido a muchos que miran con recelo a la madre en nombre de los derechos del Hijo, marcándonos algo así como una línea hasta la cual podemos llegar. Son los devotos críticos de los que hablaba Montfort, que son tan devotos como yo samoano.

3. Recuerde usted la recomendación de San Pablo a los cristianos: «Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús» (Flp 2,5). De hecho, un sentimiento muy poderoso en el Corazón de Cristo fue (es) el amor a María. Argumentarán que era su madre, y contestaré que es también la nuestra: madre espiritual, lo que va más allá de lo corporal. Será buen estímulo para la marianidad nuestra de cada día el querer continuar los mismos sentimientos de amor a la Señora que en este mundo tuvo Jesús. El Hijo de María, que ha querido que fuéramos hijos de María, tiene -como dice San Juan Eudes- grandes deseos de que tengamos ante ella sus mismos sentimientos filiales.

En otras palabras, partiendo del dato de que somos cristianos, nuestro criterio es la actitud de Jesús. Y la devoción a María nació en la Persona de Jesús la primera vez que en su rostro floreció una sonrisa mientras su madre lo miraba[6].

Por lo tanto, Don Teodomiro, no se puede atacar a la devoción mariana en nombre de Cristo. Contraponer -¡nada menos!- a la madre y el Hijo es obra luciferina, y ahora ya lo he dicho con todas sus letras, y si no lo digo, reviento. Porque existen -yo lo fío- muchos de esta especie, que si no son siempre luciferinos, son los que menos unos desinformados. Combatir por Cristo la devoción mariana es como combatir a la Iglesia en ese mismo nombre de Cristo: olvidan que Él «amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5,25). El paralelo vale también en sentido literal, ya que María, como Inmaculada, es redimida (la primera y más perfectamente redimida), y además, en el decir de algún autor, Cristo se entregó por redimirla a ella más que por redimirnos a todos los demás.

4. «El consagrado siga consagrándose» (Ap 22,11). Siga Don Teodomiro consagrando todo instante de su vida a la Virgen. «El Señor está contigo» (Lc 1,28), le dijo el ángel, y

«su misión es unir a los hombres con Dios y acercar a Dios a nosotros, los hombres […]. Y como Ella es el esplendor de Dios más accesible a nuestra sensibilidad, quererla es querer a Dios oculto en sus gracias y encantos»[7].

Ciertamente, quererla es querer a Dios, no por identidad, sino porque en ella Dios se nos brinda. Él ha querido hacérsenos accesible en el rostro y en el Corazón de una madre, porque es el lenguaje  que nosotros mejor vamos a entender; de esas condescendencias divinas habló el profeta, y dijo: «Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas» (Os 11,4). El amor de María es expresión de la ternura de Dios. María es el rostro maternal de esa ternura. María es ella misma transparencia de Dios. En María, Dios nos sale al encuentro. Él ha querido que el regazo que fue amor para el Niño divino sea también regazo espiritual y cobijo de los hermanos que ese Niño se ganó.

Solo podemos quererla por ser ella quien es. Solo somos sus hijos porque ella es madre de Dios, y de su maternidad divina ha brotado su maternidad espiritual respecto de nosotros. La consagración a María tiene sentido en tanto en cuanto María vivió (vive) consagrada a Dios; solo así consagrarse a ella puede ser consagrarse a Dios, y no un camino errado que nos hace perder. “¡Ah, Yavé, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava, tú has soltado mis cadenas!” (Sl 116,16).

5. Y siendo niños (que es condición para el Reino, cfr. Mt 18,3), nos vamos a la madre porque somos niños, porque la necesitamos y porque nos da la gana. Y nos la dio Jesús -de nuevo Él- en la Cruz: «Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27).

En realidad, se trata de una proclamación que anuncia algo ya acontecido. La maternidad espiritual (la maternidad respecto de nosotros), presente en germen en la maternidad divina desde la Encarnación, se hace plena en los espantos del Calvario -término de llegada de la fidelidad a Dios-, al ofrecer la Virgen al Hijo divino y sus dolores y ofrecerse ella con los suyos para nuestra salvación. Porque en ese momento, sufriendo ella por nosotros los dolores de parto que no tuvo en el parto virginal del Hijo divino, la maternidad respecto de nosotros ha sido completada (nunca hubo madre sin parto), y Jesús la ha dado a conocer al discípulo -que representa a todos los discípulos-, como él mismo lo narra, añadiendo que «desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa» (Jn 19,27).

Y fue la de María y Juan una relación que nosotros continuamos a nuestro estilo al consagrarnos a la Virgen; ya que San Juan Pablo II enseñó que las palabras griegas indican ahí más que una convivencia: apuntan a «una comunión de vida que se establece entre los dos»[8]: lo mismo, Don Teodomiro, que hacemos usted y yo… mientras nos lo permitan los no-devotos críticos. Pero quédeles bien claro que lo hacemos por iniciativa del Cristo en cuyo nombre, en cambio, ellos nos lo retraen. Es Él, siempre Él, el que tiene la culpa de nuestra devoción mariana.

6. Es mi modesta opinión que, en la devoción mariana, no puede darse pecado en la intensidad, sino en la forma. Nadie puede ser suficientemente devoto de la Santísima Virgen. En cambio, se puede ser inadecuadamente devoto.

Es inadecuadamente devoto, por ejemplo, quien usa la devoción como seguro que le permite seguir en sus pecados; quien se apoya para lo mismo en toda clase de promesas y devociones falsamente entendidas, como si la primera promesa de obtener el cielo no fuese la de quien «hace la voluntad de mi Padre» (Mt 7,21); quien usa a María como un fetiche para obtener beneficios y nada más, quien espera solamente granjerías terrenas; quien pide cosas inadecuadas o malas o pide mal para otros; quien sujeta su devoción a la condición de que se cumplan sus peticiones; quien dirige a María interminables oraciones solamente vocales, como quien reza con la faringe y con el alma nunca; quien jamás deja que su devoción dé paso a la llamada a la conversión; quien busca como un loco desventurado continuas apariciones marianas por todo lo ancho y largo del planeta, quien las cree todas sin examinarlas como debe, quien hace de tales apariciones un arma arrojadiza contra la jerarquía de la Iglesia a cuya sumisión la Señora desea conducirnos a todos; y, por supuesto, los no-devotos críticos, sin olvidarnos de ellos y con un saludo muy especial del equipo de esta redacción.

Querido amigo: El buen padre de Montfort ha dicho una vez refiriéndose a Cristo:

«Para subir y unirse a Él, preciso es valerse del mismo medio del que Él se valió para descender a nosotros, para hacerse hombre y para comunicarnos sus gracias; y ese medio es la verdadera devoción a la Santísima Virgen”[9].

Le repito, por tanto, que la culpa de nuestra devoción es una divina culpa de amor. No tenga usted miedo de ir a Dios por el mismo camino que Dios ha seguido para venir a usted. Y entienda que Dios, que Jesús, ha demostrado de sobra su deseo de ser hallado con María. Recuerde, en resumen, que la misma boca del Maestro nos dejó otra sentencia:

«Lo que Dios unió, no lo separe el hombre» (Mt 19,6).


[*] Nombre actual de la anterior Sociedad Grignion de Montfort.

[1] San Pío X, Enc. Ad diem illum (1904): Acta Sanctae Sedis 36 (1903-1904).

[2] El secreto de María, n.º 21.

[3] San Pablo VI, 15-VIII-1964.

[4] Íd., Exh. Ap. Marialis cultus (1974),introducción.

[5] Palabras del P. José Kentenich a las que dediqué la Carta mariana IV (octubre de 2018).

[6] La idea es del P. H. Pinard de la Boullaye: «No busquen, por lo tanto, dónde nació la devoción a María. Ella tuvo su origen en la primera sonrisa del Niño-Dios (…). / No indaguen más en qué justos límites la devoción mariana debe contenerse. He aquí su regla, su medida. Amad a María, si puede ser, tanto como Jesús la amó (…). Su ejemplo nos dicta nuestro deber» (Marie Chef-D’Oeuvre de Dieu, pp. 23-24).

[7] M. Sánchez Gil, Mensaje de la devoción a María, Carmelitas de la Caridad, Madrid 1954, 8-9.

[8] Enc. Redemptoris Mater (1987), nota 130. Aduce las palabras de San Agustín: «La tomó consigo, no en sus heredades, porque no poseía nada propio, sino entre sus obligaciones que atendía con premura» (In Ioannis Evangelium tractatus, 119, 3: Corpus Christianorum/Series Latina, 36, 659).

[9] El secreto de María, n.º 23.

El Fichero-62: Digno de Dios

30 junio 2019
Icono ruso de la Virgen de Fátima

                Desde lo más profundo de mi ser, saludaré a tu Corazón Inmaculado, el primero bajo el sol que fue encontrado digno de hospedar al Hijo de Dios, procedente del seno del Padre… ¡Oh Corazón santo y amantísimo, en el cual tuvo inicio la salvación del mundo y en donde la divinidad, que trayendo al mundo la paz, ha besado a la humanidad!… Toda alma te glorifique, Madre de dulzura, y toda lengua de las gentes piadosas exalte por los siglos eternos la bienaventuranza de tu Corazón, del cual brotó nuestra salvación.

——————————————-

Egberto de Schönau (1120?-1184), «Homilía de la Natividad de María»: «Patrologia Latina», 95, 412-413

El fichero-61: De conocimientos y de cultura

14 junio 2019

Cultura (…) es el resultado de una absorción paulatina de conocimientos, hechos sustancia de la persona y asimilados en la unidad de un estilo.

Gonzalo Sobejano

El fichero-60: Eso de la cultura

9 marzo 2019

Acceder a la cultura no es almacenar un repertorio copioso de conocimientos inertes, sino alentar la propia sensibilidad para que vibre ante la contemplación de las conquistas cimeras del espíritu. La cultura es, sobre todo, un talante vital, una actitud ética que, por el camino de la racionalidad, se proyecta sobre lo espiritual afirmando lo moral.
(En papeles de la Organización Juvenil Española)

El fichero-59: Preguntas en el hígado

3 marzo 2019

¿Entenderá alguna vez aquel que está sentado en un lugar caliente al que se hiela de frío?




Alexandr Solzhenitsin, Un día en la vida de Iván Denisovich

MARÍA NO ES EL CENTRO, PERO ESTÁ EN EL CENTRO

25 febrero 2019

Resultado de imagen de Coronación de María

Difundido a través de la Sociedad Grignion de Montfort (Barcelona), por medio de correo electrónico, en octubre de 2018. Era la Carta mariana IV. Sustituyo con esto una versión anterior, bastante pelma, que sestea por aquí, pero que borraré en cuanto edite esta.- Miguel

Resultado de imagen de Corazón Doloroso e Inmaculado de María

«María no es el centro, pero está en el centro». Y nos vamos a la Biblia en busca de estas palabras, porque el P. Kentenich, que las enseñó, sin duda venía de encontrárselas en la Biblia. Hablamos del sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968), fundador del Movimiento de Schoenstatt, pero me permito quedarme con su lema y hacer su misma búsqueda con mi propia lámpara. María no es el centro, pero está en el centro, y la Biblia no lo dice, pero lo hace patente. Y quien osare negarlo tendrá que negar todo esto:

 

Una de anunciación


María no es el centro: lo es el Dios que se enamora de ella. El que la hizo hermosa para Imagen relacionadaescogerla, y luego la escogió porque la vio hermosa. El Espíritu Santo, que es la Gracia que encontró a María llena de Gracia. Porque primero se dice: «Dios te salve, llena de gracia» (Lc 1,28), y luego: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (1,35).

María no es el centro, pero ¿qué pasaría si ella hubiese contestado con una negativa? ¿Se hubiese realizado la Redención? ¿De qué manera? No digáis nada, porque nada sabéis. Yo propongo que, en cambio, miremos lo que de hecho ocurrió y sabemos, y ello es que María agachó, turbada y confiada, la cabeza, y respondió lo que el orbe le demandaba, lo que quería Dios oír al enviarle al arcángel: «He aquí la esclava…» (Lc 1,38); y «el Verbo se hizo hombre» (Jn 1,14): y Él era el centro del cosmos, y María estaba con el Centro.

En el Credo de la Misa, a las palabras «y por obra del Espíritu Santo, se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre»[1], hacemos inclinación profunda[2], y en ese justo momento estamos mencionando a María. ¿Hacemos reverencia por ella? No, sino por el Centro, que ha venido a la historia. Y, sin embargo, ella está ahí… Ella está en el centro, y nos coloca al Centro en el pesebre.

El pasaje de la Anunciación es, nada menos, la primera revelación expresa de la Santísima Trinidad en toda la Biblia, puesto que aparecen inequívocamente mencionados el Padre, el Hijo y el Espíritu. Y allí está María, que no es el centro, pero…

 

Dijo Pablo en los Gálatas…


Dijo San Pablo que

«al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ‘¡Abbá, Padre!'» (Gál 4,4-6).

Esta «plenitud de los tiempos» se hace aquí evidente que es la venida del Verbo a la carne; y ahí está María (en lo más pleno de las edades) para darle la carne. San Pablo ha ofrecido una breve narración de la actuación esencial de la Trinidad en nuestro favor, y hemos vuelto a encontrar a María de por medio: porque «no es el centro, pero está en el centro». María es necesaria -Dios ha querido necesitarla- para engranar aquella naturaleza divina -la del Hijo- que se venía para nosotros con la naturaleza humana en que el Hijo había de salvarnos; con la «carne», puesto que «la carne es el quicio de la salvación»[3], y si no hay carne, no se muere[4]. La carne es el quicio, y la carne la ha dado -toda- María, porque no hubo intervención de varón.

 

Madre e Hijo en el filo de una espada


En el día del Calvario, «María está verdaderamente presente en este misterio, justamente porque de ella el Verbo asumió como propio aquel cuerpo que ofreció por nosotros»[5]. En cuanto a su presencia personal,

 «la presencia en el Calvario, que le permitía unirse con toda el alma a los sufrimientos del Hijo, formaba parte del designio de Dios. El Padre quería que ella, llamada a la cooperación más íntima en el misterio redentor, estuviese asociada al sacrificio y compartiese todos los dolores del Crucificado, uniendo la propia voluntad a la suya en el deseo de salvar al mundo»[6].

Había profetizado Simeón:

«Este ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel, y para signo de contradicción -y a tu misma alma la traspasará una espada-, a fin de que se descubran los pensamientos de muchos corazones» (Lc 2,34-35).

A Jesús se lo empujará al máximo rechazo que es la muerte, y será «signo de contradicción» a quien unos seguirán rechazando para ruina propia, y a quien otros se adherirán para propia vida. Pero a mitad de su profecía, Simeón intercala de modo sorprendente la profecía de la espada para María. Gramaticalmente, resulta más bien forzada; hubiese estado mejor pronunciarla después; pero la profecía mariana aparece deliberadamente a mitad de la profecía sobre Cristo. La espada que atraviesa el Corazón de María es la misma lanza que atravesó el costado de Cristo (cfr. Jn 19,30-37). Es, exactamente, participar en el dolor de Cristo y en la Redención de Cristo. Si Él es Redentor, ella es la asociada a la Redención, la cooperadora del Redentor, la socia de Cristo. Todos podemos y debemos serlo, pero ella de la forma particular que es propia de la madre. Ella no es el centro de la Redención, pero está muy en el centro de la Redención.

 

En el centro y en mi centro


Ahí está, por lo tanto, María: por voluntad de Dios, en el centro. Y en el centro mismo de nuestras vidas, como primera después del Único, nos corresponde -por lógica- colocarla nosotros. ¿La santidad no era imitar a Dios? Si Dios ha puesto a María en el centro, nosotros hemos de hacer lo mismo. En palabras del Beato Pablo VI:

¿Por qué –nos podemos preguntar- debo honrar a la Virgen? La respuesta es fácil. El Señor ha sido el primero en honrarla. María es la Madre de Cristo, los designios de Dios se cumplieron por medio de Ella, la Providencia hizo girar en torno a esta Mujer escogida su plan de salvación del mundo»[7].

 

«La devoción a la Santísima Virgen, insertada en el cauce del único culto que justa y merecidamente se llama cristiano […], es un elemento cualificador de la genuina piedad de la Iglesia. La Iglesia, en efecto, refleja por íntima necesidad en la práctica del culto el plan redentor de Dios. Por eso corresponde a María un culto singular, porque singular es el puesto que ella ocupa dentro de dicho plan. Por lo mismo, todo auténtico desarrollo del culto cristiano lleva consigo necesariamente un sano incremento de la veneración a la Madre del Señor»[8].

Resultado de imagen de Corazón Doloroso e Inmaculado de María

En palabras de Mons. Enrique Reig:

«Ved, pues, cómo María va asociada absolutamente a todos los dogmas de nuestra santa Religión.

«Y va asociada porque así lo quiso Dios. Va asociada porque Dios Nuestro Señor, con lazo únicamente fabricado y echado por Él, cual es el de la Encarnación, quiso asociar a María completamente a su obra redentora.

«La Iglesia no es depositaria infiel: recibe el talento y hace que fructifique. Recibe ese dogma y procura que tenga todas las manifestaciones debidas en la liturgia, en el culto, en la vida general de la Iglesia”[9].

En palabras -por último- del P. Nazario Pérez,

«lo que lógicamente se deduce de la doctrina de la Mediación Universal de Nuestra Señora es la importancia de la devoción a Ella, sobre todo de la verdadera devoción. Hay que dar a la Madre de Dios, en la Ascética, el lugar que le corresponde y el que tiene en el Dogma, según el común sentir de la Iglesia.

«Hay que ponerla en nuestra vida espiritual en el lugar donde Dios la ha puesto en el cielo y en el mundo: hay que hacer Reina de nuestros corazones a la que es Reina del Universo. No podemos contentarnos con darle una capilla lateral, un altar, aunque sea preciosísimo, en el templo de nuestro corazón; hemos de ponerla en el altar mayor del santuario de nuestra alma»[10].

Así, pues, debe existir una esencial correspondencia entre las verdades de fe y las prácticas de los fieles. Lo que la Iglesia sabe en el dogma, lo celebra en la liturgia y lo realiza en la moral y la espiritualidad. Lo mismo hay que decir de cada fiel. Y si María es figura principalísima -la primera después del Único- en nuestra fe, necesariamente ha de serlo también en nuestras vidas. A esto es a lo que aspiran los sistemas de espiritualidad mariana fuertes, como la Esclavitud Mariana según Montfort, que resultan para muchos demasiado fuertes, pero es justamente porque tratan de reproducir la actitud de Dios, que se toma a María de forma tan central. Cuando, pues, os digan que esto es ¡muy fuerte…!, responded que lo es porque el amor de Cristo a su madre es muy fuerte, y Él quiere verlo reproducido en el alma de los suyos[11].

Porque María no es el centro, pero está en el centro.

 


[1] En el Credo Apostólico, al decir «que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo».

[2] Prescrita por la Ordenación General del Misal Romano (2005), n.º 275.

[3] Tertuliano, De carnis resurrectione, 8, 3: Migne, Patrologia Latina, 2, 806.

[4] «No le llegó la muerte por haber nacido, sino que tomó sobre sí el nacimiento a causa de la muerte» (San Gregorio de Nisa, Oratio catechetica magna, 32).

[5] San Atanasio, Carta a Epicteto, 5: Migne, Patrologia Graeca, 26, 1058.

[6] San Juan Pablo II, 4-V-1983.

[7] Beato Pablo VI, 27-V-1964.

[8] Íd., 2-II-1974.

[9] Mons. Enrique Reig, en Crónica del Primer Congreso Mariano-Montfortiano, celebrado en Barcelona el año 1918, El Mensajero de María, Totana (Murcia) 1920, 87. (Este congreso, celebrado en 1918, marcó un hito en la historia de la Esclavitud Mariana en España.)

[10] Nazario Pérez, Aplicación de la doctrina de la Mediación Universal a la vida ascética y mística, Asamblea Mariana de Covadonga, 1926. Cit. por Camilo María Abad, El R. P. Nazario Pérez, de la Compañía de Jesús. Una vida totalmente consagrada a Nuestra Señora, Sal TerraeSantander 1954, 343-344. El P. Nazario fue la figura principal en la repatriación de la Esclavitud Mariana a España. Entre otras iniciativas, realizó la traducción del Tratado de la verdadera devoción y de El Secreto de María que todavía publica esta Sociedad; anotó la de El secreto admirable del Santísimo Rosario; preparó (junto con el P. Camilo María Abad) la edición de las Obras completas del santo en la Biblioteca de Autores Cristianos (1954); Vida mariana (Exposición y práctica de la perfecta consagración a la Santísima Virgen) (1910); y fue figura imprescindible del congreso aludido en la nota anterior.

[11] Y responded también -según una vieja tradición de esta casa- que la dificultad de vivir esta espiritualidad es menor que la de vivir el Evangelio sin María.

El fichero-58: La caridad, lo único

24 febrero 2019

Dedicado al amigo Chema, que me tiró del pelo por descuidar este blog que es vuestra casa. Y que mire el amigo Chema aquí:

[Mira aquí, mira aquí, mira aquí]

Bienaventurada el alma de la Virgen, que, guiada por el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a las exigencias de la Palabra de Dios. Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe […].

Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie [cfr. 2Cor 5,14]. Éste es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo, el Señor, entra de buen grado.


S. Lorenzo Justiniani, Sermón 8, en la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María, Opera, 2, Venecia, 1751, 38-39. Liturgia de las Horas, memoria del Inmaculado Corazón de la Virgen María.

TRES SONETOS A LA VIRGEN DEL PILAR

19 enero 2019

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Julie, veterana y constante seguidora del blog, era siempre una amiga en el silencio. Un día supo de un dolor mío, y entró en la plaza para acompañarme. Estos sonetos me han sorprendido por su cálido sentimiento de España. -Ella es Julie Sopetrán, y en este enlace tenéis sus cosas.


 

TRES SONETOS A LA VIRGEN DEL PILAR DE ZARAGOZA

 

1

Yo supe de aquel día cuando dejé mi casa
y surqué por el aire y el agua mi camino;
España quedó lejos, lo nuevo era destino
aprendí a ver las cosas como el ave que pasa.

Supe del fuego patrio que allí lejos abrasa
y de la viña Madre bebí del mejor vino;
América fue el viento que descubrió mi sino
suerte, trabajo, lucha: la soledad me tasa.

Justiprecio del alma, saber que no te vendes
o identidad de siglos incorrupta y sublime,
sobre Pilar de mármol mi corazón se engarza.

Orgullosa suspiras por lo que ya comprendes
aquello que dejaste es lo que te redime
y así fui hija del mundo, proclamando mi raza.

 

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2

Llevé por dondequiera lo mamado y querido
los besos de la abuela, los juegos de la infancia;
ese trabajo fuerte de entrega y de constancia
que transmite a la vida lo bueno presentido.

Me llevé aquellas risas de la rueda y el ruido
del agua en movimiento tirada en su prestancia;
en rodetes de espuma, belleza o elegancia
de molienda de harina donde el sueño ha crecido.

Es la Madre ese río de grandeza y de gloria
nido, pilar y fuente de mi peregrinaje,
la luz sobre el rocío que me da una respuesta.

Los desiertos recrecen una gran desmemoria
el sentimiento puro se lo traga el paisaje
y el ser humano vaga sobre aquello que apuesta.

 

 

3

Yo me siento de todos los pueblos de habla hispana
de la raíz antigua donde nació el idioma;
nací para ser libre igual que la paloma
voy buscando en el viento la luz de la mañana.

Abro pares a pares y a solas mi ventana
el mundo desvanece en su pequeña loma;
trigo y cizaña crecen y existe un mismo aroma
en el lenguaje culto que a todos nos hermana.

Colón navegó mares y se creó lo nuestro
o eso que no es de nadie y todos afirmamos:
la Hispanidad, lo mutuo, el plural sentimiento.

Han pasado los siglos y el Amor es ancestro
o algo que no se entiende porque NO nos amamos
cuando mueran las guerras: será el entendimiento.

Domingo 4º de Adviento, Año C (23 diciembre 2018)

23 diciembre 2018
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Mucha miga tienen los comentarios que nos da hoy Juan Esquerda.

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De Corazón a corazón: Mi 5,1-4 (“Belén… de ti ha de salir aquel que ha de reinar en Israel… El será la Paz”); Heb 10,5-10 («Al entrar en este mundo dice… vengo, Señor, para hacer tu voluntad»); Lc 1,39-45 («Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. Bienaventurada la que ha creído»)

Contemplación, vivencia, misión: En el seno de María, Jesús se ofrecía como oblación por todos. Y contagiaba a su Madre para hacer de ella la figura del Pueblo sacerdotal. Las circunstancias humanas ya tienen valor salvífico, aunque sean los pequeños servicios de María en la casa de Isabel. Después será Belén, Egipto y Nazaret. María, con Jesús en su seno, es figura de la Iglesia, cuya razón de ser es solo la de recibir, transparentar y recibir a Jesús. Este es el significado de “sacramento universal…

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LECCIÓN DE AMOR EN PUERTAS DE LA NAVIDAD

23 diciembre 2018

La Virgen y el niño, acrílico sobre papel. 50 x 35 cm La Virgen y el niño, ac...

Gracias al amigo Silverio Velasco, sacerdote incansable, os ofrezco otro trabajito hermoso sobre la Virgen en la Visitación, que es el relato del Evangelio de hoy.


Pinchad aquí:

Cuarto domingo de Adviento (2018, C)

 

El pequeño Rey Jesús ha nacido.

NOVENA A LA INMACULADA POÉTICA Y VARIADA

3 diciembre 2018

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Así es la novena de este año. La he preparado para la parroquia de S. Cosme y S. Damián, de Burgos, y para usar en parte en la capilla de las monjas Reparadoras, que en la zona están. Este año os la doy toda de una vez, con todos los textos completos para cada día, descargables uno por uno.- Miguel


 

El esquema general se repite, y hay dos partes variables: la «reflexión» y los «versos a María». Pongo cada día ese esquema general y las partes variables correspondientes al día, porque es más práctico que andar revolviendo papelotes como a veces hacemos. Tened en cuenta que la novena empieza el 30 de noviembre y concluye el mismo día de la fiesta, el 8 de diciembre. Os lo dejo aquí, y por lo demás, ¡perdonad por el retraso, muchachos!

 

Novena a la Inmaculada 2018-Día 1

Novena a la Inmaculada 2018-Día 2

Novena a la Inmaculada 2018-Día 3

Novena a la Inmaculada 2018-Día 4

Novena a la Inmaculada 2018-Día 5

Novena a la Inmaculada 2018-Día 6

Novena a la Inmaculada 2018-Día 7

Novena a la Inmaculada 2018-Día 8

Novena a la Inmaculada 2018-Día 9

 

Retablo renacentista de la iglesia de San Cosme y San Damián, en la que sirvo. A la Virgen, le compré yo el rosario.

El fichero-57: Dejen ustedes de ponerse excusas

2 diciembre 2018

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Cada persona y cada familia

puede y debe hacer algo

para aliviar el hambre en el mundo.


Benedicto XVI, Ángelus, 12 de noviembre de 2006

AVISO A NAVEGANTES

17 noviembre 2018

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Hago saber -oh pueblos- que he publicado en el blog el ensayo titulado La Asunción (escatología mariana), que me quedó una verdadera monada (oídme). Está en la sección Las glorias de María (en el menú de cabecera).

Lo digo aquí porque, como sabéis -excepto los que no lo sabéis-, los artículos que publico en esa sección no van al correo electrónico de los seguidores del blog.

Y también porque me da la gana.

El fichero-56: Las rosas de tu rosal

6 octubre 2018

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…Obsérvese bien que no estoy pidiendo que regresemos al «orgullo exterior» de ser católicos, sino simplemente a serlo con espontaneidad y a expresarlo naturalmente. No se trata de convertir a los cristianos en hinchas futbolísticos, que solo saben hablar de su propio equipo, sino en gente a quien la fe le salga por las obras como sale de los pulmones la respiración.

Claro que hay que empezar por tener el corazón muy en Dios para hablar bien de Él. El cristiano es un apóstol, no un charlatán de feria. Y tiene que empezar por cumplir aquel consejo que daba Von Hügel: «Cuando el cristianismo es odiado por el mundo, la hazaña que al cristiano le corresponde realizar no es mostrar elocuencia de palabra, sino grandeza de alma. Por eso, no hables demasiado de las cosas grandes: déjalas crecer en ti».

Cuando hayan crecido lo suficiente, la fe saldrá Imagen relacionadaen nuestras palabras como les brotan las rosas a los rosales.


 


José Luis Martín Descalzo, «Razones para el amor», Sociedad de Educación Atenas, Madrid 1986, 37. Rec. en «201 razones para creer», selección de Antonio Martínez Serrano, Monte Carmelo, Burgos 2012, 39-40.


LÍBRAME, SEÑOR, DE TENER RAZÓN

30 septiembre 2018

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«…Líbrame de la verdad inmisericorde, que entiende tanto y por lo mismo no comprende nada… De la cultura, si aparta, apártanos, Señor. Del saber que empleamos como pedestal ante la plebe, líbranos, Señor. Líbranos de…» -Miguel


Entrábamos los sacerdotes en la sacristía al terminar la Misa. Acabó de cantar el coro de los niños. Los presentes aplaudieron con fuerza. Exclamó un sacerdote con desprecio:

-Esta gente no sabe dónde está ni a qué ha venido.

Y por si alguien decía otra cosa, insistió:

– ¡Es verdad! Esta gente no sabe dónde está ni a qué ha venido.

Resultado de imagen de Dedo índiceLo oí con pena. Pensé en contestarle sencillamente: «No basta que sea verdad». No lo hice.

Y quise rezar: «Líbrame, Señor, de tener razón». La razón no lo es todo. La verdad, santa como es -y Jesús es la Verdad, y el Espíritu Santo también (cfr. Jn 14,6; 1 Jn 5,6)-, no nos perfecciona por sí sola, como quería Aristóteles, ni nos salva, como querían los gnósticos, ni nos legitima para el desprecio, como al parecer quería este señor cura. Comparando San Pablo las virtudes teologales, concluye: «Quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor» (1 Cor 13,13). Quien desprecia a otro en nombre de la verdad golpea a la virtud más grande con una más pequeña: al amor con la fe.

Líbrame, Señor, de tener razón como la tiene el preste de mi cuento. Líbrame de la verdad inmisericorde, que entiende tanto y por lo mismo no comprende nada. «El conocimiento engríe, mientras que el amor edifica» (1 Cor 8,1). De la cultura, si aparta, apártanos, Resultado de imagen de El corazón tiene razones que la razón no entiendeSeñor. Del saber que empleamos como pedestal ante la plebe, líbranos, Señor. Líbranos, Señor, de perdernos la aventura maravillosa de servir y de amar. Líbranos de tornarnos -oh espanto- sapientísimos sanedritas que declaran blasfemo al de lo Alto y lo entregan a la muerte.

Reverendísimo padre: La verdad no es suficiente. La verdad no es lo único que existe. Si lo fuese, la murmuración insidiosa de tantos no sería pecado: lo sería solo la calumnia. En esta ruidosa batidora que es la vida, no nos han metido solo el ingrediente de la verdad. Los mandamientos principales son amar a Dios y al prójimo; y en ninguno de los diez mandamientos está el verbo conocer. Y existen en la vida el amor, el sentimiento, el arte, el gusto, la alegría, y la comprensión existe y con ella el respeto, y la afabilidad existe, y la sonrisa y la ayuda.

Definen nuestra vida, reverendo, el conocer y el amar: la razón, pero también el corazón. Sabrá vuestra paternidad que el filósofo dijo: «El corazón tiene razones que la razón no entiende». Sabrá que dijo el escritor: «No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».Resultado de imagen de no se ve bien sino con el corazón. lo esencial es invisible a los ojos

Y nuestra religión -padre- se compone de las dos cosas, justamente lo mismo que la vida.

Sepa que la verdad, la inteligencia, la razón, cuando funcionan solos, pueden convertirse en un arma letal, aterradora, diabólica. El demonio es un ángel, y se llama Luzbel, «ángel de luz», de saber, de razón.

Pero sepan también todos ustedes que estas palabras mías son una confesión propia. Conozco el mal porque lo he vivido y no he salido de él por completo. Muy pronto me creí a cierraojos que todo en la Imagen relacionadavida era forzosamente racional, y no se me ha secado del todo la ropa del naufragio desengañado y saludable que acabé por sufrir.

Y me pregunto, por último, si no será esta la diferencia entre la justicia y la caridad: si la justicia será tener solamente la verdad, y la caridad, tener la verdad y el corazón. Es, en el fondo, lo de Dostoievsky: «No tenéis ternura; solo tenéis justicia…, por eso sois injustos».

BÍBLICA. Jeremías ante los señores del cumplimiento dominical (Jer 7,3-4.8-10)

1 septiembre 2018

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Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: «Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor» (…).

Mirad: Vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis, matáis, adulteráis (…), seguís a dioses extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y os decís: «Estamos salvados», para seguir cometiendo esas abominaciones?


Jer 7,3-4.8-10

Mirad, el blog es mío, y hoy voy a decir lo que me dé la gana. Cosas que de antiguo me revientan en el pecho. Sabed que Jeremías fue más bruto.

Me opongo a los que creen que practicar el cristianismo consiste en asistir a Misa el domingo. Y más me opongo a quien se lo haya dicho. Dedicar a Dios media hora para adquirir la patente de dedicar al pecado el resto de la semana, con el amparo divino porque es uno «practicante», cosa es que no me agrada.  Incluso hubo uno que, para demostrarme que era «practicante», me enseñó una estampa que llevaba en el bolsillo; pero no encontraba obstáculo para negarme el acudir donde su padre moría para administrarle la Unción de enfermos. Su estampa le daba el amparo necesario.

Mirad, el blog es mío, y voy a decir que usar estampas, o Misas, para estos fines vale tanto como profanar las mismas estampas y las mismísimas Misas. La moral del cumplimiento me produce urticaria. Y hay más: mi vecino del quinto -a hurtadillas, para que yo no me entere- alguna vez va a Misa para lo mismo; luego dicho se está que eso no puede ser bueno.

Y decía algún inteligente que los domingos, las iglesias se nos llenan de no practicantes.

«Practicantes»… Era yo diácono cuando, en Miranda de Ebro, en una catequesis hube de decir: «No, no. Mirad. Yo asisto a Misa y comulgo todos los días. Rezo entera la Liturgia de las Horas. Rezo el Rosario todos los días. Hago una hora de oración. La lectura espiritual. La visita al Santísimo. Etc. Y no me considero practicante, porque esta mañana he tenido un enfrentamiento con un compañero». Tenía razón. La ley del cristianismo es la doble ley de amor, a Dios y al hermano (cfr. Mt 22,29-31), y todo lo demás que se apiña en torno de ella.

Y nos dice San Mateo de San Juan Bautista:

Como vio que venían a su bautismo muchos de los fariseos (…), les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que ha de venir? Haced, pues, frutos dignos de penitencia, y no os justifiquéis interiormente pensando: ‘Tenemos por padre a Abraham'»


Mt 3,7-9

Y San Pablo, a los que sacan pecho delante de Dios, luciendo la condecoración de los cuarenta años de Misa dominical, les diría:

¿Quién le ha dado primero [a Dios] para tener derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él existe todo


Rom 11,35-36

Y ocurre que ir a Misa es importantísimo, pero no es el objetivo: el objetivo es el amor, y necesitamos los sacramentos con tanta necesidad, que la Iglesia nos obliga; pero los necesitamos como encuentro de amor con Dios, encuentro que nos hace capaces de seguir amándolo en Él mismo y en el hermano en el que Él mismo está. Y digo los sacramentos sin olvidar la Penitencia, sin la cual tantos comulgan… contra Jesús y contra su propia alma. He dicho contra, y lo siento, señores: si quieren ustedes esta libertad, pónganse ustedes un blog (o escríbanme un comentario por ahí abajo).

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Templo de Salomón (primer templo de Jerusalén)

Ahora bien, lo malo del pecado y del error está sobre todo cuando no se conocen; el que sabe que peca puede rectificar; el que no, no. Hay mentes tan toscas que verdaderamente creen que «cumplen» el cristianismo asistiendo a la Misa dominical y sin trasladarlo a la vida; el cristianismo va por un lado, la vida por otro, y no se cruzan. A muchos, esto les sonará extraño, pero otros se reconocerán aquí.

Y entonces, casi dan ganas de decir: Si a este señor (a mi vecino del quinto) la Misa le sirve para pecar como peca -proporcionándole las garantías de impunidad-, ¡quizá será mejor que no vaya! Afortunadamente, hay otra opción, que es explicárselo.

Ahí tenemos al bravo de Jeremías inquietando conciencias, diciéndonos que ni por el templo («¡Es el templo del Señor!») ni por la Misa («¡Es la Misa del Señor!») estamos justificados para seguir dioses extraños. Y de dioses extraños, tenemos todos nuestra buena docena; es que se esconden muy bien, pero un dios extraño puede ser, por ejemplo, una serie de televisión «de aquellas». O incluso una bolsa de patatas. O el momento del día que se llama «este momento es para mí». O, o, o.

En fin, me parece que era el Beato Álvaro del Portillo el que explicaba el significado de la palabra cumplimiento dividiéndola en dos partes, que eran: el cumplo y el miento. 

Y yo, hoy, lo decía o reventaba.

EN LA MUERTE DE MI HERMANO DÁMASO, SACERDOTE

27 agosto 2018

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El 8 de mayo moría, en accidente de tráfico, mi hermano Dámaso, sacerdote de la diócesis de Tortosa (Tarragona). Tenía 47 años, dos menos que yo; de sacerdocio, tenía diez años, que son tres más que yo.

Quiero hoy acercaros varios documentos (fotos, vídeos, textos, enlaces) que os acercarán, u os recordarán, la figura de Dámaso y la huella que ha dejado en tantas personas.

He sollozado a menudo al preparar estos documentos. Me he sorprendido ante la evidencia de la irradiación que ha ejercido -sobre tantos- una vida tan sencilla. Me reafirmo en mi propósito de encomendarme a Dámaso, y para imitarle, uno de los medios puede ser volver a recordarle repasando este artículo.- Miguel


«Temprano madrugó la madrugada, / temprano levantó la muerte el vuelo, / temprano estás rodando por el suelo». Volvía yo a mi casa con toda tranquilidad, y un cuchillo de hielo decidió visitarme las entrañas. Me anunciaban la llamada de mi hermana Elena. Y ella me lo contó con la serenidad que pudo.

 

Dámaso nació el 15 de junio de 1970, en Barcelona como todos nosotros. Mamá aseguraba que la muerte de papá le afectó más que a los otros. Tuvo, no obstante, una infancia divertida e incluso disparatada; hacia los catorce años, fui culpable de arrastrarlo a la afición por las gamberradas y la rebeldía. Siguió los estudios de bachillerato. Trabajó en diversos puestos. Se convirtió en un animador de lujo en el Español, un club de fútbol de Barcelona.

Llevado de un enorme afán de servicio a la sociedad, se entregó a la actividad política, en calidad -podríamos decir- de voluntario y, por tanto, sin ningún afán de medrar ni figurar. Fue víctima de un desengaño que cristalizó el día en que el presidente de la formación política en que colaboraba le dijo: «Yo soy español antes que católico». Y decidió abandonar la política.

Así las cosas, no extraña que su elevado afán de servicio se canalizara, a partir de un determinado momento, hacia una inclinación por el sacerdocio, bajo la influencia -según contaba- de San Juan Pablo II. Ingresó en el seminario de Barcelona, pasó al de Tortosa, y el 9 de diciembre de 2007 se nos ordenó sacerdote. Fue párroco de Vinebre y de Móra d’Ebre y vicario de Ribarroja d’Ebre, además de pueblos menores en los tres períodos. Desde septiembre de 2017, era vicario de Benicarló, donde estaba especialmente contento por las mayores posibilidades apostólicas que este destino ofrecía.

Hasta el 6 de mayo, había asistido en Roma a una actividad internacional de las Comunidades Neocatecumenales. El 7, a hora tardía, presidía en la parroquia la adoración del Santísimo Sacramento. Debió de acumular sueño. Un 8 de mayo para nosotros aciago, quiso el Señor permitir que un accidente de tráfico pusiese punto final a su trayectoria terrena y mayúscula inicial a la eternidad que pretendía.

Quiero hacer de este artículo memorial un retablo en el que queden engastados los testimonios que poseo. Quien quiera puede ofrecerme otros que tenga. En cualquier caso, si esto queda demasiado extenso, está claro que cualquiera puede decidir lo que quiere leer (o ver) y lo que no. Por lo demás, estoy seguro de que nadie negará a Dámaso sus derechos, ni a sus deudos el derecho al homenaje emocionado.

Resultado de imagen de Dámaso Ruiz Tintoré

 

1. Destaco la siguiente foto, que es la última que queda. Es del 7 de mayo. Dámaso está presidiendo la primera celebración de la adoración eucarística, que se restauraba en Benicarló:

Quiero contar que me emocioné cuando, al verla, nuestro hermano Iñigo comentó automáticamente, con la copla popular (que no es de Santa Teresa):

«Véante mis ojos,

dulce Jesús bueno,

véante mis ojos,

muérame yo luego.»

Igualmente, una amiga nos ha escrito que, después de la adoración y de ponerse en el confesonario, «una hora después, Dámaso subía al Facebook la última foto suya, adorando al Santísimo Sacramento (imagen viva que nunca olvidaré). Aún tuvo ánimos esa noche para dejarnos el resumen de su testamento, como diciéndonos: ‘Ahí está el Señor. Sólo Él importa…'» (María Lourdes Palau).

2. He aquí las palabras que nuestra hermana Elena leyó en el funeral de Benicarló (17 de mayo):

Els germans del Dámaso volem agraïr la preséncia del senyor Bisbe, del Rector d’aquesta església parroquial de sant Bartomeu, de les altres autoritats eclesiàstiques i dels sacerdots, inclós el nostre germà Miguel. Gràcies també als fidels, familiars i amics qué heu acudit a pregar per l’ànima de mossèn Dámaso.

Tenemos el triste gozo de saber que nuestro hermano, el Padre Dámaso, está en la casa del Padre. Triste, porque ya no volveremos a ver en la tierra a ese querido Dámaso valiente, alegre, trabajador, despistado y, sobre todo, enamorado de Dios. Y un gozo, doloroso, pero gozo al fin y al cabo, porque Dios lo ha acogido en su seno.

Misa Funeral de Mn. Dámaso Ruiz Tintoré

Perdimos a nuestro padre cuando Dámaso contaba con 5 años de edad, y él acusó mucho esa pérdida. Nuestra infancia fue bonita, pero no exenta de dificultades. Nuestra madre se enfrentó sola a la ingente tarea de educar y alimentar a 10 hijos ella sola, y lo hizo con fortaleza y alegría y encomendándose a Dios. “Dios aprieta, pero no ahoga”, decía; y tenía mucha razón.

Dámaso fue un niño inquieto y realmente travieso. Tenía ideas disparatadas, como la de intentar arreglar con celo todo lo que rompía, que no era poco ¡Llegó a intentar arreglar una sandía que se le había roto, pegándola con celo!

De joven, se entregó a defender sus ideales con entusiasmo y perseverancia, y sus ideas disparatadas llegaban a ser útiles entonces.

Aunque sintió pronto la llamada de la vocación, su camino hasta la Ordenación sacerdotal fue muy largo y estuvo plagado de dificultades y renuncias. En aras del sacerdocio dejó atrás familia, amigos, anhelos, sueños y aficiones. Guardaba aún algunos de esos anhelos en su corazón, pero anteponía siempre su ministerio sacerdotal.

Como hermano, siempre se preocupó de nosotros. En momentos cruciales en que otras personas podían estar cuestionando nuestros actos, él jamás se escandalizó. Nos escuchó, nos aconsejó y nos apoyó, pero jamás nos reprochó nada. Todavía lo recuerdo, en un momento especialmente problemático de mi vida, con su alzacuellos, pintando las paredes de mi piso en Barcelona y regresando a Vinebre con el tiempo justo para celebrar la Santa Misa…

Como persona, él conocía sus limitaciones. En el sermón de la misa de celebración de sus diez años de sacerdocio, en esta parroquia de sant Bartomeu, dijo que él tenía, no defectos, sino “desperfectos”. Reconocía con humildad sus “desperfectos” y se esforzaba en superarlos. Por otro lado, tenía una gran habilidad para poner paz allí donde él estuviera, incluso en situaciones de violencia.

Como hombre, soñaba con una España unida y en paz, y sufría por la situación actual de su amada Catalunya. Y, ¿por qué no decirlo?, Dámaso Perico, el Animador de almas, soñaba con que el RCD Español ganara la Liga.

Había sido montañero, y últimamente practicaba el ciclismo. Hizo sus pinitos con el piragüismo y participó en el Concurs de Sirgadors de l’Ebre, en Móra. Explicaba, riéndose de sí mismo, que había tenido el honor de quedar en la última posición.

Como sacerdote, soñaba con que el Reino de Cristo imperara en la tierra. Se entregó con entusiasmo, alegría y pasión a su vocación. Hace poco, en la celebración del Novenario del Cristo del Mar, en esta misma iglesia, dijo: “Cada vez que debo a Cristo en el altar, cada vez que proclamo y predico la Palabra de Dios, cada vez que doy un consejo, oriento a un joven, ayudo a un pobre o visito a un enfermo, son momentazos que llenan mi vida. Vale la pena dedicar la vida a Dios”.

Él nos decía que no conseguía llegar a todo lo que quería hacer. Su actividad pastoral era continua y trabajaba con entrega y sin descanso. Conocéis también sus publicaciones en Facebook y su canal de Youtube “Cura Dámaso”. A través de las redes sociales nos enseñaba a encontrarnos con Dios en cualquier situación: en plena naturaleza, en un galeón, en un circuito de carreras, ante una señal de tráfico o una obra de arte… Ofreció su amistad y su ayuda incondicional a creyentes y no creyentes, y hablaba de todos con ese amor que sólo puede provenir de lo alto.

Sentía una especial predilección por evangelizar a los jóvenes, cuestión que en alguna ocasión le había originado incomprensiones y problemas. En 2016 los jóvenes de Flix celebraron con él su cumpleaños, y él les dijo: “Me gustaría que entre vosotros quedara, más que una huella mía, una huella de Dios”. Dios quiera que entre vosotros, los jóvenes, nazcan vocaciones sacerdotales. Esa sería la mayor alegría para él. Me atrevo a decir que, si eso ocurriera, el día de la ordenación sacerdotal se escucharía desde el cielo una autentica jarana; serían los gritos de alegría de mossèn Dámaso.

Se sentía muy, muy cariñosamente acogido en esta parroquia y estaba entusiasmado con los proyectos que aquí se desarrollan. Pocas horas antes de morir anunció en Facebook que se había restaurado aquí la Adoración Eucarística ¡Adelante con ella!

En el Novenario del Cristo del Mar recordó que Cristo ha vencido a la muerte con estas palabras: “Mirando a Cristo en Cruz, si nos abrimos a su Amor, podemos entender, ya no sólo el sentido de la vida, sino hasta el de la misma muerte”.

Él ha recorrido el Camino, un camino del que nuestros padres seguro que se sienten orgullosos desde el cielo. Él ha llegado al final, a un final que es el Principio. Ahora puede interceder por nosotros. Ahora comparte la Resurrección de Cristo, y por eso decimos, llenos de esperanza:

Gracias sean dadas al Padre,

que nos pasó a su Reino

donde se vive de amor.

¡Aleluya, resucitó!

Gracias.

3. Y estas son las palabras de Felipe en el funeral de Barcelona:

Querido hermano, solo nos queda dirigirte unas palabras de agradecimiento por las muchas cosas buenas que nos has dado. Tu entusiasmo inagotable hasta con las más pequeñas cosas. Tu espontaneidad. Tu alegría. Son tantas cosas que no terminaríamos nunca.

Tú estabas siempre al lado del que lo necesitaba. Recuerdo que hace poco, en mi momento más aciago, cruzaste media Cataluña para estar conmigo y me estuviste escuchando durante cinco horas. Se veía en tu rostro el sueño, pues era tarde y estabas cansado. Aun así, estuviste conmigo, hablándome y mostrando tu incondicional apoyo. Eran Navidades, me sentía solo y desgraciado, pero no me dejaste. Yo soy tu hermano y es fácil hacerlo con un allegado, pero es que lo mismo hacías con todo el mundo. Salías a buscar a la gente de la calle, a hablar con ellos de lo que les inquietase. No te importaba quién fuera. Daba igual, tú los atendías.

También me acuerdo de cuando empezaste con el bombo. Tocábamos Yago, tú y yo con la juvenil, pero tú en seguida empezaste a escaparte dando vueltas por la grada norte de Sarrià. Luego empezaste a ir por todo el estadio, animando a todos. Me acuerdo de que una de tus grandes ilusiones era conseguir provocar una ola que diera una vuelta completa al estadio; nunca lo conseguiste, pero no parabas de intentarlo. Como tú mismo dijiste, pasaste de ser animador deportivo a ser animador de almas. Ahí sí que has provocado una ola, y va a dar la vuelta al mundo; unos amigos míos  que viven en Perú la han visto pasar  por su casa y era un tsunami de amor y de fe. Un gran trabajo el que has hecho. Ya te llaman salvador de almas. (Vas a tener mucho que hacer en el cielo.)

Cuando no llevabas mucho de cura, con tu corta intervención en la asamblea más crispada en la historia del Español,  hablaste con tu habitual simpatía, y con otro de tus juegos de palabras apaciguaste los animos e incluso supiste provocar las risas de aquella concurrencia. Muchos recordaran aquel curil «paz, hermanos».

Una cosa que te caracterizaba eran tus símiles deportivos, que siempre enlazabas con una cosa u otra de nuestra doctrina. En tus sermones siempre había un retazo de modernidad bien entendida.  Un día llegaste a leer una homilía con mi tablet porque no teníamos una impresora disponible. Te adaptadas a los tiempos.

Contabas muy satisfecho el día que te pusiste en las Ramblas [de Barcelona] junto a las alfombras a atender al que se te acercara, y resultó que se te acercó mucha gente. Y mira, tuviste el accidente a la altura de Alcanar. Eran estas cosas las que te caracterizaban. Innovabas en tu apostolado.

Los vídeos cortos de tu canal de Youtube sacaban punta en dos minutos a las cosas más pequeñas, como el cartel del término municipal de Jesús o el de kilómetro cero de una carretra. En el último te embarcaste en la nao Victoria, de Magallanes, y terminabas diciendo: «Y con Cristo resucitado, a la victoria final». Y así ha sido para ti, puesto que ya has zarpado y has ido directo al cielo. Haznos hueco junto a papá y mamá.

Cuando nos dieron la triste noticia, en mitad del desgarrador dolor, solo me venía a la mente una frase que repetías continuamente cuando intentábamos acompasar nuestros horarios con los tuyos en los encuentros familiares: «Por mí no lo hagáis», decías continuamente. «Por mí no sufras», me decías al oído el martes. «Por mi no sufras, yo soy feliz.»

Ahora estás junto a los mejores, entre los luceros, montando guardia.

Como fuiste sencillo y parco, solo puedo despedirme con un lacónico ¡GRACIAS!

Lo que veréis en estos dos vídeos ha dado la vuelta al mundo:

4. Noticia de Radio HM sobre la presencia de Dámaso tras el atentado en las Ramblas de Barcelona:

 

5. Vídeo publicado por Aciprensa al conocerse la noticia de la muerte. No consigo publicar el vídeo directamente, y os envío a la página de Aciprensa; pinchad aquí:

La imagen puede contener: una o varias personas y personas de pie

 

6. Un excelente vídeo del amigo común Antonio María Doménech, sacerdote:

 

7. En un programa de televisión de Canal Plus, se presenta con asombro la transformación de Dámaso:

 

Benicarló está de luto

Probablemente es una de las últimas fotos, porque me parece que está en Roma en el encuentro del Camino Neocatecumenal.

8. Un vídeo en homenaje presentado por «unos feligreses pericos de Benicarló»:

 

9. Dámaso tenía un canal de vídeos en Youtube (titulado Cura Dámaso), y yo os doy un enlace a ese canal y a continuación os propondré algunos vídeos seleccionados. Si queréis ver el canal, pinchad aquí:

 

Cumpleaños con los jóvenes:

 

Por buen camino:

 

Viviendo a todo gas (Dámaso en su más pura esencia):

 

En Nueva York del Priorat:

 

¡Vaya laberinto!:

 

En el novenario del Cristo del Mar, de Benicarló:

10. Un artículo de Manuel Ferrer publicado en 7 Dies Benicarló y en la revista Lince, 56 (Asociación Mallols) (Los párrafos finales se añadieron para esta revista):

NO TE VAYAS, MOSÉN DÁMASO

No te vayas, mosén Dámaso, que está anocheciendo. Quédate con nosotros. Y el 8 de mayo oyendo la voz del Amado, en la carretera,  enfilaste tu camino hacia la casa del Padre. Estamos tristes, doloridos,  pero tú estás en la gloria de Dios Padre. Nuestra tristeza se convierte en gozo, en el gozo de Jesucristo a quien tú le entregaste la vida por entero a su servicio.  Diez años de sacerdote, de entrega generosa total de tu corazón. Corazón indiviso.  Muy poco tiempo has vivido entre nosotros en Benicarló, pero cómo has repartido el olor de Cristo, la fragancia del amor en el  día a día dichoso, porque eras todo un regalo al Señor.  Humildad personificada que sabía regalar  el perdón y la paz de Cristo en el confesonario. Niños, mayores, jóvenes disfrutaban en esos momentos donde se mostraban nuestros pecados y se salía contento por haber encontrado de nuevo a Jesús que no se cansa de perdonar, de amar.  Y se salía con ganas de volver. Humildad personificada, divinizada, al celebrar la santa Misa con esmero, con atención, con devoción ofreciendo tus manos, tu corazón, tu inteligencia para que los bienes del cielo llegaran a nuestros corazones sedientos. Humildad personificada para regalar el bálsamo divino a los sufrientes del atentado de Barcelona en las Ramblas. Sí, tú estabas allí porque te lo pedía tu Jesús. Humildad personificada que santificaba a la afición del  Club Deportivo Español al  regalarles paz, concordia, buen humor con múltiples disfraces, y  siempre con la alegría  de sentirse hijo de Dios. Humildad personifica en la celebración de tus 45 años con chavales que quisieron festejar la alegría de la vida. Humildad personificada en decir las cosas claras con la seguridad de que servías honrosamente y con dignidad a Jesús, camino, verdad y vida. Humildad personificada porque siempre tus manos, tu sacerdocio estaban a disposición de todos, a la hora que sea, porque tú no eras tú, sino Jesús y Jesús ya sabemos cómo era. Te dijeron una vez unos jóvenes ¿y si quiero confesarme al terminar la diversión a las 05 de la madrugada?  Tú respuesta no se hizo esperar, porque andabas  ahíto de amores: ¡me levanto y voy a estar con vosotros! Como eras tan cercano, cuando pasabas por el bar y se te metían contigo, tú parabas, les escuchabas, te sentabas con ellos, y les ofrecías tu don sacerdotal  del sacramento de  la confesión.  ¡Y se confesaban!

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No te vayas Mosén Dámaso, quédate con nosotros que anochece. Y al partir el pan, afloraba la belleza y alegría del amor de Dios. No te vayas, Mosén Dámaso, quédate con nosotros que anochece. ¡Cómo te agradecemos tu breve paso por Benicarló! ¡Te queremos, Mosén Dámaso!

  1. Lourdes te dice: Querido Mn. Dámaso: Nunca olvidaremos esta última vigilia contigo ante el Santísimo, la noche antes, a pocas horas de tu partida al Cielo. (se refiere a la del 7 de mayo 2018)
  2. En el Novenario es cuando le agradeciste, alegremente, al Señor Jesús porque te había elegido para el sacerdocio. Y Mosén Carlos el día de la Ascensión dijo que estás con Jesús que subiendo al cielo está sentado a la derecha del Padre.
  3. En el pregón navideño cogiste al Niño para mostrarlo a todo el mundo. El Niño estaba feliz en los brazos de otro niño grande.
  4. En la proclamación de la Navidad ibas tomando contacto con tus nuevos feligreses a quienes amabas con todo tu corazón sacerdotal.
  5. Y en octubre, el mes del Rosario, gozabas acompañando al grupo que anda enamorado de la Señora.
  6. E ibas al encuentro del Señor Resucitado con su Madre el domingo de resurrección, junto a Mosén Carlos. El Sr. Obispo, en tus exequias de Barcelona dijo que el Señor llama a los sacerdotes cuando ya han cumplido su misión. Y nosotros pensamos: ¡sólo en 6 meses has cumplido tu encargo en Benicarló!
  7. Y en la Mare de Deu de la Salut, primer domingo de octubre, te presentaste como nuevo sacerdote de Benicarló con ese grito de enamorados: he venido a serviros.  Y añadimos: ¡qué bien nos has servido!

11. Mi querido hermano -tan consciente de la trascendencia de las redes sociales para la evangelización en nuestros días- tenía también una página de Facebook. En ella aparecen, junto a sus muchas publicaciones, los testimonios de cariño de muchas personas, sobre todo desde los días de su muerte. La he enlazado a esta foto:

Foto del perfil de Dámaso Ruiz Tintoré, La imagen puede contener: una persona, de pie

 

12. Un artículo de Paco Caballero (buen amigo), aparecido en Trocha, 193 (junio), de Veteranos OJE Cataluña:

DÁMASO: OTRA VEZ LAS CINCO ROSAS

A nuestro camarada veterano de la OJE, P. Dámaso RUIZ TINTORÉ, fallecido en acto de servicio a la Iglesia de Cristo el día 8 de mayo

Fue un día de mayo, justo empezaba a reír la primavera, cuando nuestro camarada Dámaso emprendió su definitiva marcha. Él, que tantas veces había cargado su mochila para recorrer las tierras de España, para llenarse de amor al prójimo, ya estaba avezado en estas lides. Toda su vida fue darse, sembrar alegría… y, sobre todo, pasión por las cosas del alma. Nuestro Pater, camarada veterano de la OJE, murió como a él le hubiese gustado: en acto de servicio, con la ilusión encendida…; lo que le convierte en un Caído de las huestes de Cristo.

Nadie que le conociera podía extrañarse de que en el acto del sepelio de nuestro camarada, durante la ceremonia religiosa, luciesen sobre su féretro los tres símbolos que formaban el basamento de su vida: el crucifijo cristiano, la bandera de España y las cinco rosas rojas, gritonas, exultantes, desinhibidas, que proclamaban claramente quién era y cómo pensaba nuestro Dámaso. Esas flores tenían que ser necesariamente rojas, símbolo del amor apasionado, del amor verdadero, porque dicen de la pasión de nuestro Pater por su fe religiosa, por una España mejor, por sus hermanos en Cristo… No, no fue una casualidad el que aparecieran esas rosas sobre el féretro. Cuando José Antonio compuso aquel verso que dice: Traerán prendidas cinco rosas las flechas de mi haz, estaba diciendo que esas flores, en su lenguaje específico, simbolizaban la pasión y ese amor que había que poner en las cosas de la Patria; elementos esenciales asumidos para conformar lo que nosotros llamamos Estilo, es decir, un modo de ser.

Por eso, necesariamente, tenían que ser estas flores y no otras las que adornasen el emotivo acto religioso. Porque esas son las rosas simbólicas que siempre llevó en su corazón Dámaso, impregnadas de bondad, ilusión, voluntad y afán de servicio, cosas que interiorizó de las enseñanzas recibidas de sus padres y de sus vivencias infantiles y juveniles en el seno de la OJE.

Desde estas humildes páginas, en el gran silencio del bosque, elevamos la oración campamental que termina con un escueto y sonoro ¡¡PRESENTE!!

F.Caballero L.

 

13. Artículo de Pablo J. Ginés en Religión en Libertad (9 de mayo):

MUERE EN ACCIDENTE DÁMASO PERICO, EL POPULAR CURA DEL ESPANYOL, EVANGELIZADOR INCANSABLE Y EN SALIDA

¿Qué es un «cura en salida», un pastor «con olor a oveja», un sacerdote que no tiene miedo a salir y accidentarse, como tantas veces ha pedido el Papa Francisco?

Es, por ejemplo, Dámaso Ruiz Tintoré, alias «Dámaso Perico», el «Cura del Espanyol», que ha muerto de accidente de carretera en la mañana de este martes 8 de mayo, en la N340 en Alcanar (Tarragona). Le faltaba poco para cumplir 47 años. Los bomberos lo rescataron del coche deformado y destrozado y lo llevaron al Hospital Juan XXIII, en Tarragona. Murió allí, en el quirófano.

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Fue párroco rural de la diócesis de Tortosa y pastoreó diversas parroquias y pueblos: Móra d’Ebre, Tivissa, Vinebre, La Torre de l’Espanyol (guiño más que divertido) y Riba-roja. Como tantos párrocos rurales, estaba «en salida», con bastantes kilómetros de carretera cada semana.

Siempre en camino
Desde hace unos meses, era vicario en Benicarló (Castellón), en la parroquia de Sant Bartomeu (San Bartolomé). En teoría, ya no necesitaba hacer tanta carretera. Pero él no paraba: quería llegar a muchos sitios y mucha gente. Estuvo el fin de semana en Roma acompañando a los jóvenes neocatecumenales de su parroquia que celebraban los 50 años de esta realidad eclesial. Estaba apoyando el encuentro juvenil anual del Aplec de l’Esperit, que este año era en la diócesis de Tortosa. Y quería ir al encuentro de curas jóvenes en Tiana: fue en ruta hacia esa cita cuando se accidentó.

La última foto que tenemos de él es en la adoración eucarística del lunes que -como anunciaba satisfecho- acababa de recuperar la Renovación Carismática de Benicarló. En Facebook escribe el sacerdote Bruno Bérchez Cagigal, responsable de juventud de la diócesis de Barcelona: «¡Woww, Dámaso! Qué increíble tu última foto. Mirando al Señor. Ahora ya lo ves cara a cara. Un abrazo fuerte, hermano. Un gran cura con un gran corazón».

Con el bombo y disfrazado, animando
En los años 80 y 90, el joven Dámaso acudía al campo del R.C.D. Espanyol en Sarriá con un bombo para animar a su equipo de fútbol con pasión. Tenía un acuerdo con una tienda de disfraces y en partidos importantes le prestaban trajes estrambóticos de romano, de gorila, de astronauta o de guardia urbano («¡anime usted al equipo o le pondré una multa!», bromeaba).

En el fútbol, un ambiente a veces propenso a la agresividad o la violencia, él era un ejemplo de caballerosidad y buen humor, que animaba siempre a la camaradería entre las peñas, los aficionados y también con los rivales.

Ya entonces era un católico firme que colaboraba con Jóvenes Provida en Barcelona. Después, en 1996, anunció que «aunque es una decisión difícil», dejaba el mundo del fútbol para entrar en el seminario y ser sacerdote. Se centró en sus estudios, fue ordenado y ya como sacerdote se volcó en hacer lo que había hecho como aficionado: estar con la gente, escuchar y acompañar, hacerse el encontradizo y procurar llegar, siempre con humor y una gran sonrisa, a cuanta más gente mejor.

De animar la grada a animar las almas
El día de su ordenación como sacerdote se puso la bufanda del Espanyol después de la celebración. “En Sarrià me teníais como animador de la grada. En esta nueva etapa me tenéis como animador de almas«, dijo a los cientos de aficionados del Espanyol que acudieron a su ordenación sacerdotal.

Siempre llevaba su alzacuellos y, muy a menudo, también una bufanda del Espanyol: nunca escondía sus dos mayores pasiones.

Tenía otras. Por ejemplo, su familia: padrino de sus sobrinas, le encantaba posar con ellas y la típica mona de Pascua de chocolate que regalan los padrinos en Cataluña.

Otra pasión era comunicar. Como explicó a ReL en cierta ocasión, «antes de cura, quise ser periodista, y algo queda…» Quería comunicar más y mejor, y ahora contaba con Internet para ello.

Aprendiendo el youtubeo
En junio de 2017 explicaba: «Estoy entrando en el youtubeo». Autodidacta y artesanal, hacía vídeos muy cortos, de medio minuto, muy espontáneos, con reflexiones muy directas. Por ejemplo, ante un circuito de Fórmula 1, decía: «A veces vamos corriendo sin parar, pero, mira, ahí están los boxes; también hay que pararse en la vida, ir a boxes, retirarse y pensar, reflexionar».

Era un apasionado de la Nueva Evangelización desde que acudió al encuentro de Manresa de 2012. En pueblos pequeños o medianos no siempre había margen para hacer muchas cosas novedosas. Allí se volcaba en estar con los jóvenes, incluso los que no se pasaban por la iglesia o los que se reían de la fe: tenía a muchos en Whatsapp, en Twitter, en Facebook, o hablaba con ellos en persona en peñas futbolistas o encuentros de pueblo.

Era muy bueno expresando desacuerdo sin acritud y tenía una paciencia infinita en las redes: el «troll» de internet más tenaz era incapaz de sacarle una mala expresión.

Nueva evangelización incansable
Cuando Dámaso llegó a Benicarló, una población algo más grande, quiso fomentar las adoraciones «Nightfever» en las redes, las Catequesis neocatecumenales, el 7 Semanas carismático, actividades en la calle, presencia en encuentros…

Era lector asiduo de ReligionEnLibertad y reenviaba muchas de nuestra noticias. «Me ha impresionado este testimonio que habéis publicado», nos escribió una vez refiriéndose a la conversión de la periodista Milly Gualteroni. «Se lo he pasado a Pilar Rahola y algún periodista más», nos dijo.

Estaba atento a la actualidad de la Iglesia, sin entrar en polémicas. También seguía la actualidad social y futbolística. Cuando murió el famoso futbolistaQuini, hace unos meses, destacó en las redes: «Tenía un corazón tan grande que no le costó perdonar a sus secuestradores«.

También comentaba el caso del bebé Alfie Evans, las polémicas por las leyes LGTB [debió decir homosexualistas], aspectos provida.

Nunca quiso ser políticamente correcto: combinaba el respeto, el buen humor y la valentía.

En una Cataluña amenazada de división y fractura social por el procés independentista, se mantenía estrictamente neutral en el debate político, siempre con la intención de ser pastor de todos.

En Las Ramblas tras los atentados yihadistas
Un momento especial, triste y hermoso a la vez, fue el tiempo que pasó confesando con estola en Las Ramblas de Barcelona tras los atentados yihadistas de agosto de 2017. ReL lo explicó aquí con detalle. Se colocó una estola morada y se sentó en una parada de autobús. Tal y como el mismo Dámaso cuenta en su Facebook, “un joven me pidió que bendijera el lugar ‘para que no vuelva el mal’. Así lo hice”. […] Ya al final del recorrido mortal de la furgoneta, en Liceo, se sentó. Y entonces una señora inglesa luterana le abrazó emocionada, a lo que este sacerdote le respondió con un “God bless you» (Dios le bendiga).

Es un signo más de la pasión que animaba a este sacerdote plenamente ortodoxo, evangelizador, defensor de la vida y la familia, atento a los necesitados, apasionado de Internet y del fútbol… Un sacerdote en salida. Y accidentado, como pide el Papa Francisco.

14. Artículo aparecido en el blog relicoromines (enlazáis aquí): 

Hace unos meses llegó a nuestra ciudad de Benicarló un nuevo sacerdote. Destinado como vicario en la parroquia de San Bartolomé, en poco tiempo ha logrado ganarse el corazón de mucha gente… ¿Por qué?
– Por su sencillez
– Por su estilo directo en el trato con la gente,
– Por intentar aprenderse los nombres de cada uno, aunque se le olvidaran enseguida
– Por sus ideas claras y directas
– Por su interés por acercarse a los jóvenes
– Por su actividad en las redes sociales (Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram… e incluso como youtuber)
– …
Pero el día 8 de mayo, de buena mañana, su coche se salió de la carreterá y volcó… ¡¡¡Qué triste…!!!
Eso sí, basta mirar en su página de facebook para saber dónde tenía puesto su corazón…
Esta segunda foto es la última que él mismo subió a las redes sociales justo unas horas antes del accidente.

Mucha gente de Benicarló y de otros pueblos de Tarragona donde ha estado trabajando los últimos años se ha quedado impactada por su muerte repentina, a sus 47 años. Curiosamente, también le están homenajeando muchos periódicos, católicos y también deportivos de Cataluña (porque entre otras cosas era apasionado y activo hincha del RCD Español ).

También su página de facebook tiene en esta época una curiosa foto de presentación: Jesús resucitado que sale al encuentro, desde el sepulcro… En este día -que podemos sentir con tristeza- también nos deja testimonio de su ESPERANZA…

Recemos por él… y con él.

 

15. Artículo de Jorge Soley en Voz Perica, del 9 de mayo (enlazáis aquí):

EN LA MUERTE DE MI GRAN AMIGO DÁMASO

Jorge Soley se despide de su amigo, un perico que repartió el bien y amó al Espanyol

La noticia del fallecimiento de Dámaso Ruiz Tintoré, nuestro querido Dámaso Perico, me ha llegado cuando estaba en Madrid, a punto de coger el AVE de regreso a Barcelona. Una llamada de mi mujer que ha sido como un directo a la mandíbula. Mi primera reacción ha sido de incredulidad: ¿quién te lo ha dicho? ¿estás segura? Por desgracia estaba en lo cierto.

Escribo pues estas líneas desde mi asiento en el coche 7 del AVE, profundamente emocionado por la pérdida de un gran amigo. Aumenta el impacto el hecho de que hablé con él hace pocos días. Yo quería hacerle una entrevista, quería que nos explicara su vida, cómo vivía su amor a nuestro club y su amor a Dios y al prójimo, o sea, a cualquiera que se cruzara en su vida. Yo quería hacer la entrevista cara a cara, pero no encontrábamos el día. Primero fueron sus ejercicios espirituales, luego un viaje mío, luego… habíamos hablado y finalmente acordamos que le llamaría un día de estos y haríamos la entrevista por teléfono. Estos días había acabado de escribir las preguntas que pensaba formularle… y ahora tendré que esperar a encontrarnos en el Cielo para rememorar tantos recuerdos, tantos afectos, tantas ilusiones.

No me resulta fácil escribir cosas agradables de Dámaso (porque era decir su nombre y todos sabíamos a quién nos referíamos, no hacía falta ningún añadido) ahora que sobre todo siento una profunda pena por su prematura partida. Pero creo que a él no le habría gustado que nos regodeásemos en la pena: compartimos una fe que nos dice que la muerte no es el final, sino un nacer a una vida más plena. Así que intentaré dar unas breves pinceladas sobre una de las personas con el corazón más grande que he tenido la suerte de conocer.

Conocí a Dámaso hace ya bastantes años, por los años 80. Le recuerdo en Sarriá, dando la vuelta al campo con la variada gama de disfraces que le suministraban en La Pimpinela Escarlata y su aguerrido bombo. He visto una foto suya que ha corrido esta tarde por redes sociales disfrazado de romano; pero yo no puedo olvidar aquel disfraz de gorila, tan realista que hasta asustaba a los niños pequeños… hasta que Dámaso se tomaba un respiro, se quitaba la cabeza de gorila y aparecía, feliz y sudado, con su enorme sonrisa. También nos encontramos en Jóvenes Pro Vida y en mil lugares a los que su generosidad sin límites le llevaba. Recuerdo también alguna visita a su casa, junto al Turó Park, donde practicaban el tiro al arco por el pasillo y Dámaso ponía a todo trapo su radiocasete desde su balcón, de modo que al acercarte a su domicilio ya sabías que estabas entrando en “territorio Dámaso”. Recuerdo también aventuras, ideas peregrinas, correrías nocturnas… porque Dámaso era singular y junto a él podía ocurrir cualquier cosa. Pero ante todo, ya lo he dicho antes, recuerdo muy bien lo que era tan característico de su personalidad: su enorme corazón, su inocencia, su bondad, su sonrisa, y también sus fuertes convicciones y su entrega total.

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Así que tampoco me extrañé mucho cuando inició su camino hacia el sacerdocio: ¡qué grande fue su primera misa en Barcelona, en San Gregorio taumaturgo! Allí nos reunimos lo más granado del Gol Sur, gente de todo tipo unidos por el amor al Español y a nuestro queridísimo Dámaso. Luego, ya como sacerdote en esas tierras a caballo entre Tarragona y Castellón (uno de sus pueblos se llamaba, guiño de la Providencia, La Torre de l’Espanyol). En todos esos lugares Dámaso dejó un reguero de bondad y entrega, de amor y disponibilidad, que, estoy seguro, hizo más feliz a todos los que le rodeaban y les acercó un poco más a Dios. ¿Cómo no acordarse de su gesto, el pasado verano, en las Ramblas, rezando y llevando esperanza y perdón a quienes habían sido golpeados por el terrorismo islamista?

Y siempre, siempre, llevando a su querido, a nuestro amado Espanyol, allá adonde su generosidad guiara sus pasos. No soy muy partidario de canonizaciones súbitas, pero no tengo ninguna duda de que Dámaso es de los que han subido con un cohete a encontrarse con Aquel a quien había entregado su vida y a quien veía en el rostro de aquellos a quienes ayudaba sin desmayo. Rezaremos por él, claro, y por el consuelo para todos sus hermanos y seres queridos, pero sobre todo le pediremos que, ahora que está junto a quien mueve realmente los hilos, nos eche una mano: a nuestro club, al que no le vendrá nada mal cualquier tipo de ayuda, y a nosotros, para que lleguemos a reunirnos todos con él en el cielo. Seguro que nos recibirá con una enorme bandera blanquiazul, su bombo y esa sonrisa tan característica que habrá conseguido ablandar el corazón de San Pedro para que abra las puertas del cielo y, distraído por el tronar del bombo, deje entrar a todo perico que lo desee (especialmente a tantos amigos del Gol Sur por quienes Dámaso tanto ha rezado).

Gracias, Dámaso, por tanto como nos has dado, y gracias a Dios por el regalo que nos ha hecho al meter a Dámaso en nuestras vidas.

Aparecen algunos comentarios, y copio aquí el de nuestro hermano Felipe y el de la amiga María Lourdes Palau:

Felipe

Gracias por semejante panegírico, cuántas veces nos hablaba de vuestras correrías, cuántas veces le dijimos que su forma de hacer según y qué cosas no parecía a priori la más correcta. Ayer Eulogio y yo estuvimos en una misa con gente de su entorno y tuvimos la ocasión de descubrir que su espontaneidad, su desparpajo, y hasta el ultimo de sus gestos e incluso sus chistes malos fueron simiente para sembrar en tantos corazones como sembró.

Una labor corta pero intensa, recemos para que esas simientes den mucho, muchísimo fruto.

María Lourdes Palau

Sí, Dámaso, todo lo que digamos de ti se queda corto: eras todo corazón y hacías tuyas nuestras penas y preocupaciones, como si nunca tuvieras cansancio y como si no hubiera nadie más en el mundo que nosotros y nuestra pena.

Si no tuve ocasión de agradecértelo sinceramente, lo hago ahora.

Ahora nos estamos enterando de que eran muchísimas personas las que de la misma manera que nosotros se sentían consolados por ti y se acercaban más y más a Dios.

No te olvides de tantos planes que tenías de Nueva Evangelización.
No te olvides de tantos a los que amaste y serviste de parte de Jesús (eras de verdad, otro Cristo), y sabiendo que se lo hacías, también, a Él.

No dudo que ya estás a su lado, el Amor de tu vida, y por el que renunciaste a «tanto» para ganar TODO. Cierro los ojos y te recuerdo e imagino ahora con tu inocente mirada y tu sonrisa franca, ahora ya plenamente, total, inmensamente feliz. ¡Te lo mereces! A Dios nadie le gana en generosidad y no ha querido esperar más a darte el premio merecido, y más.

Ven a buscarnos cuando también nosotros pasemos a la otra orilla.
Nunca te olvidaremos. Siempre te llevaremos en nuestro corazón con profundo agradecimiento.

Gracias, Señor, por el regalo que nos hiciste al regalarnos a Mn. Dámaso.

¡Hasta pronto, buen amigo sacerdote! ¡Hasta siempre!

Y yo doy las gracias al Español, que se ha mostrado atento y muy cercano, e incluso emitió en el estadio, durante un partido, unos minutos de homenaje a Dámaso, y nos invitó a acudir a ese partido. Fueron varios hermanos.

Dámaso Perico: de animador de Sarrià a “animador de almas”

16. Quiero copiar lo que un amigo de Dámaso, que iba a recibir la ordenación, escribió ante la noticia de la muerte:

Somos como Elías y Eliseo. Yo le pido que él me deje también parte de su espíritu para continuar en la entrega sacerdotal a todos los que Dios ponga en mi camino.

(Podéis ver el libro Segundo de los Reyes, cap. 2, versículos 9-12.)

Y su madre decía:

Ha sido para todos la imagen viva de Jesús.

17. Por mi parte, he compuesto (o cometido) un poema que espero que me soportaréis con paciencia:

EN LA MUERTE DE MI HERMANO DÁMASO

 

«¡Oh muerte, muerta seas, mala e malandante!»

(Arcipreste de Hita).

I

La muerte te sorbió en la noche aquella,

grávida de presagios y guadañas.

Con la amapola ardida de tu sangre,

el amor de tu sangre proclamabas.

Y enarbolabas paces, sangres, pétalos

contra las guerras de las paces falsas.

¡La noche, los terrores, los conjuros,

en emboscada cuando tú avanzabas!

 

Y era mala la muerte,

y te mató sin explicarte nada,

sin preguntarte, sin que nos dijeras

que te ibas ya, sin que nos abrazaras.

Y, una vez más izando el rostro, fuiste,

una vez más silbando una tonada

-profeta de las paces verdaderas

de los hombres con Dios y con sus almas-,

al augural rincón definitivo,

sin faltar a tu cita con la Parca.

Quiero gritar que la de la guadaña

ataca, agita, hiere, da, maltrata,

bebiendo, furibunda, sangre humana,

bebiendo sangre en calaveras calvas,

exhibiendo, feroz, pavores nuestros.

Pero no morirá nuestra esperanza

ya nunca más. En Cristo mismo estamos.

No alcanzará a Jesús otra guadaña;

Él dio muerte a la muerte con su muerte,

y Dámaso a Jesús nos anunciaba.

Alzad a la esperanza vuestras frentes:

desde la gloria, Cristo nos reclama.

Dámaso está ondeando una bandera

como un certificado de esperanza.

II

Serás en ríos de ángeles y rosas

turbión en marcha, en olas desatado.

Te llevarán a donde se derrama

por laderas de luz el tiempo arcano.

Te espera el cosmos: vete con él, Dámaso.

Harás la ronda eterna de los barrios.

Demuestra que eres capitán valiente

y domesticas a los vientos rápidos.

Abraza a las estrellas y a los ángeles,

y a la mar, y a las cumbres, los barrancos,

y a los peces, las flores, los lugares,

los violines en pena derramados.

III

Envío

Capitán has de ser -te mando el bombo-

de futboleros ángeles y santos.

Vendrás de capitán de una tormenta

algún día lejano,

a visitar los tuyos con un rayo

por mascota en la mano.

Canción, sal al encuentro

de quien se ha ido, nuestro hermano Dámaso.

¡Nosotros no podemos, con un celo,

cual sandía, pegarlo!;

Otro hay que no usa celo,

pero puede -y querrá- resucitarlo.

 

Al acabar, se impone dar las gracias a todos los que en estos meses nos habéis apoyado con vuestro cariño; a quienes habéis querido y ayudado a Dámaso; a los autores de todos los testimonios que he reproducido y de tantos otros más.

A mis hermanos, ahora ocho, les doy las gracias de una manera especialísima, y les ofrezco mi cariño y mi lealtad. Y cuando no esté suficientemente atento…, que me lo hagan saber. Ellos son:

¡Álvaro!

¡Gonzalo!

¡Gadea!

¡Elena!

¡Iñigo!

¡Yago!

¡Eulogio!

¡Felipe!

Por lo demás, quiero invitar a todos a que, como homenaje a Dámaso, dejéis unas palabritas en los comentarios a este artículo. Podéis decir lo que queráis.

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