CARTA DE AMOR COVID
Es alegría que mañana, lunes, Elena ya no podrá decir lo mismo. Y su siguiente carta de amor estará destinada a la acción de gracias, porque al fin habrá podido abrazarse con su amado.- Elena Ruiz Tintoré
Cuánto tiempo sin ir a tu casa, cuánto tiempo sin verte frente a mí. Anhelo esos ratos en que te contemplaba, ahí presente, cuando te adoraba en silencio. No hacían falta palabras; mi mente, mi voluntad y mi espíritu manifestaban mi amor y mi agradecimiento hacia Ti. Ahora esta pandemia parece que nos mantiene separados. No me permiten ir a tu hogar, tu puerta está cerrada.
Esta es una auténtica prueba de amor. Hay una canción que dice que la distancia es el olvido. Por suerte, en nuestro caso no es así. Estoy reviviendo los piropos que nos vamos dirigiendo y que nos acercan mutuamente. Hablamos a todas horas, yo te llamo y tú me consuelas, y me dices que no me olvidas y que siempre estarás junto a mí. Es cierto, lo sé; lo percibo, estoy viviendo junto a Ti, quizá más que antes, porque ahora me doy cuenta de cuánto te necesito. Pero estos días lamento tu ausencia y ansío tu cercanía. Estar juntos en auténtica comunión, ser dos en uno y vivir ese amor, este amar y ser amada que produce un efecto mariposa, de tal manera que mi amor se extiende a mis próximos y se va abriendo hasta expandirse por todo el mundo. Ese sentimiento que da la felicidad, pese a las dificultades de la vida. Cuando siento que amenaza la deriva, te llamo y tú siempre me contestas. A lo mejor no me das lo que yo te pido, pero no me abandonas. Y siento que debo agradecértelo y alabarte.
Sé que volveremos a estar realmente juntos, pero no sé cuándo será. Y por eso me doy cuenta de que te amo: porque te añoro, te busco, te anhelo. Hasta ahora daba por sentado nuestro amor. Era evidente, seguro, estaba claro que nos amábamos. Esta seguridad producía que en ocasiones yo no fuera a buscarte, que me quedara en casa y buscara excusas para arrellanarme en el sillón y no saliera a la calle para llamar a tu puerta. Ahora, que me doy cuenta de lo que he perdido y de que estoy sedienta de Ti; ahora es cuando te escribo esta carta de amor.
No me olvidas, Señor; yo tampoco te olvido. Cuando se abran las puertas y salgamos a la calle, por fin correré hacia Ti para recibirte plenamente en la Eucaristía.
Tuya para siempre,
Tu Elena
Como el ciervo que a las fuentes de agua fresca va veloz,
los anhelos de mi alma van en pos de Ti, Señor.
Confinamiento en Barcelona, 20 de abril de 2020
Gracias, Elena. Así me siento yo. Somos, para parte de nuestros conciudadanos, apestados y peligrosos por querer ver a Nuestro Amado.
Me gustaMe gusta
Don Miguel: Me ha encantado y emocionado la carta de Elena. Supongo que será su hermana. Muchas gracias. Un abrazo. Fernando.
Me gustaMe gusta
Eslo, eslo. Ya le diré que se asome otra vez.
Me gustaMe gusta