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El consultorio del cura

(Imagen no visible por contingencias técnicas)                                                                           

¡Un saludo, buen amigo, buena amiga!


Estás en el consultorio del cura Miguel.

Puedes preguntar cualquier cuestión relacionada con la religión, Jesucristo, la Santísima Virgen, la fe, la moral, la Iglesia, los sacramentos, etc., y yo responderé. Puedes fiarte, porque te doy palabra de que, cuando haga falta, diré «no sé», y siempre que sea posible, haré mis consultas en libros. Y también puedes consultar sobre letras: es justo, puesto que es también un tema del blog.

Si quieres que no se publique tu consulta, dilo al formularla, y te contestaré por c. e. También puedes emplear un seudónimo.

La manera de hacer tu consulta es dejarla en una apostilla, según aparecen aquí abajo. Al hacerlo, procura, por favor, que se entiendan con claridad todos los aspectos de la cuestión.

69 comentarios leave one →
  1. 21 septiembre 2015 11:52

    Un saludo muy grande. Quiero consultar una cosa. Soy laico católico, pero no creo en todos los engaños new age, irenismos y sincretismos surgidos desde las supuestas apariciones de Fátima. No creo en ellas, y no hay un dogma de fe que tenga por ley la creencia de esas apariciones y relacionadas (Garabandal, Medjugorje, El Escorial, etc.). Creo en Lourdes, creo en Siracusa, creo en La Salette, creo en Betania, en Guadalupe y Coromoto, entre otras; tampoco creo en la veracidad del Sudario de Turín, y no creo que sea el sudario donde fue envuelto nuestro Señor Jesús.

    Y por último, estoy de acuerdo en que la Iglesia debe avanzar, pero el supuesto ecumenismo es un poco un becerro de oro de apostasía, y estoy de acuerdo en que se pongan en las iglesias reclinatorios para recibir la Comunión y recuperar poco a poco el rito antiguo según San Pío X. ¿Soy un hereje por lo que digo? Espero que no. Un saludo.

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    • 21 septiembre 2015 15:04

      Esto es más que una pregunta, ¿eh, malandrín…?

      La primera parte es fácil. Salvo Fátima, en este blog no me ocupo de revelaciones particulares. Lo que sí hay es un artículo que suele venir bien a todos los que, por un lado u otro, me preguntan sobre temas de esa naturaleza. Lo tienes aquí:

      REVELACIONES PRIVADAS, APARICIONES: LO QUE AFIRMO Y LO QUE NIEGO

      Para la Comunión, yo pondría reclinatorio (libre), la daría en la boca, monaguillo a lado y lado con sendos roquetes y con velas, y, más importante, la patena de los fieles (así empieza a llamarse en los documentos litúrgicos, significativamente), la cual es obligatoria por la normativa litúrgica («Redemptionis sacramentum», por ejemplo). Y, mucho más importante que eso, inculcaría en la predicación, etc. el que no se debe comulgar en pecado grave; y me comprometería con horas fijas de confesonario que cumpliría escrupulosamente.

      En cuanto al rito «antiguo» de S. Pío X, si te refieres a la forma de celebrar la Misa restaurada por Benedicto XVI, como está restaurada por Benedicto XVI, no te queda nada por recuperar.

      El «punctum candens» es el del ecumenismo. Empezarete diciendo cómo la unidad fue la máxima preocupación de Jesús y el fruto de la salvación. Sería un abuso entrar más a fondo, pero no lo es citarte algunos versículos evangélicos, cuando nos dicen que Jesús rezó “para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn 17,21), o, incluso, que murió “para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos” (Jn 11,52).

      Fuera ya del Evangelio, se nos dice: “Vosotros [los gentiles], que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. En efecto, él es nuestra paz: el que hizo de los dos pueblos [judíos y gentiles] uno solo y derribó el muro de la separación, la enemistad, anulando en su carne [en la Pasión] la ley […] creó en sí mismo de los dos un hombre nuevo, estableciendo la paz y reconciliando a ambos con Dios en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo a la enemistad” (Ef 2,13-16).

      Esta fue la preocupación de nuestro Pastor: la unidad, que en sus días había de ser entre judíos y gentiles, y hoy en múltiples niveles. Y no diré que sea el menos importante la recuperación de la unidad católica del principio. Cristo fundó una Iglesia, que, como dice el Concilio, “subsiste en la Iglesia católica”, y lo demás fueron cismas y herejías. A esa única Iglesia hay que volver, y es un empeño de amor.

      Es un empeño de amor. Es perfectamente equiparable a la solicitud del Buen Pastor que busca la oveja perdida, incluso si ha de abandonar las noventa y nueve.

      Hay una cosa que no suele tenerse en cuenta, y que sin embargo, en la opinión de un profesor de aquí muy entendido en ecumenismo, es la verdad más importante sobre el ecumenismo, enunciada, me parece, por el Concilio también: la jerarquía de verdades. Nosotros estaríamos perfectamente dispuestos a dejar el agua bendita si con ello los protestantes aceptasen nuestra doctrina sobre la Eucaristía o la Santa Virgen. En otras palabras: hay renuncias que sí pueden hacerse; como que, en el caso citado (muy extremo, sin duda), a Dios se le haría la boca agua.

      Ahora bien, la renuncia se verifica cuando es posible. Nunca renunciaremos al primado de Pedro (es otro ejemplo). Y resulta, así, que el diálogo ecuménico no hace traición a la verdad católica, porque no concedemos más que lo que podemos. Y así, nuestro diálogo es perfectamente compatible con el mantenimiento de nuestra identidad siempre católica; es más: como enseña el magisterio, sin la identidad firme y segura, no es posible el diálogo. Yo no puedo hablar de fe sin saber bien qué soy y qué creo. Al mismo tiempo, el diálogo refuerza la identidad, porque me hace saber muchas posibilidades para mí mismo, para la identidad confesional que represento, puesto que, como dijo San Justino en el s. II, el mundo está lleno de verdades, pero estas son “semillas del Verbo”.

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  2. 21 septiembre 2015 18:11

    Pues muy bien: que se renuncie por amor y unión fraterna: total, apostasía es renunciar a la doctrina verdadera, significa ponerse o colocarse fuera, cosa que pasó en tiempos de Salomón. Y cuando hablo de esto, me refiero a un importante sector de la Iglesia que no puede subestimar los dones espirituales como la sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo, fortaleza, piedad, temor a Dios. Si vamos a complacer al mundo, al demonio y a la carne para llenar las iglesias, eso está mal; es un mercado libre.

    Yo no soy quién para hablar de esto, de antemano le dije que solo soy un laico, y me pone además el sobrenombre de malandrín , y con humildad me dejo dar en la otra mejilla.

    Veo más división que unión, más masoneria, más nueva era, y gente buena, que son buenos samaritanos en la calles, que no pueden entrar en la iglesia porque tienen mala imagen y los miran mal.

    Los pobres del mundo, los que ignoran la verdad, tienen más misericordia que los que saben perfectamente la verdad y la ocultan. Por eso la crisis, sobre todo la Iglesia en Europa. Como dice el apóstol Santiago, «La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo» (1,27). El amor puro que viene de Dios. Algunos solo siguen sus intereses, pero está escrito que esto debe pasar, y pasa. El amor, junto con la fe y la esperanza, atrae la misericordia de Dios.

    He visto que muchos entran en la iglesia sin renunciar al demonio, a la carne y al mundo y sin decir «sí, creo» a cada fragmento del credo. Estoy de acuerdo en que no se debe comulgar en pecado mortal. Bien lo decía el santo cura de Ars: es espantoso, sin propósito de enmienda y sin dolor por haber pecado, en pocas palabras, sin contrición acercarse al confesonario. Mejor decir: «Señor, no me arrepiento de esto o de aquello, sino que, por favor, haz que me arrepienta y deje el pecado o vicio que tanto te ofende». Entonces el Señor lo convertirá tarde o temprano. Comulgar malamente es como acuchillar literalmente el Cuerpo de Cristo y un sacrilegio que puede pasar factura en el juicio particular y en el final.

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  3. 21 septiembre 2015 21:03

    Espero que el amigo Elías no se enfade, porque he suprimido su párrafo final. Le pido perdón abiertamente por el calificativo de malandrín, que yo pensaba que era un término incluso cariñoso, y según el diccionario está bien lejos de eso.

    Por lo demás, no voy a dejarme atrapar por la polémica, que no es el destino de esta sección. Solamente unos puntos:

    – En mi respuesta, Elías, figura con toda claridad que la Iglesia, en su empeño ecuménico, no tiene ningún ánimo de renunciar a la verdad, ni para llenar las iglesias ni para otra cosa.

    – ¿Verdaderamente cree usted que por ser un laico tiene que saber menos? Póngase a estudiar, y sabrá más. Los laicos no son la plebe. Solamente le quedarán vedados los sacramentos y, según cómo, la moral.

    – En el último párrafo, daría la impresión de que confunde la Confesión y la Comunión.

    Repito que le presento mis excusas por lo de malandrín, que ha sido ignorancia lingüística, y le mando un fuerte abrazo.

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    • Elías Romano permalink
      21 septiembre 2015 21:34

      Padre, discúlpeme usted por ser tan tajante. Yo creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Espero también que no se enfade. Yo fui en el pasado víctima del new age, y descubrí que los que hacen más daňo a la Iglesia son los que cambian el sentido del Evangelio. Dios le bendiga; si he sido chocante, perdóneme. Cada quien es libre de creer lo que le plazca; lo mejor es estar en paz con Dios. Dios no abandonará a su Iglesia.

      Posdata. Me causó gracia el término malandrín; sonó a niňo travieso.

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  4. 21 septiembre 2015 22:33

    Solo un apunte, porque va siendo conveniente cerrar este camino que hemos seguido hacia la concordia. Dice usted que cada cual es libre de pensar lo que quiera. Queda usted, y cuantos la presente en años venideros viessen, condenado a leer este artículo, que le dirá muchas cosas sobre la libertad:

    ¡Libertad la libertad!

    Cada cual es libre ante la humanidad que lo rodea, y nadie tiene derecho a imponer –sí a proponer- ideas, creencias y religiones. En el aspecto “horizontal”, digamos, la libertad es plena (salvo que se atente contra el bien o libertad ajenos, lo cual suele ser propuesto como límite de la libertad, y desde luego no es el único).

    Queda el plano “vertical”. A aquello a lo que no pueden obligarme mis circunvecinos, puede obligarme y me obliga Dios. Ante Él, por ejemplo, tengo obligación de ir a Misa los domingos. La tengo también de tener fe, y la fe verdadera en la medida en que –no siendo un lapón del Polo Norte- puedo conocerla.

    Soy libre ante los hombres de adoptar cualquier actitud de pensamiento.

    Pero ante los hombres soy obligado a confesar, defender y vivir la Iglesia que usted nos recuerda que es Una, Santa, Católica y Apostólica.

    Y lo de “malandrín”, yo lo decía más o menos en ese sentido. Hay bastantes términos calificativos en español que, siendo negativos, en la lengua coloquial se emplean como cariñosos. San Josemaría Escrivá (un chorro de cariño) tenía la costumbre de llamar “ladrones” a los suyos.

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  5. FACUNDO permalink
    22 septiembre 2015 18:52

    Buenos días, Padre. Me llamo Facundo Guzmán y me gusta su página. Padre, le cuento que tengo un trauma psicológico, y desde 2012 no puedo salir a trabajar ni estudiar, y no puedo ir a Misa. Quisiera ir a confesar mis pecados y recibir la sagrada Hostia. Padre. ¿de qué forma puedo hacer penitencia? Saludos, Padre.

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    • 22 septiembre 2015 22:07

      Gracias por la confianza, Facundo amigo. Tengo que notificarte que en este blog estoy haciendo campaña para que a los sacerdotes no se nos llame “padres”, porque Jesús dice: “no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos (Mt 23,9). Podéis llamarme Don Miguel, que es el tratamiento más común en España.

      Yo creo que tu principal deber en estos momentos es cuidar tu salud. Y sé cuántas molestias puede causar esto, pero esas precisamente son –después de la Confesión- las penitencias que Dios espera de ti: santificar la enfermedad a base de luchar contra ella: por paradójico que parezca, se trata de eso.

      Y luego, para recibir los sacramentos, es o debería ser sencillo: se avisa al párroco y este viene, y se acuerda con él una cadencia de visitas de un número determinado, como dos a la semana (por ejemplo), y ya está. Hay diócesis en las que existe un servicio supraparroquial de sacerdotes para toda esa diócesis, pero si así es, el párroco te lo dirá.
      Y ahora te advierto que sentirás vergüenza. Será el empuje del demonio, que nos quita la vergüenza para pecar, y nos la pone para confesar.

      Ojalá que te restablezcas pronto, como Dios y la Santísima Virgen quieren para ti…, y yo también. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre.

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  6. 19 octubre 2015 1:00

    Don Miguel, te traigo una cuestion que sino es doctrinal, al menos es ética. Porque me trabé en discusión con gente que sabe mucho de doctrina, y yo los respeto, pero yo se de experiencia, y se me vino la parábola del buen samaritano a la cabeza.

    Todo empezó con una nota que publicaron esta semana sobre unas hermanas en la India, que han decidió dejar de dar los niños de su hogar en adopción por causa de la nueva ley que permite a padres solteros adoptar niños. Yo esto no lo discuto, imagino que las hermanas tendrán sus buenas razones. Me imagino por ejemplo que son países donde las niñas pequeñas se venden para matrimonio. Lo cual es terrible.

    Pero no es ese el caso. Desde la visión occidental hay quienes felicitan a las hermanas por la decisión argumentando, no se si con razón o no, yo creo que no, que un niño de un hogar debe salir a un lugar donde sea recibido por «padre y madre». ¡Súper lindo! pero no se da siempre. Y que? si hay tantos laicos practicantes de la fe que quieren y pueden recibir en sus casas a un niño de un hogar para amarlo y darle una vida feliz ¿cuál es la objeción?

    Yo tengo el ejemplo en casa con alguien de mi familia que antes de conocer a su esposo colaboraba en un hogar de niñas y adoptó una niña discapacitada que al salir del hogar volvía con toda certeza al mismo ambiente agresivo del cual fue quitada por medio del juzgado. Y sabemos muy bien en qué iba a terminar su vida en manos de quien estaba a cargo. Un destino totalmente aberrante era lo que le esperaba. Y decir que la niña es feliz es poco. Es sumamente amada, feliz y respetada. Quién puede decir que fue un error porque la doctrina dice….

    Y que? todos esos niños deben quedar esperando a ver si aparece una pareja? algunos salen del hogar a los 18 años, habiendo sufrido tantas carencias, sin conocer en la vida lo que es que alguien te considere «hijo».

    Yo quiero saber realmente cual es el inconveniente para que un soltero en condiciones espirituales correctas adopte un niño.

    Si te da la impresión de hablo desde las vísceras, estas en lo correcto. Me siento muy molesta con esto. Porque me discute que si no es con un matrimonio, que se queden en el hogar. Yo se mucho de hogares estatales, y a mi me da la impresión que hablan desde un desconocimiento de las cosas que sufren los niños.

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    • 22 octubre 2015 0:12

      «Virgen Peregrina», peregrina y amiga: Yo, en este blog, soy atendido como sacerdote; pero me da la impresión de que, en esta sección, más. Y sobre tu tema tengo que darte una respuesta tan humana, tan poco eclesiástica, tan prudencial, que no me parece que sea este el sitio de dártela.

      De manera que te la mando por c. e.

      ¡María y alegría!

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  7. 21 octubre 2015 19:12

    A «Virgen Peregrina». que dejó una consulta, como la veía acalorada por la discusión, pensé en dejar pasar dos o tres días para que mi contestación pudiera caer enn frío. Y hoy resulta ser que, por varias razones, no estoy en condiciones yo, A ver mañana.

    De todos modos, no espere una gran respuesta sobre esos temas,

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  8. 15 diciembre 2015 21:41

    Jesús dijo algo así a Santa Catalina de Siena: «No hay cosa que hiera más mi corazón y lo aborrezca que aquellas almas que no aceptan mi misericordia». Este, pues, sería el tan cuestionado pecado contra el Espíritu Santo. Ahora se refería Nuestro Señor a la Santa; del pecado de Judas Iscariote, no le dolió tanto su traición como su falta de esperanza en la Misericordia, mas sin embargo no parece condenarlo para siempre, alguna «sorpresa» incógnita que la Iglesia oficialmente no se atreve a revelar ni juzgar. «No diré lo que he hecho con este discípulo para que nadie ‘abuse de mi misericordia’, le dice Jesús a la mística de Siena. ¿No cree que quizás estamos abusando de la misericordia queriendo o sin querer, y eso puede más bien desatar la ira de Dios por soberbios? Su paciencia tiene límite, vemos lo que hizo con Saúl o con Nabucodonosor, por lo tanto quienes ganan indulgencia son gente que verdaderamente hace obras de misericordia corporales y espirituales, aquellas ovejas que Dios colocará a su derecha. Porque algunos pastores de la Iglesia, no todos, lo que hacen es cauterizar la conciencia. Estos últimos, desgraciadamente, están faltos faltos de humildad. El año jubilar de la misericordia, ¡que nadie abuse! Más bien, ¡que todos se ocupen! No crea que soy erudito, ni quiero dármela de listillo, el Señor me perdone si he dicho algo indebido, y le agradezco también que usted haga una obra de misericordia por mí: «Corregirme cuando me equivoque».

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    • 16 diciembre 2015 0:50

      Por supuesto que creo que abusamos de la misericordia de Dios, aunque también hay quienes tienen miedo de Dios y, con él, el escrúpulo que mata siempre. El temor de Dios es santo, pero el miedo, no.

      La mayoría abusamos de la misericordia. Es frecuente que digan: “Cristo perdonó a la pecadora”. Pues claro, pero la frase completa fue: “Tampoco yo te condeno. Ve y, en adelante, no peques más” (Jn 8,11). Es frecuente que digan: “Ya, pero, como Dios es misericordioso,…” Ah, entonces estás reconociendo tu pecado (para otra cosa no hace falta la misericordia); pero tú te apuntas a la misericordia (¡que tiene siempre, absolutamente siempre, condiciones!: el arrepentimiento y el propósito, tanto en el confesonario como en la cuneta del accidente), te apuntas a la misericordia…, ¡y Dios, que apechugue!

      Se me ocurre que hay dos formas de abusar de la misericordia, y que ambas son propias del ignorante contumaz. La primera es la de quien no reconoce sus pecados porque no quiere cambiar, o bien se parapeta tras esa misericordia mal entendida del Dios Bonachón, del Dios Pánfilo, del Dios Papá Noel. A este se le aplican estas palabras de San Juan Pablo II:

      “El auténtico conocimiento de Dios, Dios de la misericordia y del amor benigno, es una constante e inagotable fuente de conversión, no solamente como momentáneo acto interior, sino también como disposición estable, como estado de ánimo. Quienes llegan a conocer de este modo a Dios, quienes lo ‘ven’ así, no pueden vivir sino convirtiéndose sin cesar a Él. Viven, pues, ‘in statu conversionis’ [en estado de conversión]” (enc. ‘Dives in misericordia’ (1980), n.º 13).

      Así pues, saber que nos perdona nos hace estremecer dentro de la piel, y gritarle con gritos “¡Te amo, y nunca jamás cometeré ni el pecado más pequeño!”

      Existe una máxima famosa: “Antes morir que pecar”.

      El otro que abusa de la misericordia es aquel que construye su religiosidad a golpe de ritos, de sacramentos, de oraciones, de manera que llega a mentalizarse de que, con todo eso, él, por lo que se refiere a su caso individual, ha restablecido la semejanza con Dios; Se ha justificado; se ha redimido; no le queda nada que cambiar. Este señor, pues, que no debe nada a la ley de la gratuidad divina y sí todo a su rectitud intachable, se ha convertido en su propio redentor…, y eso es imposible. Dios es deudor suyo, él ya está hecho, y –por supuesto- todos sus vecinitos son inferiores a él.

      ¿Puedo concluir con una conclusión elemental, pero poco reflexionada? “La ignorancia es la raíz de todos los males”.

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  9. 23 agosto 2016 20:53

    A TI, QUE ME HAS ESCRITO DOS VECES Y…

    Tengo que enviar, salvaguardando a la perfección la identidad de la mujer americana de que se trata, un mensaje.

    A ti, que me has escrito dos veces contando aquellos problemas tan difíciles de sobrellevar, te comunico que, ya que no querías que tu caso fuese publicado aquí, no lo he publicado y te he escrito por c. e. en dos ocasiones. No entiendo cuál es la causa, pero sospecho que no recibes o no miras los correos. Deberías poner mi dirección en tu libreta de contactos y, además, deberías mirar en el espán, por si los duendes de la informática están metiéndome ahí.

    Un saludo cordial, y levanta el ánimo.

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  10. Inés Virginia Calle permalink
    18 septiembre 2016 9:09

    Hola, estimado Padre Miguel. Tengo tres hijas ya mayores y dos con hijas, o sea, que soy abuela de 4 nenas. No las eduqué en la Fe, y ahora, a sus treintaipico, son prácticamente ateas. Quisiera que me enviaras textos o palabras tuyas sobre las relaciones ante del matrimonio, pues mi nieta mayor, de 15, ya tiene novio y pone fotos en Facebook totalmente inapropiadas.

    Sé que todo es mi culpa, y encima, hace 10 años vivo en España (ellas en Argentina), y solo nos vemos una vez por año y, aparte de eso, por wasap… Son siete mujeres a la deriva y se ríen de mis consejos. Solo puedo ponerlas en mis oraciones… ¿Será suficiente? ¡Gracias!

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    • 21 septiembre 2016 16:01

      Estimada Inés:

      Ante todo, quisiera que no tomara usted mis palabras como las de un oráculo. Para evitarlo, le propongo dos oráculos, y así, la invito a leer, primero, un discurso del Papa Francisco que tengo en el blog:

      EL PAPA FRANCISCO HABLA A LOS MATRIMONIOS

      Y luego, un discurso un poco más largo, pero dirigido a novios y contenedor de una belleza mareante, del antecesor Papa Benedicto:

      BENEDICTO XVI HABLA A LOS NOVIOS

      Y mire, Inés: cuando está quemándose una casa, no se trata de discutir a ver quién se dejó el fuego encendido. Se trata de apagarla. Y resulta que solo un corazón armonizado consigo mismo es capaz de armonizar otros corazones, de enderezar vidas de hijos y de tener la seguridad de que Dios está con uno, con una. Solo un corazón en paz puede gobernarse a sí mismo, y por lo mismo solo ese es el que puede armonizar otros corazones, enderezar vidas de hijos y nietos, desmoronar el mal que ha hecho. Y eso, en lugar de caer en el peligro de acurrucarse en rincón para dedicarse a echarse la culpa y a identificarse a usted con sus acciones. Nuestro Dios las perdonará (o las perdonó, yo no sé) en el confesonario.

      Pero, entonces, ¿está su corazón en paz con Dios y consigo mismo? Por supuesto, preguntas así puede responderlas por correo, y si el nombre que me ha puesto es un seudónimo, entonces puede hacerlo aquí, porque supongo que a nadie ha comunicado ese seudónimo.

      (Continúo…)

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      • 21 septiembre 2016 16:04

        Inés hermana: ¿Está su corazón en paz consigo mismo, lo cual solo ocurre si está en paz con Dios? Se trata, en caso negativo, de confesarse y empezar a hacer un rato de oración al día. De momento, yo no le pido más. Y en esa oración que solo es posible con el alma desinfectada, en esa oración, decía Benedicto XVI, se nos irán cayendo las máscaras, las muchas máscaras, la infinidad de máscaras que nos hemos puesto para no vernos a nosotros mismos.

        (Continúo…)

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    • 28 May 2017 12:45

      D. Miguel: Aunque con ocho meses de retraso, quisiera añadir algo a su correctísima respuesta a Dña. Inés. Edite lo que considere oportuno, o dígaselo usted quitando mi nombre si lo prefiere, o ignore símplemente este mensaje si le parece improcedente. Sin más dilación, allá va mi osadía:

      Dña. Inés: Reciba un afectuoso saludo. Le ruego que, si empieza a leer lo que sigue, no lo deje a medias, porque primero voy a exponer el problema, y seguidamente la solución.

      Usted confiesa que no educó a sus hijas en la fe. De esa forma, usted hizo caso omiso a la orden de nuestro Señor de «ir y anunciar»…, pues, lógicamente, se ha de empezar por la casa. En el primer mandamiento ya dice la Palabra de Dios que «estas palabras quedarán en tu corazón, y hablarás de ellas en casa y estando de camino».

      ¿Qué hacer ahora? Solucionarlo. Tiene solución, y yo voy a tratar de orientarla. La solución no es olvidarse de todo y esperar que el tiempo lo solucione. Es mentira: el tiempo no perdona, ni soluciona nada.

      La solución es la santidad. Solo el estado de gracia puede convertir su tristeza en alegría. Es que toda tristeza viene del pecado. Asuma el pecado, asuma la tristeza; solucione el pecado, solucione la tristeza; esté en estado de gracia, y estará alegre, por que la gracia es alegría de VIVIR, pero fíjese: VIVIR con mayúsculas.

      No se desespere, que la desesperanza es pecado, y como tal, sólo conseguirá más tristeza. No le digo alégrese, pues no procede, sino duélase, pero no por sus hijas, sino por la ofensa a Dios, que es en realidad lo que es todo pecado: ofensa a Dios. Sí.

      Duélase por ofender a Dios, pero hágalo por otros pecados, no vaya a ser que simplemente esté disfrazando los sentimientos. Es más, olvide en la medida de lo posible que son sus hijas y nietas, contemplando ese pecado talmente como si las personas afectadas fueren otras.

      Evite el sentimentalismo. Nunca, y ahora tampoco, nunca se deje llevar por las emociones, que eso es lo que hacen los animalitos porque no pueden hacer otra cosa. Sea fría, si prefiere llamarlo así. Al dolerse por otros pecados, evita engañarse, y podrá presentar a Dios su contrición, a Él, que nunca desprecia un corazón contrito.

      Póngase en sus manos, y en las manos de María. Recuerde que Ella es capaz de convencer a Cristo de realizar un milagro con solo exponerle la situación, sin llegar a pedirle nada, como en Caná. Siempre serena, y lo marco por que es importantísimo, siempre serena -no sea que se autocompadezca-, con su corazón contrito, vaya entonces ante el Sagrario. Impóngase un silencio de unos cinco minutos ante nuestro Señor Sacramentado. Después, y manteniendo la serenidad, propóngase firmemente no volver a pecar -sabiendo también que sin Dios nada puede-, de camino a presentar ese corazón contrito ante el confesor, y acto seguido, cumpla la penitencia.

      Entonces confíe en Dios, sepa que sus pecados Dios los perdona. Confíe y ya considere que esos pecados no existen más. No vuelva a preocuparse por ellos. La mujer que fue ya murió con su pecado, y acaba de resucitar una mujer nueva. Esto es muy grande. Le aseguro que sentirá usted un gran alivio, y en adelante, librada de esa carga, podrá dedicarse a lo que debe, evangelizarlas.

      Solo a eso, no importa cómo fue, lo que ahora tendrá delante son unas mujeres, sus hijas y nietas, que necesitan ser evangelizadas, curadas de sus vivencias ateas. Sí. No lo dude. Su oración es poderosa -lo dice Jesús-, pero necesita fe. Intente usted ser instrumento del que Dios pueda servirse para hacer llegar a ellas su Palabra.

      No trate usted de tocarles el corazón, sino reclámele a Dios que lo haga, que Él es quien toca los corazones. Usted haga su trabajo, que no es tocarles el corazón, sino solo anunciarles el Evangelio, a tiempo y a destiempo. Dios ya hará lo que tenga que hacer. Eso sí, usted puede achuchar a Dios para que lo haga. Pero no diciéndole lo que tiene que hacer, que Él ya lo sabe.

      Además, puede que Dios conozca que esas mujeres necesiten tocar fondo para levantarse y a usted no le guste la idea… Jesús es misericordioso, ¿verdad? No se preocupe de la miseria que pueda asirse a sus hijas y nietas; al contrario, Dios en ellas pondrá su Sacratísimo Corazón.

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  11. 21 septiembre 2016 16:06

    Digo esto porque, para nuestra labor de repesca de seis mujeres y una víctima, la pieza clave es usted, que conserva la fe, sea cual sea la razón por la que –dice, y yo no la juzgo- no educó a sus hijas en la fe. Y la labor tendrá garantías de éxito en la medida en que deje usted que Jesús le trabaje el alma. Incluso si parece que no se progresa nada, arriba le llevan las cuentas, y Dios sabe siempre más, y sabe cuándo corresponde que su hija mayor se convierta o que reviente todo el Facebook de todo el mundo.
    Y cuando le parezca que su oración es totalmente estéril –que puede ocurrir-, entonces recuerde a Sta. Teresita. Llevaba tiempo rezando por un terrible criminal encarcelado, y acudía –con el espíritu de hija pequeña que la definía-, acudía al Sagrario a decir: “¡Me lo tienes que dar, porque es mío!” Un día le comunicaron que el forajido se había escapado y se había tirado de un puente; lo recogieron muerto. Y Teresita –niña gruñona esta vez- se cuela de nuevo en la capilla, para quejarse: “¿Por qué has hecho esto? ¡Te decía que era mío!” Y a esto, el Señor le contestó: “Teresita, entre el puente y el agua estaba yo”. Él había sabido lo que tenía que hacer para que se arrepintiese en el último segundo.

    Y esto, en previsión de desalientos lo digo, pero muy bien puede ocurrir lo contrario: que justo el día de su Confesión la llame su nieta para decirle que se ha quitado el Facebook porque todo aquello le da asco… o porque prefiere meterse monja concepcionista: cosa al alcance de Dios si nosotros lo dejamos hacer. Y lo dejaremos hacer a base de dejarle hacer en nosotros: su importancia en el negocio es, digamos, de un 97 %: lo que nosotros tenemos que hacer, eso cuenta en torno al 3 %. Y digo esto teniendo en cuenta quién es Dios y quiénes somos nosotros, y con cifras como símbolos.

    Me dice que ora por ellas y que a ver si es suficiente. Como le insinuaba antes, es suficiente y de sobra, y al mismo tiempo, Dios necesita más. Decía un Padre de la Iglesia: “Orad como si todo dependiese de Dios, y trabajad como si todo dependiese de vosotros”. Y si, desde España, puede hacer poco, piense si (sensatamente hablando) existe la posibilidad de volver.

    Por lo demás, otra batallita. Sabe bien que San Agustín es uno de los santos de mayor influencia en la historia de la Iglesia. Pues, hasta los treinta años aproximadamente, fue un pecador grandísimo, que parece ser que llegó a la homosexualidad o a sus puertas. Pero su madre era una santa: Santa Mónica, que continuamente oraba y lloraba pidiendo la conversión de su hijo. Y tuvo ocasión de conversar con un tercer santo: San Ambrosio, obispo de Milán. ¿Y sabe lo que le dijo? “No se puede perder el hijo de tantas lágrimas.”

    Muy bien: ahora vamos por las “palabras mías”. Usted se refiere a las relaciones prematrimoniales. Muy bien. Ahora voy.

    1. Si se fija, en todos los estados de vida se da una progresión y, a lo último, una culminación. Para ser sacerdote, tuve que pasar siete años de seminario, y durante estos, una vez recibí el lectorado, otra el acolitado, otra el rito de admisión, luego el diaconado (que es ya sacramento del orden), y luego por fin la ordenación sacerdotal: y solo ese día pude celebrar la Santa Misa.

    Los religiosos lo tienen organizado diversamente según la congregación, pero vienen a ser una serie de fases que se coronan con un rito, y al término final, la profesión solemne, y creo que solo por razones muy contadas pueden dejar, después de esta, la congregación.

    Y mira por dónde, la vocación al matrimonio procede parecidamente. Primero el “¡cómo me gusta!” secreto y anheloso; luego se le dice y se le pide salir; se empieza a salir, y un día, quién sabe si dos meses después, aquello de “Isabel, perdona… yo… ¿Te importaría si te diera un beso?” Más tarde, los besos son en los labios. (¿No es evidente una progresión en todo esto?) Un día, la chica presenta al marido en casa de sus padres. Siguen… Un día, el mocetón saca una caja chiquita muy bien forrada de azul, la abre… dos anillos: “Isabel, ¿quieres casarte conmigo?” A todo esto, naturalmente, si ha habido pureza, el amor, custodiado, ha ido creciendo; y la noche de bodas, desde el punto de vista sexual, es el matrimonio cristiano el que más la disfruta: porque ese amor custodiado que ha crecido se expresa ahora sexualmente por primera vez cuando ya es muy grande. Asimismo, los matrimonios que siguen las normas cristianas sobre evitación de la concepción son también los que más gozan de las relaciones sexuales.

    Claro que en la descripción que he hecho hay mucho idealismo o que parece anticuada; pero si ahora las cosas se hacen mal, no veo por qué yo tengo que describirlas mal.

    Me gustaría que leyera, en el blog (y es que en este preciso momento no puedo darle la URL), este art. también:

    MEDIOS PARA VIVIR LA VIRTUD DE LA PUREZA O CASTIDAD

    2. El hecho de que en todas las sociedades, en todos los tiempos, se haya tenido y cuidado un marco, con sus reglas, para regular lo que se refiere al matrimonio, algo tiene que decirnos. La diferencia de esos marcos y de esas reglas provendrá, sin duda, de algún factor más, pero no le quepa duda de que el factor principal es el pecado original. Si lo dejamos aparte, el matrimonio es –por ley natural, esto es, la que todos tienen grabada en su interior- la unión de uno con una para siempre y para procrear. Y, por último, el fin de este marco del matrimonio incluye, como se ve, diversos aspectos, pero sin duda uno es custodiar el amor. Compare usted, si no, lo que suelen durar por regla general los matrimonios con lo que suelen durar las uniones libres: “soy libre de ti, no tengo responsabilidad de ti, no tienes ningún título para presentarme exigencias, ergo tomo la puerta y me piro”. Otramente suena la voz ante el altar: “…y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

    3. Habría que preguntar a los sexo-libristas si no se sienten, después de uno de sus ejercicios, mal, sucios, basura, y además, cómplices los dos y traidor cada uno contra el otro. Porque los tales ejercicios contradicen la naturaleza humana, y si son cristianos, contradicen también la Ley revelada para hacernos felices. Por supuesto, no dirían la verdad, pero la causa sería, o porque mentirían, o porque se engañarían o estarían autoengañados ya de antes. Como dijo alguien, al hombre no le es posible vivir mucho tiempo en el pecado sin provocar la maniobra del autoengaño. Además, en la sociedad meretriz que corrompe a sus hijos, encontramos toda clase de argumentos y toda clase de ejemplos.

    4. Otra faceta del engaño que el sexo falso siempre lleva anejo es la de quererse… en el período de prueba y hasta el día en que me presentes los anillos; esto, en realidad, no es quererse de veras, por supuesto. Si acaso, es utilizarse. También puede darse el fin el día de la primera bronca, o cuando encuentre otra mejor, o… Talmente como hacía el padre de algún conocido mío. En algunos concesionarios prestaban motos durante un día para que los que estaban pensando en comprar las probasen. El hombre pedía una, “¡muchas gracias!”, se pasaba el día de excursión con su hijo, y a la vuelta daba las gracias, pero decía que lamentablemente la moto no lo había convencido. Y al día siguiente, podía probar otra moto, y al cabo de varias, seguir, por el sencillo procedimiento de ir a otro concesionario. Y así podrá decir tu nieta al individuo: “Oye, tú ¿me estás amando, o me estás tomando el pelo?”

    Y me apresuro, Inés, a recordarle la diferencia gigantesca entre el amor y el sentimiento. Uno puede sentir unas emociones muy fuertes por una chica, pero no amarla. Si no quiere casarse, o no se lo plantea más o menos, a la distancia, no es amor, es gustirrinín. Lo cual se nota en la forma de besar, sobre todo porque el que siente y no ama cierra los ojos –de lo cual no me quejo- y –este es el asunto-, al besar, besa menos a la mujer que a la emoción que siente besando. Ojo con los emotivos.

    5. Por último, habrá que decir una palabra sobre los anticonceptivos, porque las parejas de medio pelo suelen usarlos. En primer lugar, varios de ellos son abortivos, pero no los recuerdo todos. El DIU claramente lo es, porque funciona impidiendo la implantación del óvulo fecundado en el endometrio, y justamente desde que resulta fecundado el óvulo empieza a haber persona. La píldora del día siguiente puede provocar aborto o no hacerlo, y no puede saberse; ya que, por un lado, puede alcanzar a un óvulo fecundado o no, y en otro nivel, puede que impida (o no) la implantación espesando el moco cervical.

    Pero no es esto en lo que debemos centrarnos ahora. Afirmo que el uso de anticonceptivos (se exceptúan los métodos naturales justamente por serlo) es -¡de nuevo!- un engaño mutuo y una ficción de amor. Y es que hay que entenderlo: el ser humano tiene unas reglas, y desde toda la vida se ha sabido que, si del coito sale un nene, el coito está inventado para sacar el nene; y si no sale el nene, seguiremos intentándolo. ¿Y no está el coito también para el placer? Sí, señora. Pero si ponemos en un plato de la balanza la vida humana que hemos hecho con el placer que durante un breve tiempo hemos sentido, entonces, usted me dirá. En conclusión, el acto sexual debe estar, o bien abierto a la procreación, o bien cerrado con medios naturales, además de con razones aceptables.

    Esto es así. Es –toscamente dibujado- una suerte de plano de la sexualidad humana, y yo no he sido el culpable.

    Y, ahora, visto esto, sacamos la conclusión de que el uso de anticonceptivos equivale a un “te quiero, pero solo a tu sexo, y no a tu fecundidad”: a una parte de ti, a la que me interesa, y no a esa otra que podría darnos algo más de trabajo. Te quiero cortándote un trozo. Te amputo un brazo, mi amor.

    6. A la vista de lo visto, podemos sacar la conclusión de que en las relaciones prematrimoniales no hay amor, si acaso hay sexo y algo muy mal entendido que por entenderlo mal llamamos amor. Y es el caso que, de los dos, en la abrumadora mayoría de los casos, es la mujer quien sufre más. Ella puede quedarse embarazada. Si la embarazada cede a la demencial tentación de abortar, entonces, aunque cosa tan absolutamente trascendental no se la haya dicho nadie –como en efecto suele ocurrir-, desde el día mismo del aborto comenzará a sufrir un síndrome terrible que, probablemente, acarreará hasta la tumba. Se llama el síndrome post-aborto, y lo tienes aquí:

    EN UN ABORTO MUEREN SIEMPRE DOS (EFECTOS DEL ABORTO EN LA MUJER)

    HISTORIA DE PATRICIA

    Aunque no quede embarazada, ante una situación de ruptura, en las sociedades en que vivimos tiende a ser el hombre quien tiene un trabajo y administra el dinero.

    7. En definitiva, Inés, hay que pasmarse al ver la cantidad de contradicciones que habitan el planeta del amor libre. Le prometo que yo estoy muy cansado, y la invito a que las cuente usted. Y también a que me lo digas.

    La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo desciendan sobre vosotras y os acompañen siempre.
    Dios te salve, María. Dulce Estrella de la Esperanza, envíales un rocío de besos entre continente y continente. Amén.

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  12. 23 noviembre 2016 10:21

    Hola, padre, aquí estoy otra vez para consultar con usted. Mire, he visto cómo está ahora mismo mi alma, mi vida, mi estado de ánimo, y haciéndome un examen de conciencia, me encontré con la imagen de un desierto, aquel espacio de tierra estéril, vacío, seco. Desde abajo, con mis dunas, contemplo la grandeza del cielo, pero no puedo contemplar en mí mismo frutos buenos, sino desolación, luces y sombras, algunos reptiles rastreros y aves carroñeras que pasan esporádicamente como tentación y se esconden bajo las arenas y las piedras, y muchos espejismos. Qué pena, ¿verdad? Por más que alguien de buen corazón quiera sembrar una semilla buena en mí esperando que yo le dé algún fruto tropical o del bosque, no crece; aun trasplantando árboles, es inútil: se seca; sobre mi desierto no cae lluvia, Es por esto por lo que, al parecer, he decepcionado a muchos, incluyendo a mi familia. Abarco mucho, pero produzco poco o nada. He tenido muchas profesiones y me he codeado con muchas personas, pero ahora me veo sin ejercer ninguna actividad. Aunque me esfuerzo, no logro perseverar en lo que emprendo. Tengo casi cuarenta años y ni me he casado, ni valgo para cura. Yo rezo, pero ya sin emociones: se han secado mis lágrimas, mi corazón es de piedra, se han desvanecido mis fuerzas e ilusiones. Qué pena, ¿verdad? Pues no quisiera dar pena, esa no es mi intención. Creo que aun siendo como soy, un desierto, tengo una esperanza pequeñita como una nube que anuncia lluvia y que ligeramente va creciendo. Creo también que a un nómada muy rico como Abraham le ha sido revelado pasar sobre mi desierto con la visión de construir una ciudad entera, y creo que dentro de mi desierto, en lo más profundo, corre agua viva oculta, que ni yo mismo sé que existe. Creo que este corazón de piedra es igual a la peña de Horeb. ¿Usted qué cree, padre? ¿A lo mejor soy muy iluso o imagino demasiado? Gracias por leer esto.

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    • 23 noviembre 2016 18:34

      Queridísimo Leoncillo57:

      Me dice usted muchas cosas y no me dice ninguna. La metáfora del desierto está bien desarrollada, pero no me informa de los hechos en cuestión. Soy catalán, y para los negocios, me gusta lo concreto. Aun así, le diré bastantes cosas, apuntando a ciegas.

      1. No aprecie usted lo malo de cuanto me describe poniendo en exceso el acento en el aspecto individual. Me hace alusión al perjuicio familiar, pero quizá le falta dar a ello más importancia; perdone, que ya sabe que no es una acusación.

      2. Tengo para mí que lo que a usted le ocurre es una crisis de edad. Se ha plantado en los cuarenta sin trabajo, sin novia, sin dinero, sin prestigio ante los suyos, y cuando sale con los amigos, no puede pasar del café con leche. Y mire, dicen que «mal de muchos, consuelo de tontos», pero le diré una cosa sin considerarlo precisamente tonto. Esa crisis -me parece- es hoy más común que nunca, y usted mismo conocerá personas en la misma situación. Vivimos en la era «Peter Pan» (el que no quería crecer), tanto por razones económicas como por razones sociales o hasta más. Y resulta ser que acabamos el bachillerato a los 21, empezamos la carrera a los 25, la terminamos a los 35 con múltiples trabajitos tontiburros por entre medio (hay que pagar los libros y callar a papá)… y lo de la novia, es que se ha puesto imposible; en particular, si es usted católico, porque entonces, para encontrar una adecuada, trabajo le doy. (En alguna parroquia sé que se ha visto el problema, y se instauró una actividad de formación religiosa seguida de otras más de relación, cine o baile en los salones, etc., para tantos chicos y chicas cristianos que, ¡oh prodigio!, pueden encontrar la salida -¡la media naranja!- nada menos que en una parroquia. No sé si ha habido ya algún matrimonio. Pero sé que, cuando el señor obispo de allí cambió al cura a otra parroquia, le preguntó inquieto: «Entonces, con esos chicos que iban contigo, ¿qué pasará…?»)
      Tenga usted paciencia, o sea, saque fuerzas de flaqueza para llenar sus varios agujeros. Y manos a la obra. Uno tras otro, los problemas, mal que bien (nada hay perfecto en este mundo), no digo «se irán solucionando», sino «los irá solucionando». Porque no hay pensar en que los problemas se solucionan solos o las autopistas se construyen solas. Tenga paciencia, sí, pero no espere: ¡trabaje, busque, horade y escudriñe!

      3. Le he dado un consejo humano, práctico. Corresponde el turno al consejo sobrenatural. Señor Desierto: ¡Grite usted al cielo, con todas sus dunas y catorce cactos, pidiendo la lluvia! La lluvia en cada una de esas varias áreas que usted percibe pendientes. Hay una sentencia famosa de algún padre de la Iglesia: «Orad como si todo dependiese de Dios, y trabajad como si todo dependiese de vosotros». Todo depende del cielo más que de nosotros. Téngalo en cuenta. Y póngale a su Rosario una hora fija que no sea después de cenar.

      4. Lo que más me intriga es saber qué son sus espejismos.

      5. Lo malo de tener muchas profesiones es que es sinónimo de no tener ninguna. ¿Podría -por su experiencia, por sus conocimientos, por sus contactos, etc.- afincarse en una y tratar de quedar estable? Si no logra perseverar, ¿por qué no intenta las cosas siempre con la colaboración de alguien (de fiar)?

      6. El símil de Abrahán, no lo entiendo.

      7. La situación que describe por lo que se refiere a la oración, mire: es la misma mía. Podrá sorprenderle, pero Dios y la mugre trazan los destinos de nuestra oración de animales espirituales, con alguna participación de nosotros mismos. Usted, le recomiendo, haga la oración tomando notas de lo que le inspire el trato con Él. Y emplee como punto de partida el Evangelio o, más en general, el Nuevo Testamento.

      Porque, si lo entiendo bien, eso del agua se refiere, desde lo de la «esperanza pequeñita», a la oración. Abraham me confunde, sobre todo porque el del Horeb fue Moisés.

      Pero, en fin, sobre si hay agua o no hay agua, le doy dos respuestas:

      a) Moisés fue castigado por falta de fe. Es un pasaje intrigante, pero los tíos listos dicen que es por haber golpeado la roca dos veces, como si no se fiara mucho de una sola. ¿A cuántos estamos de fe? Ya que

      «2 Por ella los antepasados han recibido un testimonio.
      8 Por la fe, Abrahán obedeció al ser llamado para ir al lugar que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde marchaba. 9 Por la fe, peregrinó por la tierra prometida como en tierra extraña, y habitó en tiendas, igual que harían Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas; 10 porque esperaba la ciudad fundada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe, también Sara, que era estéril, recibió vigor para concebir, aun superada ya la edad oportuna, porque creyó que era digno de fe el que se lo había prometido. 12 De modo que de uno solo, y ya decrépito, nacieron hijos tan numerosos como las estrellas del cielo e incontables como las arenas de las playas del mar.
      13 En la fe, murieron todos ellos, sin haber conseguido las promesas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y reconociendo que eran peregrinos y forasteros en la tierra. 14 Los que hablaban así manifestaban que iban en busca de una patria. 15Pues si hubieran añorado la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de volver a ella. 16 Pero aspiraban a una patria mejor, es decir, a la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios suyo, porque les ha preparado una ciudad.
      17 Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac, y el que había recibido las promesas se dispuso a ofrecer a su único hijo 18 de quien se le había dicho: En Isaac tendrás descendencia. 19 Pensaba, en efecto, que Dios es poderoso incluso para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobró y fue como un símbolo» (Heb 11).

      b) Que si hay o si no hay…: y usted ¿qué cree…?

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  13. 23 noviembre 2016 20:40

    Muchas gracias por su rápida respuesta y perdone por ser demasiado metafórico y andarme con rodeos, por no ir al grano; solo que me imaginé realmente que así como es un desierto es mi vida de pecaminosa y miserable, sea cual sea el desierto: el de Canaán donde habitó Abraham, padre de la fe, o el desierto en tiempos de Moisés, o el desierto adonde fue llevado Nuestro Señor Jesucristo por el Espíritu Santo durante cuarenta días, o el desierto de Apocalipsis 12, donde fue resguardada la Mujer a salvo de la serpiente… En fin, es un lugar bastante bíblico y pensé que, sacando lo peor de lo peor de mí, me da la sensación de ser como un desierto, y dándome consuelo un poco, investigué sobre el tema, y sé que, aparte, los desiertos pueden esconder manantiales muy por debajo de las dunas, y eso significa que por debajo de las capas de arenas hay tierra fértil y rocas firmes, creo que hay en la Bíblia muchos pozos construidos por los patriarcas, se los llama también oasis; y en cuanto a mi corazón de piedra, me imaginé precisamente aquella roca donde Moisés golpea para saciar a su pueblo y a su ganado en Horeb. Bueno, me ilustré demasiado.

    Pero bueno, el punto es que, al igual que yo, con mi crisis de edad hay muchas personas, y aquí toca usted otro tema:

    Hay en muchos hombres y mujeres una nostalgia por el pasado. Quizá sea una conciencia colectiva que nos dice que antes estábamos mejor o que nos advierte que, tal y como vamos en el presente, el futuro pinta muy mal. No se trata de tecnologías o tendencias, se trata de valores, de la modestia, la moral, que va en decadencia. Quizás sea propicio revisar la historia, que es la base en la que se construye nuestra sociedad para seguir edificando sin miedos el porvenir, porque ahora vemos tambalearse todo, y por lógica nos cuesta mucho avanzar.

    ¿En quién o en quiénes nos hemos apoyado para ser los que somos ahora? Si la respuesta es: «en nosotros mismos», es normal que seamos egoístas. Si la respuesta es: «en la sociedad que nos rige», es normal que estemos inseguros. Si la respuesta es: «en una deidad imaginaria» o «en un falso dios personalizado», somos tan egoístas como inseguros. Si es «en el Dios de Israel», pues aquí nos damos cuenta de que hay cosas en nosotros que sobran y otras muchas que faltan.

    Quizás no nos hemos dejado regir por ese Dios, nos hemos desviado tanto, que es normal que muchos no crean en los milagros, en las maravillas, y vagamos por el desierto de la ignorancia y la desesperanza sin poder converger por medio del Espíritu de Dios. Unidad que en modo alguno consiste en tolerancia a las cosas malas juntamente con las buenas, sino en «quedarnos únicamente con lo bueno» [cfr. 1 Tes 5,21], y esto es andar conforme al Espíritu de Dios [cfr. 1 Tes 5,19], aceptarle a Él es el primer paso, creerle a Él, amarle a Él, temerle a Él, haciendo su voluntad y aceptándola.

    Entonces podemos avanzar completamente fiados hacia el futuro, sin miedos, porque hemos edificado en la roca firme [cfr. Mt 7,24] y llevaremos al verdadero Dios a las demás personas.

    Me detengo a pensar que yo, como católico apostólico, veo cosas que quizás no es bueno decir, y pienso que mejor callo, pero las voy a decir en resumidas cuentas y sin ánimo de herir sensibilidades: que cuando la Iglesia se convierte en poder político y financiero, se prostituye. Vende su verdad y es responsable de la sangre de los justos por lucrarse y promocionarse de esa manera. Es algo que entre todos debemos cambiar a todo trance: no solo depende de mí en lo personal, sino que depende de todo aquel que desee realmente edificar la Iglesia espiritual, no demolerla como hacen otros que ni sienten ni padecen. Con esto termino y agradezco su atención.

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    • 1 diciembre 2016 6:03

      Querido Leoncillo: Imaginará que no me ha gustado el último párrafo. Pero no por lo que tiene de juicio, sino por lo que le falta de información. Si no me fallan los datos, la Iglesia tiene en torno a 300.000 colectivos dedicados a la atención de los necesitados. ¿Hay alguien que tenga algo parecido, aunque sea en proporción? Y, luego, las miradas de muchos solo saben mirar a la Santa Sede, y, por supuesto, solo saben ver en ella un aparato de poder y economía. Hace muchos años, leí un libro en el que se aludía a cierto cálculo. Según su autor, si se tomaba todo el presupuesto anual del Estado Vaticano y se dividía entre el número de católicos, salía a razón de… una peseta por barba.

      Esto no son especulaciones. Esto son hechos. Y «contra facta, non valent argumenta», «contra los hechos, no valen los argumentos».

      Muchas gracias por todo lo demás.

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  14. Isabel permalink
    5 abril 2017 20:20

    ¿Es usted del Opus D?

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  15. 6 abril 2017 16:48

    ¿Qué cosa es el «Opus D»?

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  16. 6 abril 2017 17:34

    No. Pero no me avergüenzo de la estima en que lo tengo.

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  17. 6 abril 2017 18:07

    Ya te has espantado de mí…

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    • Isabel permalink
      18 abril 2017 20:00

      Si no es del Opus Dei, ¿por qué le tiene tanto cariño? ¿Qué le une?

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  18. 18 abril 2017 21:35

    Como sé que vas a entenderme, te pongo una comparación: ¿tenderías tu ropa íntima en la plaza más importante de tu pueblo o ciudad? Esto es más, porque puede verlo cualquier persona del dominio hispanohablante.

    Como sé que me has entendido, declino la respuesta. Un saludo a mares.

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    • Isabel permalink
      18 abril 2017 22:52

      Entonces, la misma respuesta sirve para mí. Verdades a medias por ambas partes. ¡Qué fiasco!

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  19. 19 abril 2017 11:57

    No. Es lo normal. Estamos en plaza pública, tú tienes tus asuntos personales que no me contarías ni personalmente, yo también los tengo…: todo esto forma parte del funcionamiento normal de la sociedad. Lo único que debemos entre todos hacer arder en inquisitorial hoguera es la infame, cochina y demoníaca mentira: mi principal enemigo, si has leído el artículo de presentación:

    Soy cura: ¿qué pasa?

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  20. 19 abril 2017 20:34

    No ha sido una equivocación grave. Y, en cambio, con esta respuesta, dejas memoria de una sana humildad.

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  21. Leoncillo57 permalink
    13 julio 2017 11:18

    Hola, Padre Miguel, aquí estoy de nuevo, Sabe que soy de los seglares que animan a las personas a ir retomando los valores tradicionales de la Santa Iglesia Católica y a desempolvar libros de autores buenos sobre la sana doctrina, sin fijarse en lo que se diga en Wikipedia o algunos editores cuestionables.

    Sin embargo, también a los tradicionalistas los exhorto, y a veces con mucha fuerza. A algunos de ellos les digo: «¿De qué sirve seguir correctamente la doctrina católica sin involucrarse en medio del mundo, sin que eso signifique ser parte del mundo con el fin de salvar almas?» Hay que saber meter la mano en el fango profundo para sacar tesoros escondidos allí sin que terminemos nosotros hundidos para siempre en ese fango sin salir.

    Eso es evangelizar con eficiencia, ver más allá de las apariencias y el escándalo, saber no solo apariencias, sino lo que hay más allá provechoso. Saber que no todos estamos en el mismo nivel espiritual: algunos necesitan la leche espiritual, y otros, alimentos sólidos, en el sentido espiritual. Hay que saber marcar pautas, saber cuándo flexibilizarse y cuando ponerse firmes, saber celar la fe y no celar el amor, saber que en cuestiones de caridad se puede improvisar muchísimo, pero en cuestión de fe es mejor no improvisar mucho y seguir una línea recta y basada en la verdad, pero una verdad pertinente, oportuna.

    Comparto esto, no porque quiera dármela de «listillo», sino para edificación, porque ¿de qué me sirve guardarme solo para mí cosas que son joyas evangélicas? Hay que saber condenar el pecado sin condenar a las personas; la tarea de acusación o prejuicios la tiene el demonio, y ambas son herramientas de destrucción. A veces me toca hacer el papel de pesado, en el sentido de regañar a los administradores de la empresa que dejó Jesucristo, a los pastores que muchas veces son lobos -no a todos, pues conozco a muchos curas buenos-, a que se encarrilen por el buen camino, porque si la gente se está perdiendo en el pecado sin remedio y van a un infierno seguro, hay algo que debemos hacer urgentemente como equipo, pero cosas acertadas y sacar partido de los talentos. Un saludo.

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  22. Lauraefe permalink
    23 agosto 2017 16:58

    Buenas, D. Miguel. He estado leyendo artículos que condenan una saga de libros y películas que a mí me gustaba, Harry Potter. Utilizan argumentos como que incita a la brujería y al ocultismo, que habla del mundo de la magia como si fuera algo bueno, que es obra de Satanás porque no se menciona a Dios, que tiene una moral difusa, que los poderes sobrenaturales se dan a gente al azar en vez de a Dios, o que en algunas ocasiones hay frases que pueden ser interpretadas como metáforas que en cierto modo denigran la religión (ponían como ejemplo una escena en la que encuentran sangre de unicornio, que tiene el poder de hacer vivir a uno aunque esté al borde de la muerte, pero pagando el precio de matar una criatura pura; quien la bebiera, además se condenaba a una maldición, lo que interpretan como una metáfora hacia la Eucaristía pero con algunos errores. También mencionaban que en el último libro se habla de tres objetos, las reliquias de la muerte, que pueden ser usados para vencer a la muerte, cuando solamente Cristo pudo hacerlo.

    Yo leí Harry Potter cuando era más pequeña, pero nunca me dio la tentación de comprar un libro de hechizos ni hacer ritos de ocultismo, y obviamente no me creo que se pueda vivir eternamente ni que se pueda vencer a la muerte usando objetos mágicos. Simplemente lo leí como entretenimiento, y lo mismo puedo decir de las películas. No creo que puedan dañar mi relación con Dios ni hacerme creer que no hay nada malo en practicar la brujería. ¿Debería alejarme de esta saga y similares, o es inofensiva?

    Aprovechando que estoy hablando de este tema, soy fanática de un vídeo-juego de terror llamado Five Nights at Freddy’s, que trata de un guardia de seguridad nocturno que es atacado por unos robots que quieren matarlo. La historia tras esto es que hubo un asesinato de niños en la pizzería en la que se desarrolla, y sus almas entraron en los robots para buscar venganza. En mi opinión, lo califican como de terror porque se desarrolla en un ambiente oscuro, los muñecos en la oscuridad son un tanto espeluznantes, no te puedes mover (por lo que da sensación de que no puedes escapar) y porque tiene sustos. La verdad es que a mí no me da miedo, lo único son los sustos, que me hacen dar un respingo, pero nada más. No contiene prácticamente nada de violencia. Me gusta porque me llama la atención lo elaborada que está la historia y me gusta la atmósfera en la que el jugador se encuentra inmerso. Mi pregunta es la misma de antes: ¿está mal que me guste esto, o puedo seguir siendo fanática?

    Saludos, y gracias de antemano.

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  23. 24 agosto 2017 17:40

    Le he cambiado a Lauraefe la palabra «fan», que aparece dos o tres veces, por su origen: «fanático». Espero con ello haberle dado a entender que su posición es desfavorable respecto a fantasmas que la insidian, ya sea el repolludo niño Harry Potter, ya la fantasmada de los fantasmas metidos en robós en un vídeo-juego que sigue los pasos de la película Pesadilla en Elm Street tan de cerca como puede sin ser acusada (la fantasmada) de plagio por ello.

    Su posición es desfavorable, sobre todo porque comparte la actitud de casi todos los españoles de tierra de garbanzos de creer que la literatura, o el cine, o los vídeo-juegos son inocuos. Protestaba Camilo José Cela de que las gentes vivían convencidas de que la literatura es un pasatiempo tan inocente como -pongamos- el violín. Y un profesor de cine a quien oí una charla se quejaba de que cogía a algún profesor de otra materia, el cual leía un libro y preparaba una síntesis perfecta, con las críticas oportunas y todo lo que hiciera falta, lo llevaba al cine y, preguntándole al salir: «¡Magnífico, respondía! ¡Qué realismo tan cercano, qué…!» Y tenía que abrirle los ojos: «¿No eres capaz de cuenta de que te han colocado la ideología marxista?» Y tenía que explicarle las escenas que el otro debió ser capaz de entender.

    No he tenido el menor contacto con lo de Harry Potter. Estoy, sin embargo, en condiciones de testimoniar el parecer de un obispo -el de Barcelona, que por entonces sería el cardenal Carles- que, de modo privado, a un grupo de seminaristas le dio su opinión de que Harry Potter es demasiado maravillosista, de que excita la imaginación de los niños (aparte, todos recordamos cómo, cuando se estrenó «Superman», multitud de niños se tiraron por la ventana convencidos de poder volar), de que -por otra parte- los abstrae del mundo real.

    Ya está. No hay más. He dicho todo lo que sé de Harry Potter, y no voy a añadir nada, porque no sería leal.

    Si nos vamos al vídeo-juego, siendo tal como lo describes, me parece que el único mal que puede causarte es viciarte y robarte el tiempo. Para personas más jóvenes, no me gustaría como regalo.

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  24. 26 agosto 2017 19:47

    LAURAEFE ME HA AUTORIZADO A PUBLICAR UNA CONSULTA QUE HIZO POR C. E.

    Buenas tardes. Hace un tiempo y también hace un rato he estado leyendo y dudando de si la Iglesia católica es idólatra. ¿Podría darme algún consejo para evitar estas dudas y reforzar mi fe? Lo pregunto porque leí el pasaje bíblico de Éxodo que prohíbe los ídolos (no recuerdo los versículos), me entraron las dudas y acabé leyendo artículos de protestantes que condenaban las imágenes en iglesias. Por cierto, ¿es pecado grave dudar de eso?
    Un saludo.

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  25. 26 agosto 2017 20:53

    En principio, dudar de la fe es pecado grave. Otra cosa es que uno no pueda evitar las dudas, y las lleve puestas como una incómoda medusa con la que habrá que convivir. Distingamos, por tanto, entre las dudas de fe y las tentaciones contra la fe.

    Pero tú, a tu edad, con la conciencia y todo por formar, no es bueno que leas escritos de otras confesiones cristianas o de otras religiones. Espérate a tener el criterio bien formado (y bien católico, por supuesto), y tendrás una base desde la cual podrás permitirte contemplar todo el panorama. Si no, estamos haciendo una casa con cemento y arena, con hormigón y con argamasa, y el resultado no puede ser bueno.

    El Éxodo se compuso en un lugar y momento históricos en los que acechaba por todas partes el politeísmo, y se ha dicho que el monoteísmo de Israel ha sido un milagro histórico. Venerar una imagen era venerar una imagen de algún dios procedente de los otros pueblos: era idolatría. Además, era empequeñecer a Dios, porque ninguna imagen era capaz de reproducirlo, y por ese lado también constituía una ofensa.

    Hoy no existe ese peligro de politeísmo. Por otro lado, no adoramos a las imágenes, que es lo que el Éxodo -y otros muchos libros- prohíben. Tenemos las imágenes para todo lo contrario: para que nos acerquen al Dios único, para que nos lo traigan a las mientes, para que lo pongan entre nosotros. La imagen es solo una vía.

    Y la revista protestante -que me sospecho que no será protestante, sino la «Atalaya» de los «testigos de Jehová»: secta, que no religión- se ha dejado una vez más llevar por lecturas literalistas que no soportan la prueba de la analogía de la Escritura ni la de la analogía de la fe. Eso para ellos no cuenta.

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  26. Lauraefe permalink
    27 agosto 2017 16:54

    Saludos, D. Miguel.

    Me preguntaba si insultar y hacer bromas sin mala intención a alguien (sin intención de hacerles sentir mal) y ser sarcástico está mal a ojos de Dios. El sarcasmo y la ironía (usados solamente para hacer la gracia con amigos, familia o compañeros, repito, sin intención de denigrar a nadie) son parte de mi día a día, y quería saber si debería eliminarlos.

    Muchas gracias.

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    • 27 agosto 2017 17:29

      Pues mira, Lauraefe, la respuesta es clara y es doble: lo primero, no hay ofensa a Dios si esas bromas son hechas sin mala fe y sin que el otro se moleste; lo segundo es que, consecuentemente, siempre al bromear has de estar un poco sobre ti, vigilándote un poco, no sea que «te pases de la raya».

      Y hay más, pero eso te lo digo por c. e. Un saludo.

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  27. Lauraefe permalink
    10 septiembre 2017 14:45

    Buenas, D. Miguel. Hoy, en las lecturas del domingo, ha aparecido el profeta Ezequiel diciendo que somos responsables, no solo de nuestra salvación, sino también de la de todos los demás. Esto me preocupa, porque mucha gente que conozco, seguramente, si el Juicio Final fuese mañana, se condenarían, y les da igual o no lo tienen en cuenta.

    Si yo les dijera que se arrepintieran y cambiaran, probablemente no me harían caso, porque les da igual, o bien no son católicos o cristianos. No sé qué hacer, porque me da vergüenza decirlo, y además, lo que he dicho antes: no me harían caso, pero ahora me siento «culpable» y responsable por ellos. ¿Qué me aconseja?

    Un saludo.

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    • 11 septiembre 2017 0:07

      San Josemaría Escrivá tiene unas palabras a propósito del apostolado:
      «Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en «tercer lugar», acción» («Camino», Rialp, múltiples eds., n.º 82). Y es que, justamente, el importante es Dios, luego Dios y luego (apoyándonos en Dios) nosotros.

      Por cosas que veo y leo, cada vez veo más claro el pelagianismo de los cristianos de hoy. Pelagio fue un hereje que vivió entre los ss. IV y V, y atribuía todo progreso espiritual o moral al esfuerzo del hombre. Y claro: si, por traerlo a nuestro caso, atribuimos el éxito en el apostolado a nuestro esfuerzo (aunque seamos pelagianos inconscientes, porque el secreto está en esa inconsciencia, y así no hay quien se defienda del tal pelagianismo), pasarán dos cosas: la más probable con diferencia, que no triunfemos; la otra, que triunfemos… pero más nos valga no haber triunfado, porque nuestra soberbia crece como la grasa del guarro.

      ¿Y qué te aconsejo a ti, conociéndote como te conozco? A ti, «solamente» lo siguiente:

      No hagas apostolado: da testimonio. Sé santa. ¡No hay ninguna diferencia entre ser santo y ser eficaz! Y ten prestigio entre quienes te conocen. Que te pregunten. Que te pregunten, sobre todo, por qué estás siempre contenta, y por qué eres tan caritativa. «No habléis tanto de Dios, y que se os note»: aunque hemos de hablar de Dios, a ti -porque te conozco- te propongo que hagas el solo negocio de ser santa. Con eso, ya irán apareciendo las otras cosas de forma natural. Perdona que te lo cite otra vez, pero San Josemaría Escrivá decía que el apostolado tenía que ser «una superabundancia de la vida interior»: un vaso que se desborda.

      Que la Virgen te guarde.

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  28. Lauraefe permalink
    12 septiembre 2017 14:06

    Saludos. Tengo algunas preguntas:

    – ¿Qué hago si no estoy segura de si cometí o no un pecado, o si es venial o mortal, o si hubo o no pleno consentimiento y previa advertencia?

    – Si cometí un pecado en sueños o medio dormida, ¿es pecado?

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    • 14 septiembre 2017 21:24

      A lo primero: en la duda, confesar. Además, no atormentarse tanto con estas cosas.

      A lo segundo: en sueños, no, porque el sueño es independiente de ti: no puedes gobernarlo; en duermevela, podría haber pecado, porque algunas veces lo que hacemos es buscar y gobernar un sueño sensual.

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  29. lauraefe permalink
    12 septiembre 2017 19:31

    Otra preguntilla, D. Miguel:

    Sé que para confesarse es necesario tener un dolor de los pecados, o arrepentimiento, acompañado de propósito de enmienda.

    Yo suelo sentir algo parecido a unas ganas de estar en paz conmigo y con Dios. ¿Eso cuenta como arrepentimiento? Si no, ¿cómo consigo arrepentirme de verdad?

    Muchas gracias y saludos.

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    • 16 septiembre 2017 15:25

      Muy bien. Primero lee este artículo (hay en el blog una serie de diez artículos sobre la Confesión, y tienen que aumentar), luego te comento unas cosillas a la luz del artículo, y si no queda usted satisfecha, vuelva a escribir, que volveré a contestar. El artículo:

      A VUELTAS CON EL DOLOR DE LOS PECADOS

      Las cosillas: Has de luchar por llegar a tener verdadero dolor de amor (y no de temor, ni de mera atrición). Mientras no lo tienes, ese anhelo de paz es anhelo de Dios, y es admirable y suficiente (si olvidamos que el ideal es la contrición perfecta); es dolor de atrición o contrición imperfecta, y es suficiente para confesarse.

      En cuanto a medios para adquirir la contrición, yo pongo aquí un montoncito, y tú cortas por donde quieras:

      1. Seguir confesándote (al menos una vez al mes, pero si hay necesidad, más), y en la preparación pides la acción del Espíritu Santo para que te ayude a ir aumentando en dolor de amor lenta, pero imparablemente.

      2. Participar en la Santa Misa todos los días, o al menos, una vez en semana además del domingo. Después de la Sagrada Comunión, te quedas a solas, amorosamente fundida con el Amor, y le dices tus amores, y sobre todo escucha los suyos. Ese es el momento más importante de la historia, y ahí irás descubriendo tanto el Corazón de Jesús, que el amor de Dios se adueñará de ti porque tú lo desearás.

      3. La oración mental ante el Sagrario (a veces no se puede, y hay que hacerla en casa). Podrías empezar con diez minutos, y la meta es de media hora como mínimo.

      4. Muy importante: una auténtica, apasionada y encendida devoción a la Santísima Virgen, Sobre esto, tienes muchísimo material en el blog, y puedes pinchar en las etiquetas; por ejemplo, en «espiritualidad mariana».

      5. La lectura espiritual, que tanto bien produce en el alma y que prepara para la oración (decía un santo que «a Dios, lo buscamos en la lectura, y lo encontramos en la oración».

      ¿Son muchas exigencias? Lo repaso, y llego a la conclusión de que no. De que es… ¡tanta dulzura que se nos regala…!

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  30. Leoncillo57 permalink
    19 octubre 2017 19:55

    Diálogo interreligioso (pautas):
    – No oraciones comunitarias.
    – La iglesia católica, siempre de árbitro y con el papel de anfitriona.
    – No sacramentos de por medio.
    – El lugar de diálogo, ajeno a cualquier templo y desprovisto de cualquier simbología.
    – Dialogar desde la versatilidad del amor, pero enderezando el sentido de la fe correcta y sin
    Desesperarse.
    Es mi propuesta eficaz de ecumenismo. ¿Qué opina, padre Miguel? Siempre es bueno matizar o ajustar
    opiniones, pero que el católico siga firme en la rectitud de la fe, rezando por la unidad, mas no con los
    separados, para evitar así una mezcla culinaria de religiones que, lejos de ser agradable, puede dejar mal
    sabor de boca.

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    • 11 enero 2018 14:42

      No soy Miguel, pero, si se me permite, mi parecer es que no podemos avergonzarnos de lo que somos, Católicos. En nuestra Iglesia hacemos lo que hacemos, y no tenemos que adaptarla a los protestantes, en absoluto. Somos nosotros los que tenemos que entrar en su terreno si pretendemos arrastrarlos hacia nosotros, pero siempre con argumentos y con la verdad «COMPLETA», sin olvidar que debemos ser testigos de la Verdad que es Cristo.

      Por ejemplo, dices: «El lugar de diálogo, ajeno a cualquier templo y desprovisto de cualquier simbología», y perdone usted, yo, en virtud de la caridad, no les voy a esconder la simbología que es representación de realidades, sino que, por el contrario, se las voy a dar a conocer, explicándoselas tanto como sea posible. Nosotros somos los primeros que tenemos que estar preparados para «dar razón de nuestra esperanza» (1 Pe 3,15), y hacerlo con delicadeza y caridad, como nos pide San Pedro (cfr 1 Pe 3,16).

      También dices: «Dialogar desde la versatilidad del amor», lo cual puedo entender por lo menos de dos formas: si te refieres a callar lo incómodo, jamás; si te refieres a una pastoral progresiva, podemos estar de acuerdo, siempre que no negociemos la verdad.

      Ahora bien, he de felicitarte por tener tan claro el evitar el sincretismo: y es que no podemos mezclarnos con el error. Pero ni simultáneamente ni por separado. Podemos llegar hasta las puertas del mismísimo infierno, pero nunca sobrepasarlas. Cuidado con las supersticiones, con el «por si acaso», o incluso con el imitarles en los ritos que no tenemos totalmente claro qué significan, incluso aunque no sean ritos solemnes sino simples costumbres. Un saludo.

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      • leoncillo57 permalink
        12 enero 2018 22:25

        IJoniHL, seguro que usted tiene una casa y en su casa pueden entrar muchas personas invitadas, siempre que sean educadas, aseadas, ordenadas y sin malas intenciones. Igual respeto e incluso mayor ha de guardarse en la casa del Señor, mantener la educación, el aseo, orden y buenas intenciones. Para ello, hay normas que lamentablemente en los últimos encuentros ecuménicos, desde S. S. Pablo VI, no se respetan en absoluto; cada religión exhibe con orgullo (del malo) sus simbologías, ritos y folklores; y cuando le toca a la Iglesia algunos organizadores imitan en los actos las mismas monerías de las otras religiones ajenas, y al final no llegan a ningún acuerdo: todo termina en farándulas y fotos; terminan besando el Corán, rezandole a Shiva, poniendo luces a la menorá, etc. Por eso, el lugar de los encuentros ecuménicos debería ser ajeno a un templo y desprovisto de simbologías, pero los sacerdotes, vestidos como tales, con sus sotanas, jamás de paisano, con el crucifijo al cuello y si es posible llevando su rosario y su Biblia. ¿Por qué no debe estar el escenario provisto de simbologías? Para no incomodar a la parte opuesta y para que la otra parte tampoco abuse de simbologías, y eso es equitativo. ¿Por qué no un templo católico? Por lo mismo: para no incomodar y para no mezclar lo sagrado con lo profano de otras religiones. Pienso yo que, como católicos, debemos tener nuestro distintivo y a su vez nuestra mano amiga extendida, y lo segundo, no orar con ellos, sino por ellos (esto último lo advierten muchos papas), para no caer en sincretismo. Un saludo cordial.

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  31. 11 enero 2018 14:12

    Hola, Miguel:

    Me dirijo a ti porque me encuentro algo perdido en el asunto que más abajo trato, y recordé un tal «consultorio del señor cura».

    Como ya hiciste tú alguna vez, vuelven a hablarme de dosificar la verdad, y, sinceramente, no veo cómo pueda ser tal cosa.

    Sí que, examinándome, me veo lo que podría ser una falta de tacto, en el sentido de que al pronunciarme en cuanto a la verdad, la suelto sin más, y quizás no sea lo más conveniente o prudente.

    Quizás como mejor se persuade de la verdad a la inmensa mayoría de los protestantes es con argumentos emotivos, sensibles, que les toquen el corazón más que la razón. Lo digo en vista de que esto es lo que los «pastores» hacen. No recuerdo de quién es la cita, pero alguien decía algo similar a «hay razones que no entiende la razón, sino solo el corazón».
    Siendo así -lo que espero que tú me confirmes o niegues-, no podría permitirme el lujo de rechazar el incluir carga emotiva en mis mensajes apologéticos. Pero es que no sé hacerlo.

    Pero tengo mis dudas éticas/morales: ¿cuál es el límite del abuso de influencia? Quiero respetar a las personas, pero que tampoco sea un «respeto culpable» por anuencia con el error. Ni un extremo ni el otro. Dudo cuál sea la justa medida.

    Aun así, me interesa aprender. ¿Estas cosas se estudian en el seminario?

    Me pregunto, te pregunto: ¿tú podrías ayudarme, a, sin renunciar a la razón, ni por supuesto a la verdad -la cual no estoy dispuesto a negociar- saber ser más emotivo, y argumentar generando emociones?

    Por ejemplo, ¿qué elementos emotivos podría haber incluido en la respuesta que te adjunto a continuación?

    Una tal María puso en el Facebook una imagen mu potita con Romanos 10:9-10: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación».

    Y bien cierto es, pero, ¡no podemos tomarlo por separado sin alcanzar un sofisma! Me tocó la fibra, y le respondí:

    «Cuidado no vayas a estar difamando a Dios, hablando contra Él, lo cual es extremadamente grave (Mateo 12:30-32). Te recomiendo que guardes gran precaución, que seas muy prudente, y esto es un consejo nacido de la caridad, por la cual yo no quiero que tú cometas eso, que ‘la eternidad es muy larga’, y no ser perdonada es lo peor que te puede pasar.

    «El fragmento de la Palabra de Dios que tú expones viene siendo un resumen, ¿no crees? Habla de creer en la Resurrección de Jesús, pero no dice en ningún lado que baste con eso. De hecho, si eso dijera, tendríamos un conflicto entre Él y Jesús: Jesucristo nos dice que son necesarias muchas cosas más. Y, como dice la Palabra De Dios por boca de Pedro, hay que obedecer antes a Dios que a los hombres (Hechos 5:29), siendo que Jesús es Dios, y Pablo solo hombre.

    «Cosas que recuerdo que Jesús nos indica como necesarias por encima del creer y confesarle son:

    «• Exige que se le ame por encima incluso de la familia y la propia vida, llegando a decir que ‘cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo’ (Lucas 14:26).

    «• Hacer el bien, amar y bendecir a los enemigos, rogar por los que nos persiguen y difaman, hacer por los demás lo que queremos que los demás hagan por nosotros, y un largo etcétera, para poder ‘llegar a ser hijos del Padre’ (Mateo 5:43-48, Lucas 6:27-38).

    «• Bautizarse (Juan 3:3), pero no con el Bautismo de Juan, que es penitencia para los judíos, sino el de Cristo, el Bautismo cristiano (que, si bien también perdona los pecados, tiene como propósito principal el de hacernos cristianos, hijos del Padre, hermanos de Cristo, pueblo de Dios [Hechos 19:3-5]), y si aquí también ven alguna contradicción en la santa Palabra De Dios (como si eso fuera posible), que prevalezca el mandato de Dios (Mateo 28:17-20) a la palabra de los hombres.

    «•Jesús también asegura que es necesario creerle (Juan 6:47) para tener vida eterna, pero también asegura que es necesario comer su Cuerpo y beber su Sangre (Juan 6:48-51), literalmente (Juan 6:52-56), para tener la vida de Jesús, así como Jesús tiene la vida del Padre (Juan 6:57-58).»

    Muchísimas gracias por tu respuesta, la que espero ansiosamente.

    Un abrazo.

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    • 15 enero 2018 23:05

      Querido amigo, yo no entiendo mucho de protestantes. Sin embargo, creo que puedo decirte unas cuantas cosas, porque tú preguntas por una cosa entendiéndola a ratos por otra.

      Así es: «dosificar» la verdad no tiene nada que ver con presentarla sentimentalmente. Significa, más bien, que, lo mismo que un padre que quiere regalar cien euros a su hijo de siete años no se los da de golpe, para que no haga una salvajada -se traería a casa toda la tienda de chuches, con la señora gorda incluida-, lo mismo nosotros, que tenemos en nuestra fe un tesoro infinito, no vamos a enseñarlo todo a un amigo en una larga noche de conversación para que no se estomague; para que pueda digerirla (esta es la palabra), y no acabe devolviendo por causa de un exceso: normalmente, lo devolverá todo, y acaso ya no vuelva a confiarse a nosotros.

      Se requiere, pues, estar atentos a los progresos del interlocutor, y meterle bencina cuando pueda asimilarla, y además, ver qué bencina es la que necesita en cada caso. Porque nosotros podemos hacer planes; pero ellos tienen necesidades.

      Eso en la fe; el terreno moral es más delicado. Existe aquí lo que se suele llamar «ley de la gradualidad, que no tiene que ver con la gradualidad de la ley». La ley de Cristo -juntamente con la del Sinaí- es una, y no hay gradualidad. Si dice «no cometerás actos impuros», no podemos camuflar eso, ni decir a una persona que «de momento» no se considere pecador por haber cometido uno.

      En cambio, supón un hombre amancebado, narcotraficante y que tortura a sus niños quemándoles -unito a unito- los deditos de los pies. Pues bien: una vez tiene ocasión de observar el tipo de vida que lleva un colectivo cristiano que conoce, y se convierte. Dejando aparte que las cosas que he dicho de este señor llevan aparejadas por necesidad muchas otras, ¿debemos decirle que, inmediatamente, ha de casarse con la manceba; que ha de dejar el narcotráfico con todo lo que supone; que debe dejar tranquilos a los chiquillos? No dejando -ahora- aparte las muchas otras cosas que estas situaciones entrañan, decirle eso sería una salvajada. Queremos plantas hermosas para el jardín de la Virgen; y si tiramos con fuerza de estas plantas, sencillamente, van a morir despedazadas. Porque yo creo que lo de los niños es exigible el primer día, y bien difícil que no lo vea: pídasele. Pero creo, en cambio, que del narcotráfico ha de ir apartándose poco a poco, teniendo en cuenta, por ejemplo, la posibilidad de venganzas contra él y su «familia»; ha de ser muy listo. Por último, un proceso para hacer de una concubina una esposa cristiana puede ser arduo y llevar tiempo.

      Todas estas razones hacen que, sin que la ley sea gradual, el pimpollo este debe encararla -debemos ayudarle a encararla- sin olvidar la realidad, y bien seguros de que una exigencia sin concesiones desde el primer momento acabará fácilmente con la incipiente fe de esta nuestra desgraciada víctima. En otras palabras: no debemos tener en cuenta solamente la ley moral, sino también la circunstancia desde la que la persona la encara.

      Eso es dosificar la fe -o un aspecto de ello-, y eso es dosificar la moral -o un aspecto también-. En uno y otro caso, hay que estar permanentemente atentos al estado de crecimiento de la persona. Y -pienso ahora sobre todo en la fe- no mostrar la verdad que mostraríamos -nos parece la más oportuna-, sino la que ella está necesitando. ¿Quisiéramos hablar de la catolicidad de la Iglesia, pero tenemos al amigo postrado por una dolorosa enfermedad? Se impone dejar la catolicidad y hablarle del sentido del sufrimiento. También sería el caso si, aunque sano, se interesase vivamente por el tema.

      Es que, sin llevar el principio a ultranza, yo creo que, en un proceso de aprendizaje, lo más importante es siempre, no aquello que nosotros sabemos, sino aquello que ellos preguntan. O, en otras palabras, no debemos tener en cuenta solamente la verdad que salva, sino también la circunstancia desde la que la persona la encara. «¡El amor de Cristo nos urge!», diría San Pablo (2 Cor 5,14), a esto y a muchísimo más.

      Porque esa verdad que tú «sueltas sin más» no abona la tierra que nos ha sido dada en custodia. Puede una avioneta rasear el sembrado fumigando abono, y puede que el piloto, desde su ventanilla, vaya arrojando bidones metálicos de abono. Ya se ve que nos quedamos con el primero. Se espera de nosotros que seamos listos; y Jesús ha dicho: «¿Qué rey, que sale a luchar contra otro rey, no se sienta antes a deliberar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil?» (Lc 14,31).

      Por lo demás, tú tienes una enorme carga de energía, pero, precisamente por ser tan valiosa, has de canalizarla bien, para que no se desperdicie ni una miga, ni un trozo…, ni una semilla que pueda dar el ciento por uno. Porque sería una pena.

      Y ahora saltamos la barrera y nos vamos a lo de los protestantes:

      ¿Cuándo influencia y cuándo respeto? Yo diría que cada persona -sin saberlo- te dictará su ritmo, y que a ese tienes que atenerte estrictamente. Si lo violamos por demasiada influencia, perjudicamos al Mensaje. Si lo violamos por excesivo respeto, hacemos traición a Jesucristo y a la persona.

      No esperes más precisión. Tu experiencia te la da la experiencia, y por lo demás, no hay nadie que tenga un aparato de precisión para dirimir el asunto.

      Si esto se estudia en el seminario, es tangencialmente. Pero lo digo del de Burgos, donde los protestantes son muy pocos.

      Nos vamos a tu publicación en el «Facebook», y yo respondo a tu pregunta independientemente de mi ignorancia sobre los protestantes; si digo algo fuera de madre, me lo dices. Con sacrificio por mi parte, hago abstracción de algunas cuestiones doctrinales en las que no estoy de acuerdo contigo.

      Tus protestantes necesitan que les dores la píldora, según entiendo, más que les dosifiques la verdad. Veamos.

      El primer párrafo debe de ser excesivo para los protestantes: «Cuidado no vayas a estar difamando a Dios, hablando contra Él, lo cual es extremadamente grave (Mateo 12:30-32). Te recomiendo que guardes gran precaución, que seas muy prudente, y esto es un consejo nacido de la caridad, por la cual yo no quiero que tú cometas eso, que ‘la eternidad es muy larga’, y no ser perdonada es lo peor que te puede pasar». «Difamar a Dios», «extremadamente grave», «no quiero que tú cometas eso», «‘la eternidad es muy larga’, y no ser perdonada es lo peor que te puede pasar»,… ¡Madre mía! Eso sí que son bidones, pero ¡en el cráneo!

      De los demás párrafos, no puedo aconsejarte nada; tampoco sé qué clase de argumentos emotivos emplean los protestantes. Pero se me ocurre darte un consejo seguro:

      Cuando no sepas usar de la dulzura, echa mano del sentido del humor. Ese te lo aceptarán casi siempre. Yo recuerdo un debate televisivo sobre el aborto. Como siempre, a los defensores de la vida les dejaron los últimos minutos. Y uno, que lo vio, hombre curtido en años y, como se verá, en sabiduría, utilizó su intervención de solo un minuto para explicar, en esencia, «que el hijo de un hombre y una mujer es un hombre, lo mismo que el hijo de un cocodrilo no puede ser nunca un sacapuntas»: ¡eso es lo que vende…!

      Es posible que no te haya servido de mucho. En tal caso, perdóname tantas letras a la yugular.

      Que la Virgen te guarde.

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      • 16 enero 2018 22:14

        Vale. Muchas gracias. Por supuesto que sirve.

        Si la dosificación se refiere simplemente a dar la verdad en su tiempo y forma oportuna, con arreglo a la prudencia, la necesidad y el buen gusto, creo que es imposible estar en desacuerdo.

        Pero es que demasiado me temo que ese ejercicio va más allá de la simple coherencia que tú me indicas, o tal vez no son gigantes, sino molinos.

        Quizás tenga más que ver con esa abstracción por tu parte de esos asuntos doctrinales. ¿No has pensado que, si no me dejas ni siquiera intuirlos, no puedo corregirme (y poco deseo más que la sana doctrina)?

        Te ruego que a mí no me dosifiques la verdad. No solo no lo necesito, sino que necesito lo contrario. (Con miedo digo -no quiero iniciar un debate sobre este particular- que me reconvence este ejemplo -por si me hubiera surgido alguna velada duda- de cuán recomendable es evitarlo.)

        En realidad, lo que pretendo es mejorar, pulirme.

        Personalísimamente, yo rechazo la emotividad, me parece paja, pero es algo sumamente personal. Entiendo/comprendo a quien la necesite para ser motivado a abrir el oído y el corazón. Pero simplemente, como no es mi estilo ni la necesito, no sé darla.

        Y he aquí la cuestión, quizás -si es que es saludable, cosa que aún no tengo en absoluto clara-: el cómo aprenderla y ejercitarla.

        De lo que te puedo dar recias razones es de lo siguiente:

        Ese primer párrafo que citas es una llamada de atención a la radicalidad evangélica que requiere la no connivencia con el error: «Sí, sí. No, no» (Mt 5;37); y nada más.
        Pretendo -sí, confieso- mover las entrañas a la búsqueda, el reconocimiento y la aceptación del bien, de la verdad, así como a la detección, la huida y el rechazo del mal y el error. Este es apenas el primer paso para disponerlos a escuchar. ¿Piensas que yerro el tiro?

        «La eternidad es muy larga» es una pésima adaptación al dominio temporal, que intenté sin éxito cargar de emotividad; «no quiero que tú cometas eso» es lo más conmovedor que alcancé a decirle; ciertamente, lo único emotivo de que fui capaz. Y es que yo prefiero la precisión relojera. Si me pasara -¿es posible?-, créeme que ya se encargará ella misma de reducir la gravedad. Considera que ellos escuchan mucho menos de la mitad, y habitualmente las primeras palabras. Si se quedan con cualquier parte del mensaje, que al menos esa parte les diga algo importante.

        El humor también es emotividad, no obstante yo pensaba en algo más sensiblero, ñoño, provocador de lágrimas, etc. Quizás tenga que aprender de los «pastores», quienes en absoluto usan el humor, y tienen más experiencia en esto de mover los sentidos que tú y que yo.

        Que Dios te siga bendiciendo, a ti y a los tuyos.

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  32. 23 enero 2018 0:24

    Bien. La inhibición -por esta sola vez- de entrar en el terreno doctrinal era una justa manifestación del «dosificar la verdad», del secundar tus «necesidades» en lugar de machacar con mis «planes», del «estar permanentemente atentos al estado de crecimiento de la persona» -porque tú, doctrina, tienes mucha (pero has de seguir estudiando todos los días, y no solo Biblia), y ahora preguntabas (al más tonto, por supuesto) por la aplicación. Si no te dije, te digo que, para mí, lo más sagrado que debemos explicar es lo que el otro pregunte; sin tomar esta regla muy a la tremenda.

    Pues que lo apeteces, vamos ahora a esas cuestiones.

    La cita sobre el corazón es de Pascal, y dice: «El corazón tiene razones que la razón no entiende».

    Sobre la cita que publicó María, y dejando aparte cuestiones de traducción -porque me parece que San Pablo no escribió eso-, defiendo que está en su derecho de publicarla incluso en bruto y sin contexto; yo mismo lo he hecho -sí, con este versículo- en un trabajo científico, sin más contexto bíblico (pero con mucho contexto de fe y de doctrina). Mira este artículo, y busca Con el corazón se cree:

    ACTUALIDAD Y VIGENCIA PERENNE DE LA DEVOCIÓN AL CORAZÓN DE MARÍA, BASADAS EN SU CONDICIÓN «SACRAMENTAL»

    Pero ¡atención! Es que la enseñanza obsesionada de San Pablo -como que estaba en juego la universalidad del cristianismo- era exactamente esa: que «el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo» (Gál 2,16). Como suena, y como sabes. Ocurre, no obstante, que es una «fe que actúa por la caridad» (Gál 5,6); en otras palabras, las obras que no necesitamos como título de salvación, porque nos salva la fe -justamente la que no es ninguna obra, y al mismo tiempo es el principio de todas las obras-, esas obras, las necesitamos como título acreditativo de la fe. Y esa es, exactamente, la doctrina de la Iglesia. -¿Usted amó? -Sí. -Pues usted creyó, y para adentro. Por lo demás, supongo que son muchos miles los versículos de la Biblia que citamos como si nada y sin contexto, y tumbarían a un elefante; por poner un solo ejemplo, «el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros».

    Y no escapará a tus amplios conocimientos el dato de que, el año 1999 si no me equivoco, se firmó un «Acuerdo luterano-católico sobre la justificación», como ni tampoco que su contenido principal era que las creencias de unos y de otros sobre el principio de salvación eran coincidentes o reductibles a lo mismo: la fe, justamente la fe, la que María pregona y a ti te asusta si se dice en bruto.

    Y, a todo esto, espero que estés dándote cuenta de que estas cosas, dichas junto con las que preguntabas (de naturaleza «pastoral»), hubiesen pesado demasiado, y probablemente habrías caído inmediatamente en la polémica sin que las respuestas «pastorales» tuviesen utilidad alguna.

    Luego, no veo de qué forma puede considerarse que la publicación de esos dos versículos pueda constituir una difamación de Dios.

    Asignas al Bautismo unos fines que no tengo yo claros. Me parece que el fin del Bautismo es divinizar al hombre: hacerlo Dios por participación en la divinidad del Dios que lo es por sí mismo. Esa es la cúspide de la gracia: el hombre jamás podrá soñar nada mayor que eso, que nos es ofrecido en la gracia conferida por el Bautismo. El Bautismo entrega, pues, la gracia, y la gracia es el mismo Espíritu Santo que se entrega al alma. Y, entonces, lo que, según un orden «lógico» y supuesto, acontece es: 1.º, perdón de los pecados; 2.º, inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma; 3.º, filiación divina: somos hijos de Dios; 4.º, divinización. 

    Ahora bien, si soy honrado, he de reconocer que la primacía de la divinización me parece indudable, pero, sin embargo, no encuentro muchos fundamentos bíblicos para sostenerla; digo la primacía; porque el hecho de la divinización como componente de la gracia es una enseñanza de la Iglesia.

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  33. Filomeno Mendoza Picazo permalink
    6 octubre 2018 3:17

    Hola. ¿Por qué se cobran las intenciones y misas especiales?

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  34. 8 octubre 2018 15:05

    Perdón por el retraso. El Señor dijo que «el que trabaja merece su salario» (Mt 10,10 y Lc 10,7), y lo aplica justamente a los apóstoles en el ejercicio de su función. Y San Pablo, en 1 Cor 9,1-18, defiende el valor y la dignidad de su renuncia a ser sustentado por otros («nadie me quitará esta gloria», v. 15), y fundamenta, paradójicamente, su defensa en el derecho que tiene a esa práctica, que era la común entre los demás apóstoles (incluido Pedro).

    Por mencionar solo algunos aspectos, la aportación del estipendio para el celebrante de la Santa Misa, además de contribuir al sustento de ese celebrante, participa también en la misión y actividades de la parroquia o lugar en que se recibe e implica al que lo entrega en su manifestación de entrega a Dios dentro de la Iglesia.

    Es importante no entenderlo como un precio; y en ese sentido no está bien dicho que las Misas «se cobran». Cuando un relojero «me cobra» un reloj, el cobro es requisito para que me lo lleve; en cambio, el Código de Derecho Canónico no establece una relación tan mecánica, cuando dice: «Se recomienda encarecidamente a los sacerdotes que celebren la Misa por las intenciones de los fieles, sobre todo de los necesitados, aunque no reciban ningún estipendio» (canon 945.2).

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    • Filomeno Mendoza Picazo permalink
      8 octubre 2018 23:57

      Muchas gracias, padre. Dios lo bendiga. No se olvide de orar por un hermano separado de la Iglesia católica, que es mi compañero de trabajo, al que yo no puedo hacer cambiar.

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      • 9 octubre 2018 14:26

        Ya sabe, Filomeno. Que hablen, más que sus palabras, sus obras y su amor. Yo rezaré por él, por supuesto. Voy a ofrecer una Misa por él.

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      • Filomeno Mendoza Picazo permalink
        9 octubre 2018 16:25

        Muchas gracias. Se lo agradezco mucho. Ya ve que la Iglesia está muy atacada por el diablo.

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  35. 10 octubre 2018 14:07

    Ciertamente, Filomeno; pero la Iglesia es de Dios, y no se arruinará. Jesús es el timonel, y no naufragará. Podríamos tener miedo si la cosa dependiese de nosotros o de otros hombres, pero no depende de nosotros: depende de Él, que es fuerte; si la Iglesia está atacada por el diablo, en el Evangelio vemos que Jesús triunfaba sobre los demonios; pues lo mismo que ahora.

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  36. leoncillo57 permalink
    3 noviembre 2018 17:15

    La política en España puede mejorarse, y la iglesia ha hecho su aporte y continúa. Pero hay una cosa que quizás se descuidó. La realeza parece no cumplir el papel cristiano de antaño.

    Yo suelo escribirle en privado a la gente de Vox en Madrid sobre mis dudas sobre el partido, y ellos me responden con prontitud y contundencia. Por ejemplo, ahora veo, no con pesimismo, sino con mi análisis político, que en un futuro podría España volverse una nación republicana y tristemente barriendo hacia el socialismo, y me pregunto si para cuando ese momento fatídico llegue la derecha estará preparada. En este caso, conformar una derecha republicana conservadora o tal vez el sistema también cambia a centro derecha. Ya no capitalista ni socialista, sino un sistema político católico que quedó sin fructificar durante la II Guerra Mundial, y se trata del distributismo, con el que muchos derechistas cristianos y social-cristianos se vean identificados. Pero es algo para estudiar o para considerar. Mientras tanto, estoy identificado con el partido Vox.

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  37. 4 noviembre 2018 15:20

    No sé de política ni lo que debo saber. Ojalá que alguien más impuesto quiera contestarte.

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  38. Zahyra Carolina Martínez de Bolívar permalink
    14 agosto 2022 15:41

    Dios lo bendiga, Padre. Su Gracia le abunde. Confío y espero poder seguirle. Enviaré mis datos y si es posible comunicarnos por whatsapp, me comprometo a no agobiar, pues me es mas fácil, que no soy práctica con las redes. Muy agradecida con el Señor por haberle colocado por acá. Gracias.

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