El Fichero-67: Berridos para Dios
Solo Dios… Cuánto cuesta llegar a comprender y a vivir esas palabras, pero una vez, aunque solo sea un instante; una vez que el alma se ha percatado de que es de Dios, posesión de Dios; de que Jesús vive en ella, a pesar de sus miserias y flaquezas… Una vez abiertos los ojos a la luz de la fe y de la esperanza. Una vez comprendida la razón de vivir, y que vivir es para Dios y solo para Él, nada hay en el mundo capaz de turbar al alma, y aun la ansiosa espera del que no poseyendo nada lo espera todo se hace serena. Una paz inmensa llena el corazón del que solo es para Dios, y paz solo la posee el que solo a Dios desea… ¡Solo Dios! ¡Qué dulce es vivir así!…
Seguiremos, lo mismo de noche que de día, ebrios, locos de alegría, sin escuchar al mundo, sin comer, sin dormir, sin nada. “Solo Dios…, solo Dios”, gritará con berridos nuestro corazón, ya que los labios no pueden abrirse para gritar por calles y plazas el nombre de Jesús, las maravillas de Dios, su grandeza, su misericordia…, su amor. Y así en silencio, iremos pasando por este mundo que dice que es cristiano y no sigue a Cristo.
San Rafael Arnáiz, carta a su tío Polín, 25-IV-1937: Obras completas, 186, 920-933
Me encanta, es una maravilla. Muchas gracias. ¿Cómo se puede en un momento pasar de estar tan mal a notar que es tan grande el amor de Dios? ¡Qué bien que seas el hermano de Iñigo! ¡Dios es muy grande!
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Este… Lo escribió San Rafael, no yo. Me alegro de que te haya gustado.
Por lo demás, donde notarás de ordinario el amor de Dios es en la oración.
Ya que estas palabras te han gustado tanto, difúndelas. Un abrazo.
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Es difícil, por la dualidad en la que se mueve nuestra expresión humana, «entender» esos momentos en los que nos sentimos mal… Todo ser humano anhela no estar separado de Dios… Y, en realidad, nunca estamos separados de Él, solo que esa condición humana nos hace experimentar la soledad originaria de Adán. Sin embargo, como me decía un monje benedictino, entender que la vida es religión, es decir, que todo lo cotidiano lo hemos de ver desde una perspectiva religiosa, ayuda mucho a experimentar esa realidad que es que no estamos y nunca hemos estado separados de Dios…, a convertir la cotidianidad de la vida en permanente oración…, en permanente silencio contemplativo…, en religión.
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