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DESPERTAR A LA PASIÓN DEL SEÑOR-y IV

18 septiembre 2015

(De las razones para meditar la Pasión del Señor: continuación)

«La santidad de hogaño se compone de tener grandes deseos en la oración y hacer grandes pecados en la conversación. Lloramos allí los dolores de Jesucristo y luego procuramos darlos a los prójimos. Al rincón reverenciamos la paz del Hijo de Dios, y luego ejercitamos la ira y deshonramos y afligimos a los compañeros. Callamos una hora y parlamos todo el día. De manera que sacado en limpio nuestro espiritual aprovechamiento, es irnos allí a callar, orar  y pensar en Dios, dándole esto como por precio de lo que deseamos y buscamos, que es devoción y deleite y luego quedamos como antes. Nuestra santidad es de molde, porque nunca crecemos, ni se trata de este punto siendo el principal que debemos tratar y ejercitar. Mucha gente va engañada por este camino. Dios lo remedie»

(San Juan de Ávila, carta 184).

 

Y la Cruz…

Le pido que me rompa el corazón. Que no me permita ser ingrata ante tanto regalo. Que antes que eso suceda me rompa el corazón en mil pedazos.

LLEGAMOS FINALMENTE A LA CONSUMACIÓN DEL AMOR. No puedo hablar de la Pasión sin hablar de la Crucifixión del Señor. Me siento tan arrebatadamente movida a tantos gestos de amor para con Él… Suelo meditar

la Crucifixión imaginando que apoyo mi frente sobre sus pies. El lugar de mi descanso. Quiero que Él descanse en mí, pero descanso yo en Él. Es como si su amor me llevara a eso. Luego una caricia. Una mirada. La espera, solo mirarlo y esperar el tiempo que creo que estuvo colgado hasta su muerte. Acompañarlo, escucharlo respirar agonizante. Tener frío como lo tuvo Él. Llorar con su Madre, desgarrarme como Magdalena, entregarme y padecer la pérdida como Juan.

Trato de imaginar sus dolores, pero todo me parece poco. Seguramente es menos que poco. Pero Él sabe que yo no sé nada de algo tan alto. Le pido que me rompa el corazón. Que no me permita ser ingrata ante tanto regalo. Que antes que eso suceda me rompa el corazón en mil pedazos.

Pienso en la tierra que sostuvo la Cruz, que se empapó de su Sangre. ¡Bendita tierra! Quisiera ser ese pobre polvo que recibió su hermosura. Quisiera ser el aire que respiró, el viento que rozaba su cuerpo tan lastimado. No logro ser sus clavos. Me destroza pensarlo, aunque sé que los soy.

Meditar la Cruz es abrirse al amor de Jesús, que poco a poco nos ayuda a ir expandiendo la capacidad del corazón. Con cada meditación, entra, amplía y hace su espacio, y nos deja. En la siguiente, de nuevo, toma lo que ya había ganado, lo amplia un poco más y nos deja. Y va poco a poco, de meditación en meditación, tomando nuestro corazón y haciéndolo suyo. Y de todos los beneficios de meditar la Pasión, yo considero que este es el más glorioso, el que más nos acerca a su amor, el que más destruye nuestros egoísmos y nos centra en lo que es verdadero.

Y si no pudieras enfocarte en todos los otros motivos, pero solo pudieras hacer este, con eso se remedian todos los males. Porque solo nos basta su amor. No puedo decirte más que esto. En la practica, el Señor irá haciendo lo necesario para que los frutos de la meditación sean abundantes. 

Algunas consideraciones más prácticas para la meditación


  • EN PRIMER LUGAR, no puedo darte mejor consejo que realizar este ejercicio en presencia de Jesús vivo, frente a un Sagrario, para que esté presente el Protagonista principal, que te acompañe y te vaya hablando a medida que avanzas.
  • APRÉNDETE LA PASIÓN. No podemos a estas alturas no conocer la Pasión del Señor. Principalmente de los Evangelios. Hay lecturas, películas, etc., que pueden ayudarte a ubicarte en la escena. Pero los Santos Evangelios son fundamentales: son el testimonio vivo de los amigos de Jesís, o bien (Marcos y Lucas) recogen los testimonios directísimos de los Apóstoles.

  • LEER LAS LECTURAS CON DETENIMIENTO. No dejes que las palabras corran. Lee con Jesús. No para Jesús. Él ya conoce su Pasión. Cada palabra es fundamental. Y hasta en la palabra más pequeña puede hablarte el Señor para darte un mensaje particular. Más no significa mejor. Ser cuidadoso con la lectura es mejor. Aun si tuviera que implicar abandonar el ejercicio por la mitad. La palabra de Dios está viva, y en cada renglón puede hablarte.
  • LA RELACIÓN CON DIOS ES ÚNICA Y PERSONAL, porque cada uno de nosotros es único para Dios. Por eso la meditación de una persona no puede ser igual a la de otra. Estará sujeta a nuestra emotividad, nuestra historia, nuestras heridas y dolores, nuestro nivel de fe, el de amor a Dios, nuestra capacidad de ver con mayor o menor amplitud las escenas y tantos factores que intervienen en el momento de relacionarse con el Señor.
  • HA SIDO DE MUCHÍSIMA RIQUEZA,  a la hora de meditar la Pasión, la experiencia de haber participado en viacrucis vivientes. La fuerza de la vivencia puede ser tal, que a la hora de meditar la Pasión se impone toda la fuerza de lo vivido.
  • PUEDE SER MUY FRUCTÍFERO MEDITAR CON IMÁGENES, a veces solo una escena de la Pasión que tu alma esté reclamando. Por ejemplo, si es un tiempo en que la Flagelación te llama muchísimo, investiga, busca imágenes, infórmate sobre los detalles. Luego, en compañía de Jesús, meditas y entras en tu interior con Él, porque seguramente el Señor está tratando de decirte algo personal al respecto.
  • UN CONSEJO IMPORTANTE: las resistencias a meditar la Pasión suelen ser del enemigo. A veces debes hacerte algo de fuerza para meditar. Porque el enemigo conoce los frutos y no quiere tu meditación. No le des gusto.
  • ES MUY BUENO QUE PUEDAS llevar a la dirección espiritual todas las reflexiones y conclusiones que saques como resultado de la meditación. Nunca se sabe cuándo pueden implicar una decisión importante.
  • POR ÚLTIMO, DÉJATE AMAR por Jesús. Él te dejará llegar a su amor en la meditación.

Hoy oímos: 

Tarde del Viernes Santo


  • Nota de Miguel.- La Pasión de Jesús no tuvo nada de hermoso; el Cristo de Velázquez es una traición a la historia. Con las ilustraciones, tan crudas a menudo, que he puesto en estos artículos, no he querido más que reforzar su finalidad, y procurar, por tanto, que «despertemos a la Pasión de Cristo» y que recordemos un poco qué medidas tiene esto, que tan directamente afecta a nuestras vidas. Tanto tiempo llevo yo pidiendo: «Enséñame a mirar un crucifijo»… Elisa: tú has sido, para mi demanda, un buen instrumento de Dios.

9 comentarios leave one →
  1. Ana Reventun permalink
    18 septiembre 2015 13:40

    Gracias por estos mensajes, y sigue hablando de Jesucristo.

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  2. 18 septiembre 2015 16:09

    Con respecto a tu nota, Miguel, estoy totalmente de acuerdo. Justamente esto decía el Santo Padre en la homilía de la pasada fiesta de la Exaltación de la Cruz:

    «Cuando vemos a Jesús en la Cruz… hay pinturas hermosas, pero la realidad es otra: estaba todo desgarrado, ensangrentado de nuestros pecados. Esta es la vía que Él tomó para vencer a la serpiente en su campo. Ver la Cruz de Jesús, pero no esas cruces artísticas, bien pintadas: hay que ver la realidad, lo que era la Cruz en esos tiempos. Y ver su recorrido y a Dios, que se aniquiló a sí mismo, se bajó para salvarnos. Esta también es la vía del cristiano. Si un cristiano quiere seguir adelante por la vida cristiana, debe abajarse, como se bajó Jesús. Es la vía de la humildad, sí, pero también hay que cargar sobre sí las humillaciones, como las cargó Jesús.»

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    • 19 septiembre 2015 9:31

      AL CRISTO DE VELÁZQUEZ (CON PERDÓN DE UNAMUNO)

      Cristo que odio porque amo a Cristo,
      ¿me engañará tu angélica hermosura?
      Prefiero más la pavorosa horrura
      -porque esa es de verdad- de otros que he visto.

      Le gusta a 1 persona

  3. Ana María Trujillo permalink
    18 septiembre 2015 17:11

    Dios lo bendiga por los correos que nos envía [Ana María lo dice porque está suscrita -como todos podéis- al blog].

    Creo que desde 1989 (aproximadamente) he conocido la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, y al contemplarlo en su Cruz, sufriente, meditando en sus últimas palabras, lo único que me sale son lágrimas, y un gran dolor de mis pecados, y de cómo es ofendido cada momento más.

    Todo esto me llegó al escuchar a un sacerdote muy mariano un Viernes Santo y oír entre sollozos cómo él lloraba y se postraba ante la Cruz. La iglesia estaba abarrotada de fieles, y casi todos llorando; muchas Semanas Santas asistí; después, por motivos de distancias, de tiempos, ya no iba, y después de años, regresé, y su parroquia estaba sola: tres o cinco fieles como máximo; pregunté el porqué: la contestación fue muy dura [pone aquí Ana María unos signos cuyo significado desconozco]: porque se prolongaban mucho sus sermones, sus Misas las celebraba muy largas, ponía grandes penitencias, aparte de la oración del santo Rosario, y los fieles prefirieron lo ligero, lo rápido y lo fácil. Huyeron.

    Bien dice Ud. que «el Cristo de Velázquez es una traición a la historia», pero yo añadiría que muchísimos Cristos en la Cruz de muchísimas parroquias, iglesias, conventos, y hasta de la Conferencia Episcopal de México, están solo crucificados y solo se observan unas cuantas gotas de Sangre de su Sagradas Llagas y de sus rodillas. Esos Cristos no dan dolor, no invitan a la oración, y menos a la unión para que tome nuestro corazón y lo haga suyo.

    Perdón pero los sacerdotes modernistas no hacen llegar al dolor de nuestros pecados a sus fieles, hablando solo del Cristo resucitado y victorioso. Mucha de mi familia y seglares comprometidos no soportan a la Cruz de los Últimos Tiempos; es un Cristo vivo, muy llagado, on ojos abiertos como si nos viese, bastante flagelado. Me lo trajeron de Alemania y se parece muchísim al Crucifijo de Nigeria («Yo soy el agonizante Jesucristo, el que te ama»). No sé si Uds., allá en España, lo conocen y tienen permiso de su jerarquía. Tiene (lógico) el Imprimatur de Nigeria, pero también de Venezuela, de Colombia y de Guadalajara de México. Dios permita que pueda Ud. contestarme, pues estoy muy interesada en los mensajes últimos dados a Bernabé Nwoye por su obispo Ayo María Atoyebi, O. P., obispo de la diócesis de Llorin (Estado de Kwara) el 17 de junio de ]2001. En la voluntad de Dios, le suplico su bendición.

    Ana María Trujillo [figuran los mismos signoso ininteligibles], La mexicanita.

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    • 19 septiembre 2015 11:38

      1. Al emplear calificativos como «sacerdotes modernistas» o «conservadores», y los demás de este género, atentamos contra la unidad de la Iglesia. Le ruego que lea esto:

      ARROJO AL MAR PALABRAS QUE DIVIDAN

      2. En cuanto al Cristo al que alude, en este blog no soy muy propenso a tocar temas de apariciones. Ya me lanzan demasiadas al c. e. sin haberse tomado antes la molestia de estudiarlas. Y sobre esto también tenemos artículo:

      REVELACIONES PRIVADAS, APARICIONES: LO QUE AFIRMO Y LO QUE NIEGO

      3. Yo creo que el sacerdote que dice fracasó porque no supo ser flexible. La gente está en el tramo de escalera en que está, y así debemos tomarla: en lugar de amargarnos y exigir que esté donde estamos nosotros, cosa que yo conozco bien. Los sacerdotes debemos aceptar a la gente tal como es, no tal como nosotros deseamos que sea. Solo partiendo de allí (de su lugar, de su mentalidad, de sus virtudes y de sus pecados), y solo amando eso -sea lo que sea-, tal como el Señor lo ama (Él, «que hace salir el sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos», Mt 5,45), podremos -desde su nivel y en su lenguaje- ir haciendo que progresen. Un sacerdote debe conocer la maravilla que es el Rosario, pero debe comprender también, y con el alma entera, que a muchísimos les cueste rezarlo; y por esta razón, es totalmente desaconsejable imponerlo como penitencia, a menos que ciertamente sepamos que la persona puede y que le gusta.

      Y a la gente hay que ir haciéndola subir tomando como instrumento, no nuestras categorías o maneras de ver, sino las de la otra persona. Nadie va a Dios por el mismo camino, y las categorías que yo tengo no le sirven a la persona que está hablando conmigo. Solo me sirven a mí.

      Estas son, en fin, mis opiniones, totalmente falibles sobre lo que usted escribe.

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    • 19 septiembre 2015 14:56

      Ana María, en mi humilde e ignorante, yo creo que hay dos cosas aca. En primer lugar, no sé si digo bien, a lo mejor el Cura Miguel lo sepa mejor que yo, el Santo Cura de Ars hablaba mucho de lo que es Justo. Yo creo que sí, que ofendemos a Dios sin medida, que todo es poco para reparar. Pero, equivalente a la Justicia, está la Misericordia. El Santo Padre habló mucho estos días sobre los sacerdotes inflexibles. Creo que dijo algo como que les pidan a sus obispos trabajos administrativos si no son capaces de confesar con misericordia.

      Pero por otro lado, tengo que decir, de nuevo, no sé si está bien o esta mal, que me molesta mucho cuando en Cuaresma rezan el viacrucis y le agregan la 15.ª estación con la Resurrección, a la que llegaremos recién en Pascua. Como que lo quieren resucitar antes de tiempo para aliviarse de haber tenido que verlo crucificado. A mí me resta mucho de mi trabajo espiritual con respecto a una meditación correcta de la Pasión del Señor. En eso coincido con vos. ¡Un abrazo!

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  4. 21 septiembre 2015 23:45

    Ya que estamos, Don Miguel, le hago una pregunta que me surgió justamente meditando la Pasión. Específicamente, del Evangelio de Lucas.

    Cuando el Señor reza en el huerto, los tres apóstoles están, dice la Escritura, como a un tiro de piedra (Lc 22,41). Y habla de que se aparece el Ángel a confortar al Señor (Lc 22,43). Luego de esto ya arrestan a Jesús, y no hay modo de que Él les cuente nada más. Lo cual me dice que lo del Ángel tiene que haber sido que los apóstoles lo vieron con sus propios ojos para poder contarlo, ¿no?

    A lo mejor es medio tonta la pregunta, pero no está especificado en ningún lado, creo. Y me parece muy sorprendente que vieran al Ángel.

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  5. 22 septiembre 2015 9:38

    Ya sabes tú que no hay preguntas tontas, sino tontos que no preguntan. Y tu pregunta solo puede hacerla una persona muy avezada a la lectura de la Biblia. A mí solo se me ocurre una solución: que fuera el mismo Jesús quien se lo contara en algún momento de sus apariciones como Resucitado. En efecto, en algunas de ellas no se dice de qué hablaron, y en otras se dice, pero eso no excluye que se hablara de más.

    Pero también puede ser que, por voluntad divina, alguno de ellos o todos despertaran por un momento para ver el ángel. ¿Se puede dormir después de ver un ángel? Para ellos, después de todo lo que habían visto, un ángel no era, probablemente, motivo para grandes alborotos. Y quizá lo hiciera Dios –si lo hizo- con la misma finalidad que la Transfiguración: que, viendo la gloria de Jesús, no desfalleciesen ante los acontecimientos allí cercanos y aquí inminentes.

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