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LA SABIDURÍA DE DIOS SEGÚN FRAY VICENTE-III

18 enero 2013
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         En el capítulo 5 del Evangelio según San Marcos encontramos una historia acerca de un encuentro que tuvo Jesús con un hombre endemoniado. Vamos a leer unos cuantos versículos de la versión de la Biblia de Jerusalén:

1. Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.

2. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo

3. que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas,

4. pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle.

5. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.

6. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él

7. y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes».

8. Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»

9. Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.»

         Estamos en presencia del hombre “más endemoniado” de la Biblia.  De los otros endemoniados se dice que tenían “un espíritu inmundo”, pero de éste se dice que tenía “una legión” de demonios.  Y las legiones romanas tenían aproximadamente cinco mil soldados de infantería.

         En esta ocasión yo no voy a hablarles de demonios ni de exorcismos. Creo firmemente todo lo que la Biblia y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana enseñan al respecto, pero es de “otro tipo de demonios” del que quiero hablarles hoy.

  • Este hombre “moraba en los sepulcros… y andaba por los montes dando gritos”. Vivía extrañado de la sociedad.  Le molestaba el prójimo.  No le importaba en lo más mínimo. Con tal de no estar cerca de los demás, prefería vivir en los sepulcros y andar por los montes dando gritos.

  • Además, estaba extrañado de sí mismo, porque “se hería con piedras”, es decir, se hacía daño a sí mismo. Era un suicida.

  • Y por último, estaba “extrañado de Dios”.  A pesar de reconocer en Jesús al “Hijo de Dios”, le dice enfáticamente: -“Vete, ¡no me atormentes!”        

         En mi opinión, este pasaje es un cuadro a todo color del hombre moderno y de la mujer moderna, porque las características que ellos manifiestan son muy semejantes a éstas.

         Viven “lejos de su prójimo” (“extrañados de su prójimo”) porque son egoistas.  Ponen por delante sus propios intereses y no son capaces, como el Buen Samaritano, de sacrificar su tiempo, su dinero y sus energías en beneficio de los demás.  Jesús dijo en su discurso escatológico que en estos tiempos postreros “el amor se enfriaría”, y lo estamos viendo con nuestros propios ojos y sufriendo en nuestra propia carne.

         Además, los seres humanos hoy en día viven “extrañados de ellos mismos” y se auto-aniquilan… La sociedad moderna es suicida. Se entrega por completo a las drogas, al alcohol y a todo aquello que va en perjuicio de su salud física, de su prestigio, de su integridad moral.

         Y, finalmente, el hombre actual vive “extrañado de Dios”. Él sabe que DIOS EXISTE… y que un día tendrá que rendirle cuentas, pero aun así, lo quiere “lejos” – lo echa fuera de su vida…-  No tiene tiempo para Él ni busca tenerlo.

         Sin embargo, el final de esta historia cuenta que Jesús le devolvió a aquel pobre hombre el sentido común y le hizo comprender que en la vida hay otros valores más importantes. Dice el versículo 15 que después que Jesús trató con él, “el que había tenido la Legión estaba sentado, vestido y en su sano juicio”. 

         Jesús eliminó todas aquellas presencias (o “personalidades”) diversas que habitaban en él, e hizo de aquel individuo un ser “sensato” y con un nuevo motivo para vivir: ¡LA FE!

         Tanto así, que en los últimos versículos de esta historia encontramos un hombre “nuevo”, “diferente”….

18. Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él.

19. Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.»

20. Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados. 

         Y tú, que lees estas palabras, ¿no dejarás que Jesús te integre?  ¿No permitirás que Jesús haga de ti “un hombre nuevo”, “una mujer nueva”, que pueda servirle a Él publicando las maravillas que Jesús ha hecho con él?

         “Búscalo entonces… mientras puede ser hallado” – como nos dice el Profeta Isaías.

Fray Vicente (Buenos Aires)

2 comentarios leave one →
  1. Luna permalink
    20 enero 2013 14:40

    Este hombre vivía «entre sepulcros» y era un puro zombi. Los zombies actuales se encuentran en las plazas públicas, entre botellones y macrofiestas, o sirviendo a cualquier placebo moral que se les presente. Llama la atención que Jesús le insta a volver a su casa, y es que en ella puede encontrar o recuperar lo que no es inmundo.

    El hedonismo, la cultura de la muerte, el vacío espiritual, se encuentran en la calle, pero no pueden quedarse eternamente en el entorno familiar. Recordemos la función de «Iglesia doméstica» de la que nos habla Juan Pablo II en su exhortación Familiaris consortio. No se encuentra ninguna mejora personal en la soledad, sino la falta de una parte importante de personas que conforman realmente la vida de cada uno, que nunca vive una sola persona.

    El demonio acecha y suele atacar cuando nos encuentra en mayor debilidad; no es bueno que nos desprotejamos de una manera tan temeraria, y cuando nos encerramos en nosotros mismos, lo estamos haciendo. Pero es que hay otro abandono, otra soledad que obra esta desprotección: el entregarnos a unas cuantas «ideas», abandonando las creencias, los principios y los valores. Queda entonces reducido todo a un esqueleto depauperado en que las conciencias no tienen ya modo de funcionar, porque lo someten todo a cuatro requisitos que nos establezcamos, olvidando en este proceso la Verdad, que sustituimos por nosotros mismos.

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  2. Fray Vicente permalink
    20 enero 2013 16:27

    Agradezco tu comentario, Luna. Es muy interesante. ¡Que Dios te lo pague!

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