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EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA Y EL ROSARIO-I

20 junio 2015

I. MARÍA ESCUCHA, Y, PORQUE ESCUCHA,…

Permíteme cantar tus alabanzas, Virgen santísima;

dame fuerzas contra tus enemigos.

Preliminar


Celebrando que estamos* –y con cuánto alborozo por mi parte- la fiesta del Corazón Inmaculado de María, pensaba descargar contra vosotros tantos poemas como ayer os descargué sobre el Corazón de Jesús. Pero prefiero ser todavía más cruel y sañudo, y enviaros una reflexión de mi propia minerva.

Que versa sobre la relación entre el Rosario y el Corazón de María. La Virgen de Fátima se nombró “la Virgen del Rosario”, y es la que dijo en otra ocasión que había venido “para instaurar en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado”. Es la misma advocación (la Virgen de Fátima) la que se presenta como Virgen del Rosario y del Corazón en Fátima, y del Corazón en Pontevedra y otras apariciones a Sor Lucia; y existen dos representaciones: una, la principal, la de la Capelinha de Fátima, con Rosario, y otra, la de Coímbra, con el Corazón.

Bastante antes, un santo como un coloso de mi tierra catalana, San Antonio-María Claret, insistía en esa relación. “El Rosario tiene especialísima relación con la devoción al Corazón de María”[1]. El Corazón de María debía representarse como la Virgen del Rosario con el Corazón en el pecho, y así lo difundió. Por estas y otras razones, en la basílica de Fátima figura una imagen de Claret.


PINCHAD ABAJO si queréis ver el Corazón de María latiendo. Una amiga mía argentina y otra mujer realizaban una composición informática, cuando, ante su asombro, la imagen comenzó a latir sin explicación humana.

https://www.dropbox.com/s/2oz4hpm0apz4tbr/Corazon%20latiendo%20%282%29.3GP?dl=0


Jesús, “que sabía lo que hay en cada corazón” (Jn 2,25),…


…hubo algunas veces que pareció menospreciar a su madre. Hete aquí que una mujer, entre el gentío, levanta la voz –con un cierto entrañable temblor de envidia en la frase- para bendecir al Señor:


“¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!” Pero él dijo: “Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.”


Lc 11,27-28


Hete aquí que lo avisan:


“Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que desean hablar contigo”. Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?” Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.”


Mt 12,46-50


¿Podemos partir de la base de que el Dios que estableció el mandamiento de honrar padre y madre no puede tratar mal a la suya?

– Por supuesto, señor cura.

Muchas gracias. Sin negar el significado primario –los valores del Reino que alborea están por encima de todo, y la gracia de predicar el Reino y de escucharlo vale más que los lazos familiares[2]-, se suele entender que en estos pasajes Jesús, en realidad, le da la vuelta al elogio y lo multiplica vertiginosamente. María tiene la dicha inmensa de ser su madre, pero existe todavía algo mejor que se puede ser, y que solo ella es con exacta perfección: oyente de la Palabra, esto es, santa. Jesús –que sabe más que el gordo ese de ahí al fondo- prefiere la santidad de María a la maternidad de María. En esos valores del Reino, ella es la primera, la primera discípula[3].

Porque acoge la Palabra de Dios, «la Palabra se hizo carne» (Jn 1,14)


María, pues, es, ante todo, la que escucha y cumple la Palabra, la que la escucha para cumplirla, la que concibió al Hijo después de mucha escucha y de escuchar al Arcángel. “Lo concibió antes en su espíritu que en su cuerpo”[4]. “La cercanía de madre de nada le hubiese servido a María si no hubiese concebido a Cristo con una mayor fecundidad en el corazón que en la carne”[5]. “Concibió en el alma la fe, en el vientre a Cristo”[6].

Creo que queda bien definido por un profesor mío:


Como mujer de su pueblo, llegó a ser madre en cuanto creyente que acogió la Palabra en su corazón y que por ello llegó a ser la madre que la concibe en su seno a favor de todos [7].


Pero mejor profesor es San Lucas, y llama muchísimo la atención el afán de insistencia con que prácticamente repite un versículo, el referido a este trabajo que hace el Corazón de María: “María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón” (Lc 2,19), y “su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,51).

La hizo hermosa para escogerla, y después la escogió porque la vio hermosa


¿Quiere decir esto –intentemos traducir a un idioma más terrícola- que del mucho leer la Biblia hebrea (yo estoy en que María sabía leer), o de oírla, de repente ¡catapún!, al dar el fiat (Lc 1,38) de la Anunciación, el cúmulo de conocimientos y vivencias de santidad produzcan un Niño que es Hijo de Dios? No. de la Palabra de Dios no puede nacer una Persona divina, como del cuerpo no puede brotar el alma, y la infunde Dios. La gracia santificante hace santos, pero niños, no los hace.

¿Entonces? Si no estoy yo equivocado, todo eso quiere decir lo siguiente: que Dios, que para elegir a la Virgen había hecho hermosa a la Virgen, un día eligió a la Virgen porque ocurrió que la vio hermosa.

Me explico, porque ahora ya está. La santidad de María es obra de Dios y, a su escala, de la cooperación de María: como en todos, pero ella es inmaculada. Dios la hizo santa hasta el no poder más. Y esa santidad fue como una fragancia que subió al cielo y que enamoró a Dios. Y entonces Dios realiza la Obra de la Encarnación. Como dice San Bernardo, en la Anunciación, “a María, la encontró la gracia llena de gracia”[8].

Corazón contemplativo


Pero mucha atención: esto significa que el Verbo se encarnó antes en el Corazón que en el vientre de María, y que se encarnó en el vientre porque se encarnó en el Corazón. Sin duda, ya que eraResultado de imagen de Virgen de la Escucha el Corazón el que podía «guardar y ponderar», según San Lucas, y ser por ello la santidad de María, como por muchas partes de este bloguecillo queda dicho (ved, por poner solo dos ejemplos, Alma de todas las devociones a la Virgen-y VI y ¿Qué es el Corazón de María?).

Es la maternitas in corde, «maternidad según el corazón», de que nos hablaron ya los Padres. Y que quiere decir -toda vez que es anterior y es causa de la «maternitas in ventre»- que Jesucristo ha entrado en el mundo por el Corazón de María, y el vientre fue un segundo escalón. San Juan Pablo II nos describe «impulsados a buscar siempre […], entre sus brazos y en su corazón, el ‘fruto bendito de su vientre’ (cf. Lc 1, 42)». Que del asiduo y amoroso contemplar los hechos y los dichos de Dios vino la Divinidad entre nosotros, y con la Divinidad su Eucaristía, su pasión, muerte, resurrección y Ascensión, el Espíritu Santo como el mayor de los dones, la Iglesia, el Nuevo Testamento, la Confesión, el mandamiento nuevo del amor, la gracia y, un día, como no nos empeñemos en desdeñar tanto don, la gloria, la gloria, la gloria de la eternidad…

Encarnación no carnal


Cierto que la cosa tiene su dificultad. Encarnar(se) viene de carne, y hay que estar dispuestos a trasponer la barrera de lo inmediato, de lo material, para aceptar una Encarnación que no es carnal y que, por añadidura, funcionó como condición de la Encarnación carnal.

Sí. San Pablo lo dice: «Nosotros no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve» (2 Cor 4,18). En esto estaría pensando Joseph Ratzinger al decir que «lo invisible es más real que lo visible» [9]. Y en lo mismo el Papa Francisco al escribir:


El despertar de la fe pasa por el despertar de un nuevo sentido sacramental de la vida del hombre y de la existencia cristiana, en el que lo visible y material está abierto al misterio de lo eterno.


Enc. Lumen fidei (2013), n.º 40.


(Continuará.)


* Comencé el artículo el 13 de junio.

[1] Cit. (sin informar del origen de la cita) por Carlos E. Mesa, Heraldos del Corazón de María, COCULSA, Madrid 1963, 226.

[2] Y recuerda, en este sentido, el episodio de Marta y María (cfr. Lc 10,38-42).

[3] “María es en torno a Cristo como la primera onda de la Iglesia, que va engendrando a las demás hasta el fin de los tiempos” (Ch. Journet, Teología de la Iglesia, Bilbao, p. 120.

[4] San León Magno.

[5] San Agustín de Hipona, De sancta virginitate, 3: PL 40, 398.

[6] San Agustín.

[7] Eloy Bueno de la Fuente, Los cuatro senos de la Palabra: el diálogo que se hace acontecimiento histórico, Ephemerides Mariologicae 61 (2011) 309.

[8] Y también: “Posiblemente por eso no se limitó a decirle «vendrá a ti», sino «vendrá sobre ti», porque antes estaba ya presente en ella por la efusión de su gracia, pero ahora se le anuncia una invasión mucho más desbordante que derramará sobre ella. Pero si estaba ya llena de gracia, ¿cómo es posible que quepa más?, y si aún puede caber más en ella, ¿cómo puede interpretarse que antes estuviera llena de gracia? Tal vez en el sentido de que la primera gracia hubiera colmado solo su espíritu [podemos leer Corazón] y la siguiente había de llenar también su seno” (Homilía IV sobre las excelencias de la Virgen Madre. Rec. por Damián Yáñez, María en San Bernardo (Pensamientos marianos), Monte Carmelo, Burgos 2009, 89-90).

[9] Rec. por Pablo Blanco Sarto de la obra de Ratzinger Introducción al cristianismo (1968), en Benedicto XVI (El Papa alemán), Planeta, Barcelona 2010, 209-210. La cita puede no ser literal.

4 comentarios leave one →
  1. 22 junio 2015 16:56

    Reblogueó esto en Virgen Peregrina del Barrio San Joséy comentado:
    ¡Oren, oren, oren, hijitos!

    Es una constante en las peticiones que nos hace nuestra Madre Santísima en los mensajes que da a su sierva Gladys en San Nicolas de los Arroyos. Ella es María del Rosario de San Nicolás. Como en Fátima, y otros lugares que ya nos explicará Don Miguel en este artículo que les compartimos, el Rosario es una constante petición suya.

    Me gusta

  2. 23 junio 2015 5:07

    A lo mejor pregunto algo muy tonto, pero es que no lo sé. ¿Qué es esa esfera dorada que pende del cuello de la Virgen en la imagen superior? La que cuelga de la cadena dorada.

    Me gusta

  3. 23 junio 2015 7:10

    Dicen que no hay preguntas tontas, sino tontos que no preguntan. La esfera, y no creo que me equivoque, significa el mundo, del cual ella es reina. Asi como tantísimas representaciones le colocan una bola en la mano -característica, pero no en exclusiva, del románico europeo-, aquí se ha optado por hacérsela colgar del cuello.

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