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SOIS UNOS INDIGNOS. POR LO DEL ABORTO LO DIGO.

8 enero 2014

Por primera vez, tengo que echaros una bronca

 

Es bueno ajustar los números para saber de qué hablamos. Hoy día, se perpetran en España en torno a 300 abortos diarios; en 2012, fueron 118.000. Pues bien: se nos está intentando colocar un anteproyecto de ley que, dicen todos y niego yo, limita el aborto. Os he explicado mi postura, con la colaboración de un entendido, en tres artículos publicados el 13 y el 24 de diciembre y el 3 de enero. No he publicado nada sobre la Navidad -lo que hay estaba antes-, y me parecían jornadas apropiadas para celebrar un luto nacional.

No os diré cuántos los habéis abierto -leído, nunca se sabe-, porque para algunos serán muchos, y para otros, pocos. Os diré lo que sí revela muchas, demasiadas, tristes, desconsoladoras cosas, en particular en quienes de vosotros creen ser cristianos: que ha habido, del primer artículo, dos apostillas… de los autores; del segundo, una… mía; y del tercero, seis… de las cuales tres son mías.

¿Qué os importa a vosotros el aborto, hasta que sea un problema en vuestra familia? No teníais tiempo de leer ni de interesaros. No objetasteis nada ni al todo ni a la parte, ni los que no creéis, ni tampoco aquellos que creéis que creéis porque el día de Navidad, cogiditos de la mano, bendijisteis la mesa con una tierna oración, mientras el médico abortista aprovechaba el día libre para recontar los millones que había hecho desventrando cristos. Y en vuestra sala había un belén con un hermoso Niño; el día anterior, trescientos de esos niños a cuyas filas Él vino en Navidad habían sido víctimas del homicidio al que no queríais mirar, y vosotros os preocupabais por las relucientes bolitas del árbol más que por las palabras del Niño de la sala y del universo: «Lo que hacéis con uno de estos, mis pequeños hermanos, a mí me lo hacéis» (Mt 25,40).

¿Es mi queja por no ponerme comentarios? No, amigos; mi queja es por vuestra indiferencia ante el aborto, y sé que muchos hicisteis cosas más positivas contra él que ponerme a mí comentarios. Pero la mayoría, como España entera, besáis el palo con el que os pegan.

Incluí en la presentación del primer artículo estas palabras: «Si, después de leer esto, no os come la rabia, entonces sois unos indignos.» Mucho no parece que os haya comido.

Hace años se publicó un libro titulado España, anestesiada sin percibirlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo (La obra del P.S.O.E.). Obra del P.S.O.E. u obra de quien sea, lo que está claro es que estamos mucho peor. Que múltiples factores nos han acostumbrado a las aberraciones diarias.

Que, como sigamos así, les serviremos un té con bollo, para que merienden bien y paseen a gusto, después de que hayan violado a nuestras mujeres.

15 comentarios leave one →
  1. como una piña permalink
    9 enero 2014 11:17

    Es verdad que somos unos indignos…, pero no porque no nos coma la rabia…, sino porque estamos pensando en el tiempo que nos llevará emitir alguna otra acción al respecto que no sea el compartir este artículo para crear conciencia en nuestros contactos.

    Sí, no creo que sea anestesiados, estamos cabreados, pero asumimos, no nos queda otra, que es el frenético ritmo del día a día el que nos ocupa todo, y nos da miedo asumir cualquier otro compromiso que vaya a complicarnos aún más. Egoístas, supongo, no sé. Yo, desde luego, cabreada sí estoy, y no sé exactamente contra qué. O quizá sí…

    Falleció este pasado día 2 una tía muy querida, hermana de mi padre, sin darnos tiempo siquiera a pensar que tal posibilidad existiera: por su edad, no muy mayor, su buen estado de salud, su normalidad tan «normal» como la nuestra…, y, por supuesto, en la empresa no me daban el día para asisitr a su despedida, a su funeral, a ese último adiós. Es que solo hasta el segundo grado de consanguineidad…

    A mí también eso me indigna: esa normalidad, ese asumir que no «te toca» poder faltar a tu responsabilidad en el trabajo. Me dio igual, y ese día 5 de enero, tuve que pedirlo de vacaciones para poder irme a seiscientos Kmts a acompañar a mi padre y hermano y turnarme con este último al volante para poder ir y volver en el día y estar el día 6, eso sí, día de Reyes, con nuestras pequeñas para poder acompañarlas en su mundo de ilusión.

    Perdón, porque sé que no tengo derecho a quejarme, porque tengo un trabajo que me permite ayudar a mantener a mi familia y por muchas cosas más. Pero como pasa con esto, nos pasa con todo, aun siendo de lo más importante, y aun representando para nosotros el futuro para nuestros hijos. El maldito tiempo y nuestras impuestas responsabilidades, el miedo a faltar a ellas, creo que impiden nuestros movimientos en libertad, y eso estando todos de acuerdo en el núcleo familiar; si luego tenemos que discutir o intentar ponernos de acuerdo en alguna actuación que se sale o altera el orden o encuadre de agendas, ya acaba por ser [el compromiso social, entiendo que quiere decir] algo de segundo o tercer orden y ahí se acabó todo.

    Lo siento por la parte que me toca. Yo creo que en alguna medida, en nuestro quehacer diario, ya somos responsables de nuestros comentarios, de nuestra actitud, de nuestra manera de ser y pensar, y así la mostramos, y así intentamos aconsejar o estar al lado de quienes nos tocan el corazón. No es fácil ser coherentes en nuestro entorno, pero intentarlo sí lo intentamos, y si es necesario, también nos partimos los cuernos defendiendo lo que es defendible y criticando lo que no.

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  2. Juan Carlos Beltrán permalink
    9 enero 2014 11:22

    ¡Muy bueno!

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    • Como una Piña permalink
      10 enero 2014 10:19

      Gracias, Miguel, por tu gran labor, y perdona nuestras deudas… Es cierto que necesitamos algún acicate, no para despertar, sino para reaccionar, para plantearnos incluir como importante en nuestras agendas alguna acción al respecto.

      Eres pastor, y tu cometido es el de guiar a buenos pastos a tu rebaño, teniendo, si es necesario, que azuzar a los perros a salir del embeleso, sueño o tibieza si quedamos rezagados…

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      • 10 enero 2014 13:53

        «Como una Piña»: en realidad, se ve bien que el tema no es el aborto. El tema es la anestesia. Nos basta el individualismo -que es ley- para que lo más abominable ni exista «hasta que sea un problema en nuestra familia».

        Y luego, me has dirigido a mí una oración del padrenuestro. Casi me voy corriendo al cardiólogo.

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  3. Como una Piña permalink
    10 enero 2014 11:53

    Y, por otro lado, veo, ahora veo, que triste y pobre es mi vida si se reduce solo a salvar los muebles de mi casa, cada día…

    Creo que tengo la excusa para no hacer más de lo que hago, pero eso no es ni regatear: es mezquindad.

    Así, indignos y mezquinos, supongo.

    Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu; dame luz y llévame a donde se me necesite; que, de mi triste barro, hagas un vaso nuevo.

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    • 10 enero 2014 14:18

      Como una Piña: Eres, sois, admirables, y recuerda simplemente que «arrepentidos los quiere Dios»; arrepentidos y con propósito de enmienda, que está para cumplirlo aunque luego la debilidad nos aplaste otra vez. Verás que he puesto tu primera frase como epígrafe de mi bronca, porque la resume perfectamente y con belleza.

      De nuevo, espero que en el párrafo final el Padre no sea yo -yo soy, más bien, su caricatura, que al mismo tiempo Lo recuerda y repele-. Pero tu petición no cae en el vacío; esto sigue en privado. Y a quienes sientan parejas inquietudes, los invito a leer el artículo «Y yo ¿qué puedo hacer?»

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  4. Como una Piña permalink
    10 enero 2014 14:16

    No, disculpa el malentendido; entiendo lo del cardiólogo… La oración no la dirigía a ti, pero no ha quedado claro. Está bien la puntualización.

    Y parece que sí, que la enfermedad es el individualismo. Con el «divide y vencerás», nos van, o nos vamos, dividiendo, y nos van, o nos vamos, venciendo.

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  5. Como una Piña permalink
    10 enero 2014 14:26

    Gracias, P. Miguel.

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  6. Como una Piña permalink
    10 enero 2014 14:53

    ¡Ja,ja,ja! ¡Oído cocina!

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    • 12 enero 2014 18:11

      Seguimos sacando consecuencias en los artículos siguientes. Si callas en presencia del rey, pecas cuando el rey peca.

      Acompañadme: os lo pido por caridad.

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  7. Juan Carlos Beltran permalink
    15 enero 2014 14:08

    Padre, le envi algo en PDF, que mi amigo Guillermo no logra hacerle llegar, un abrazo.

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