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Soy cura: ¿qué pasa?

21 septiembre 2012

Un saludo, amigos que creéis y amigos que no creéis. A los que van a Misa todos los días y rezan las cuatro partes del Rosario, y a los que no pisan una iglesia desde el bautizo de sus tatarabuelos. Os quiero mucho, a los primeros… y quizás más a los segundos.

Yo me llamo Miguel. Yo soy cura. Un odioso, chupador, hipócrita e intolerante cura que se cree en posesión de la Verdad absoluta. Y encima, lo soy porque me da la santísima gana.

Y para más inri, tengo un pequeño defecto: me gusta decir la verdad. Y lo que creo, lo digo: aquí y donde haga falta. Y si a mano viene, con altavoz y desde un terrado.

Yo defiendo al Papa. Apruebo lo que dice antes de saberlo, porque me da la realísima gana.

Defiendo la familia cristiana. La educación diferenciada. El matrimonio indisoluble. El Camino Neocatecumenal. El Opus Dei. Las monjas de clausura. Los obispos.

Ataco la mentira. La televisión. La estupidez. El preservativo. La unión extramatrimonial. La obsesión por el sexo. El tomar la crisis económica como pretexto para cualquier cosa.

Yo es que soy así. Mi vecino del quinto no me aguanta. Y ya iréis conociéndome más. Porque hoy me apunto a daros la lata. Quienes no tengan cosa mejor en que perder el tiempo pueden darse un paseo de vez en vez por mi blog -o, si se suscriben, les llegará todo al correo-, y quién sabe si no acabarán haciéndose amigos míos, o acaso, acaso, odiándome hasta la muerte. El que no cambiará -os lo digo yo- es mi vecino del quinto.

Me gustaría muchísimo recibir vuestros parabienes, felicitaciones, adhesiones, entusiasmos, dicterios, exabruptos, escupitajos, insultos y vejámenes variopintos. Ni los unos ni los otros conseguiréis moverme de mi sitio. Menos, mi vecino del quinto.

Yo es que soy así.

76 comentarios leave one →
  1. 21 septiembre 2012 18:22

    Esta manera de denostar a la verdad que dices amar y pretenderás defender está probablemente faltándole. No me parece honesto que te descalifiques a ti mismo y quizá faltes también con esto a la verdad,

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    • Mariano permalink*
      6 octubre 2012 0:37

      Bien, pero aquel a quien ha sido entregada la verdad puede andar por la calle sonriendo. Al Papa le gusta recordar el pensamiento de alguno que escribió que los ángeles pueden volar porque no se toman a sí mismos demasiado en serio. Por otro lado, ¿no se te ha ocurrido pensar en la parte de razón que tienen los que me consideran eso: «un odioso, chupador, hipócrita e intolerante cura»? Y no es eso denostar la verdad, sino reconocer dos cosas: reconocer la distancia que va de mi decepcionante realidad personal y terrestre a la Verdad divina y sobrenatural de que soy indigno portador, no por mérito mío, sino porque me la han dado; y reconocer que los otros siempre tienen razón en algo, y ese algo, que es verdad, me interesa infinitamente; de tanto defender nuestra verdad a capa y espada -la espada mata-, nos perderemos la verdad que acampa en el gesto del contrario. No me gusta mucho citar a Gandhi, pero creo que era él el que dijo: «Si cerráis la puerta a todos los errores, os dejaréis fuera la verdad».
      Sobre todo: el mundo reventará en cuatro mil pedazos el día en que los cristianos perdamos el buen humor.

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      • El caballo del Palmar de Troya permalink
        7 octubre 2012 22:33

        No te has dado cuenta, pero me has citado más a Miguel de Unamuno que a Gandhi.

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  2. El gato azul permalink
    21 septiembre 2012 18:54

    Habláis de la verdad y tu Miguel dices que hablas sobre Jesucristo y yo digo ¿y Dios Padre?, dicen que creo el mundo y ¿como sabes que Dios es de verdad?¿Y quien no te dice a ti que Dios no creó el mundo sinó que el mundo ha existido siempre?..
    Por cierto !Visca Cataluña lliure!

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    • Mariano permalink*
      6 octubre 2012 1:03

      ¿Os imagináis un comentario como el del Gato sobre un asunto de física cuántica? Mira, Gato, te odio porque odio los gatos y te quiero porque pienso que eso es un seudónimo. ¡Que estas cosas no pueden ventilarse así, con esa rapidez, con un «pues a mí me parece»…! ¡Que así lo hace mi vecino del quinto! Creo que era Pascal el que decía que el coste de creer y equivocarse era mínimo, pero las consecuencias de negar, si resulta ser esa la postura equivocada, eran infinitas. Porque si creo y me equivoco, concediendo -que no debiera- que creer me suponga sobre todo unos sacrificios en la vida, eso me durará unos ochenta años, y luego, cuando cierren -tac- la tapa sobre mi cabezota, será la nada, y la nada no escuece; pero si no creo y me equivoco, cuando cierren la tapa -«un golpe de ataúd en tierra es algo / perfectamente serio», Machado lo dijo-, como me vaya «para abajo», eso es el tormento inimaginable de estar separado del Amor que es Dios, y eso dura mil veces mil siglos de mil millones de años, y aún no he empezado a contar.
      Sin entrar muy a fondo -si quieres, ya entraremos-, te cito dos versillos de algún inteligente que merodeó por este mundo: «¡Me admira este reloj del mundo entero! / Mas ¿puede haber reloj sin relojero?» Es que cada cosa ha tenido una causa, pero eso nos lleva necesariamente a una causa primera (porque la cadena no puede ser infinita), y ése es Dios; y no vale preguntar «¿y quién ha creado a Dios?», porque estamos en que es la causa primera, y una causa creada no es primera.
      Y luego, sobre Cataluña libre o menos libre, pues mira: lo que quiera la Virgen de Montserrat -que, por cierto, no tiene por qué coincidir con los tendenciosos tradicionales acaparamientos de los señores de la abadía-.
      Y ahora, vete a maullar, y te deseo un buen plato de leche.

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      • El gato azul permalink
        6 octubre 2012 18:31

        Bien, creo no tener mucho que responder. Podría preguntar ¿porque la cadena no puede ser infinita? pero paso porque al final me voy a sentir el demonio, o sea que por favor como ssi no hubieras leido nada, padre Mariano. Yo ademas de pensar en el principio del universo, pienso por ejemplo en explicación de la aparición de la inteligencia y realmente no encuentro ninguna sinó és la de Dios.
        Pienso también como tu en el final de mi vida y quiero mirarlo con optimismo: !tiene que haber un Dios que me quiera al final de ella! !porque
        que no haya nada me parece tan triste!. Y si Dios existe y no le encuentro por haber sido una canalla esas cosas prefiero ni pensarlas, que ya no veo tiempo entonces para arrepentirme. Tiene que haber un Dios bueno, ! claro que sí !que vamos a hacer sinó! !que sin él se pierde el sentido de la vida y se pierde todo! Gracias Mariano por tus palabras y sobre todo por la sinceridad que hay en ellas. Me encanta que la Virgen de Monserrat se encargue de las cosas que tu me has dicho que como és nuestra madre sabrá lo que mejor nos conviene; puestos a creer creamos ya en todo……. Y como tu me has dicho me tomo ese plato de leche, !que no es una leche agría!, que és una leche buenísima
        que vale la pena tomarse!

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    • Catolico y obrero permalink
      31 enero 2013 7:44

      Visca Catalunya liure!!! De tanta estupidez!!!
      No entiendo que pinta este comentario aqui. Quieres prender la mecha, para luego Scir que oos Cristianos somos unos intolerantes. Bueno, tu mismo a mi…..
      !!!VIVA ESPAÑA!!! Que opinas de este comentario?

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      • 1 febrero 2013 20:31

        Opino que no es, en absoluto, el tipo de comentarios que hay que hacer en este blog, por la actitud agresiva y el tono insultante. Y opino que deberías repasar ortografía.
        Te hablo así porque esto es un blog cristiano, y en cristiano, lo primero es la caridad. Vamos a querernos. Para insultar, ya están otros.

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  3. Calamardo permalink
    5 octubre 2012 23:30

    ¿Qué tienen que ver nabos con coles, curas con Cataluñalliures y mundos que han existido siempre?

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    • Mariano permalink*
      6 octubre 2012 1:06

      Gracias, Calamardo, pero argumentemos, argumentemos siempre. Ellos tienen derecho a que nosotros leamos libros y se los contemos después.

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      • Calamardo permalink
        6 octubre 2012 1:38

        Que va a ser que también ellos tienen derecho a leerlos y ahorrarnos la faena de contárselos.

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  4. El gato azul permalink
    6 octubre 2012 20:11

    ¿Me quieres enviar a leer libros Calamardo?¿Es mas facil eso que contestar con un argumento?Con argumentos se puede convencer. Difícil era que alguien que en principio parecía no creer se pusiera a leer libros de Dios, ¿no es cierto?
    . ¿Tu crees en Dios? ¿Si es así no sería tu deber evangelizar?Me habian desanimado a veces catolicos que enviaban a gente no católica no a leer libros sinó a sitios peores solo por pensar distinto. Como si los católicos fueran. Fuésemos ya, perfectos, No tenemos ningún derecho a machacar por eso. Claro que no. Cometemos errores como todo el mundo y los ateos son igual de humanos y respetables que nosotros. Pero enfín como tu solo me envias a leer y la bibliaoteca tampoco me parece mal sitio.Te respeto y quiero por ser yo creyente prójimo bloguero.

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    • Calamardo permalink
      7 octubre 2012 22:43

      Gato azul:

      Afirmaba un derecho que tienes, pero que tú mismo te niegas. No creo ser antievangélico por hacerlo. Si va a resultar que acabas creyendo en Dios porque yo leo lo que sea o lo construyes por tu temor ante la muerte en lugar de buscarlo en donde esté, el problema va a ser grave. Y no es por no meterme a contar lo que lea, pero meterme por meterme es tontería. (Que si hay que meterse, pues se mete uno).

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      • El gato azul permalink
        9 octubre 2012 21:07

        Muy bien pues si creo en Dios o no, es personal y nadie tiene porque enterarse de ello si yo no quiero. O sea que olvida todo lo que he escrito y no te preocupes Calamardo no tienes que meterte en nada.

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  5. Calamardo permalink
    10 octubre 2012 10:24

    No tienes necesidad de meterte en un blog a decir si crees o dejas de creer para luego decir que otros comentaristas nos enteramos de los que dices o nos entrometemos. Mucho menos, después de haber reclamado que nos metamos más, porque tú no quieres hacerlo personalmente.
    Encontrarás blogs sobre fútbol, calceta o parchís. Prueba si te interesan más que este.
    Uno puede decirte que te odia y te quedas tan contenta y feliz, mientras que no toleras que otro reconozca derechos que te asisten. Esto es como una medusa, que no se sabe por dónde agarrarla y se llega a la conclusión de que es mejor dejarla pasar. Al fin y al cabo, ¿Cómo sé que el gato azul existe?.
    Toda esta cebolla de dudas y negaciones corresponde a una fatal e incompleta aplicación del método de Descartes, que ha quedado reducido a un sistema ineficaz por operar exclusivamente con la práctica de la duda, sin llegar más allá. (Por cierto, que de metódica no tiene nada). No lo encontraremos en filosofías tomistas, en donde se anda entre la verdad y lo real, dejando fantasías, quimeras y negaciones improcedentes para cuando tengan algún sentido y entren con coherencia entre las cuestiones.
    La fe no se centra en el «pensar» sino en el «creer». Tenlo en cuenta, gato azul. Por eso, aunque he orientado algo sobre lo de no «construir un Dios necesario ante el miedo a la muerte», no quiero entrar aquí en disquisiciones teológicas, que quedarán para el Pater. Sencillamente, és estará mas preparado para esto que yo.

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    • El gato azul permalink
      10 octubre 2012 20:32

      Yo no he dicho que nadie se entrometiera, por otro lado no has resuelto mis dudas . Porque no me has dicho el motivo por el cual no proceden estas dudas. Si estoy abriendo mi alma en busca de la verdad y se me niega la ayuda me creo con derecho a cerrarla, a cambiar de opinión , a decirte que mantengo en secreto si creo o no. Ya que al menos ahora parece que intentes ayudarme . Te diré que yo pienso que la fe es un don de Dios, pero estaba buscando un motivo lógico para creer. Si no me es pósible creer debido a razonamientos lógicos tendré que continuar encontrando la Fe en personas, en palabras, sintiéndola y viendo a Dios en quien habla con auténticas perlas de sabiduría y te aseguro que lo hago y gracias al ordenador pero no se hará posible aquí con Calamardo parece ser.
      La persona que decía que me odiaba también ha dicho que me amaba y aunque parezca mentira esto no es ninguna contradicción y yo entiendo porque y por eso no me he enfadado. Se atreve a decir lo que siente y no pasa de mi. El ejemplo y no dar de lado a los que no creen quizás por miedo a que te convenzan hacen que el camino del apostolado pueda ser seguido. Yo misma había convertido así a personas hace tiempo. Ama, ama, ama al prójimo… en eso conoceran que sois mis discípulos dice Jesus. Y si algún día alguien consigue que llegue a la Fe además de por haver visto a Dios en personas situaciones,,, por razonamientos lógicos le estaré muy agradecida.

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      • 15 May 2013 10:14

        Gato azul, la fe es un regalo y todo es gracia, pero también es verdad que el que busca encuentra y yo pedire desde ya para que te encuentres con Él y sientas la alegría de la fe.

        Nota de Miguel.- A este comentario le doy una contestación el mismo día, pero quedará mucho más abajo.

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      • 30 May 2013 0:18

        Gato: Tienes que ver, aquí, el artículo «¿Es posible creer y seguir siendo normal?», del 28 de marzo, y los que seguirán sobre este tema de los fundamentos de la fe, que serán por lo menos dos. La cosa no funciona «por razonamientos lógicos», porque, como digo ahí, la fe no es «racional», y sin embargo es «razonable». Por razonamientos lógicos, funcionan pocas cosas: la matemática, la física y las máquinas de fabricar salchichas.

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  6. Miguel permalink*
    27 octubre 2012 23:30

    Disquisición sobre la lectura y la búsqueda de la verdad

    Seguro que es mejor dejar de lado tantas cuestiones personales de la maraña de razones y sentires que acabamos de leer.

    Vamos con lo nuestro. De tantas cosas como han salido, selecciono dos estrechamente relacionadas: las razones para creer y la lectura.

    El texto sigue en la entrada «¿Le cuesta a usted mucho leer sobre Lo Importante?» Vamos, que se ha mudado de piso.

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  7. 13 noviembre 2012 14:25

    Mariano, eres un genio.
    Palabra de Mariano.

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  8. carlos palos permalink
    14 noviembre 2012 11:29

    Miguel: me gusta mucho tu planteamiento. Desde luego que, cuando vivimos en los tópicos nos empobrecemos. A mi, que también soy cura, me gusta mucho la economía, y a veces, hasta me gusta ponerles un pero a sus planteamientos. Por ejemplo: ¿»son los grandes bancos los grandes culpables y beneficiados de la crisis» o quizá alguno de ellos nos están salvando porque «tienen más de la mitad de su negocio fuera y compensan con beneficios exteriores las pérdidas españolas? ¿somos inocentes o culpables por haberle pedido al estado, ayuntamiento, etc, que nos lo diera todo de gratis…
    Bueno, romper tópicos económicos puede ser divertido, pero es mucho más interesante romper tópicos sobre familia, educación, religión, fe, etc.
    Y pienso que tú lo estás haciendo. Gracias.

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    • 14 noviembre 2012 14:52

      Carlos: Te agradezco mucho tus palabras de aliento. Te explico un poco mi planteamiento, que tampoco será muy nuevo para ti. Metidos como estamos en una pastoral de «nueva evangelización», uno de los datos principales que hemos de tener en cuenta es que la gente ya no nos viene. Sino que hay que ir. Y hoy ésta de la informática es una de las grandes armas que Dios ha puesto en nuestras manos para que le ganemos las batallas. S. Francisco de Sales adquirió fama porque imprimía propaganda religiosa y la colaba bajo las puertas de las casas; dicen que, cuando empezó en el Chablais, había noventa y nueve protestantes y un católico; cuando se fue, había noventa y nueve católicos y un protestante (debía de ser mi vecino del quinto); hoy es el patrono de los periodistas. Como S. Francisco de Sales, hemos de utilizar hoy lo que hoy es novedoso; y yo -de momento menos por este blog que por cierto otro medio que pronto conocerás- me meto, como el obispo de Ginebra, en muchísimas casas, y veo resultados francamente felices. Al fin y al cabo, el Evangelio no dice «os he elegido para que los esperéis repantigados en un sillón orejero», sino «os he elegido para que vayáis»; y sigue, prometedor: «y deis fruto, y vuestro fruto permanezca».
      Me gustaría mucho que me fueses dejando tus comentarios, y si pueden ser críticos, mejor. Jesús, tú y yo «hemos venido a traer fuego a la tierra». Como un conejo con fuego en el rabo.

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  9. 6 enero 2013 16:34

    ¡Bravo, Cura! ¡Éstos son los que faltan!
    Cristina de Santa Fe, Argentina

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    • 6 enero 2013 20:32

      Gracias, Cristina. Por favor, no me hagáis comentarios solamente elogiosos; porque, además, tú no me conoces, y quién sabe si no soy yo… de los que sobran. Pero sobre todo, gracias.

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  10. Pilar permalink
    9 enero 2013 17:39

    De entrada me ha enganchado su espontaneidad. Me tomaré mi tiempo para leer algo más de este su blog. Un saludo, Padre

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    • 9 enero 2013 19:03

      Muchas gracias. No te pierdas el artículo semanal que va a salir bajo el epígrafe «La sabiduría de Dios según Fray Vicente»; ya hay uno.

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  11. Margarita permalink
    14 enero 2013 5:58

    Yo me acabo de «enganchar» con La SABIDURÍA-I Y II- de Fray Vicente… ¡¡¡PRECIOSOS!!!
    Muy interesante y esclarecedor todo lo que he leído.Dios los bendiga y el Espíritu los siga iluminando.

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  12. D. Dámaso permalink
    14 enero 2013 21:13

    Espero hacer puntería con este comentario. Quiero realizarlo a la presentación de D. Miguel.
    La Iglesia y el mundo necesitan de santos sacerdotes que con su manera de ser y sobre todo con su ejemplo se dejen la vida por Dios y por las almas. Especialmente en una sociedad que parece no encontrar el Norte.
    Deseo lo mejor a este valiente cura y a la labor que está realizando con este blog, al servicio de la Nueva Evangelización. Haciéndolo además con los medios de la sociedad de hoy.

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    • 14 enero 2013 21:42

      Muchísimas gracias a este D. Dámaso que me sospecho que también es cura -¡algún defecto hay que tener!, ¿verdad?-. Reza por lo primero que dices: por mi manera de ser; que luego el hacer es una raza inferior. Hace años que me llama la atención un versículo de S. Pablo: «En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes» (Rom 12,11-12): como diciendo que, hacer más o menos, le da bastante igual, pero lo que no se puede descuidar es el espíritu: entiéndase, sobre todo, la oración. Y es evidente que el que viva así trabajará, también, incansablemente para las almas, y que el que no, no. «Y usted ¿qué hace?» «Yo soy». «Pues es usted un excelente cura». Muchísimas gracias a este D. Dámaso que me sospecho que va a rezar (más) por mí.

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  13. 9 febrero 2013 11:00

    Muy buena tarjeta de presentacion. Atractiva y antisistema.

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    • 9 febrero 2013 14:47

      Muchas gracias, Carlos, buen amigo. Pero -no te lo tomes a mal- prefiero vuestra sabiduría -cuando es mucha y cuando es poca- a vuestros elogios. Un abrazo infinito.

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  14. 20 febrero 2013 21:58

    Me gusta su comentario sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI, y cómo, sabiendo el Papa el impacto mundial que tendría su renuncia, igual se atrevió, porque no es de este mundo, sino que es del Reino de los Cielos. Si yo personalmente, ahora que el Papa Benedicto XVI se va, recién puedo como ver o valorar más todo lo que ha hecho. Gracias a todos.

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  15. Yoli permalink
    4 marzo 2013 18:21

    Menudo buen humor tienes, te felicito. Dios te llene de muchas bendiciones. Un saludo.

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  16. Como una piña permalink
    27 marzo 2013 21:05

    Me ha sorprendido, a la par que maravillado, hallar aquí estas «perlas»… Es genial, chispeante y desde luego no deja indiferente una personalidad tan arrolladora… Desde luego me encanta, e invita a pasar por aquí con ánimo de aprender, compartir y quizá hasta de opinar… «Semper fidelis», cual lema del ejército, o «Hasta el infinito y más allá», de Buzz Light Year…, personaje de la factoría Disney… Saludos a los participantes presentes y futuros de este blog.

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    • 27 marzo 2013 22:13

      Oye, «Como una piña»: Espero tus opiniones cual cocodrilo en Cuaresma. Y no una, ciertamente, porque, «como una piña», tienes muchos piñones que dar.
      Y yo te lo mando.

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      • Como una piña permalink
        28 marzo 2013 11:58

        Ja, ja, ja… Miguel… Gracias por tu acogida y, por supuesto, nos ponemos a la tarea de seguirte… porque tú nos lo mandas, padre, ¡y porque nos da la santísima gana de hacerlo!

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  17. 4 abril 2013 9:03

    Sí, a todos nos gusta que el cura haga y vista de cura y que la enfermera o el guardia hagan y vistan como lo que son. Y además, a la gente, o a mucha gente, le gusta tener algún cura cerca, localizado, amigo. Así que felicidades por dar la cara.

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    • 4 abril 2013 17:31

      Muchas gracias, Carlos hermano. Hoy que somos pocos, y los pecados muchos, la solución puede ser el multiplicador: la informática, en sus múltiples posibilidades. Y en cuanto a lo del cura cercano, te contaría muchas historias que han pasado por el teclado y acabado en el confesonario, en la comunidad religiosa, en lo más milagroso hoy -que es un trabajo-, en peticiones de colaboración en publicaciones de fe, en esfuerzos por abandonar la condición homosexual y más.

      Yo soy cada vez más partidario de que, tal como está la cosa por aquí, tenemos que sacar a la Iglesia de las iglesias, sin dejar de hacer en las iglesias lo que es completamente irrenunciable. Pero antes bastaba con tocar la campana, y venían casi todos, y más o menos escuchaban, y la familia y la escuela también educaban, etc. Toco hoy la campana y vienen cuatro señoras de las que se acercan al récord y que no van a cambiar ya porque a esas edades no se puede ya cambiar.

      Nosotros no somos pescadores de los que esperan «a ver si pican», y si no pican, simplemente nos vamos. Nosotros nos zambullimos en el agua y perseguimos los peces. Hay que ir a donde está la gente. Y la gente, señores y señoras, hoy, la gente está en el ordenador.

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      • peppa permalink
        10 May 2013 2:14

        Te estaba escribiendo y lo perdí. Yo sólo quiero decirte que ser cura no es más que amar a Dios, y yo lo amo y no soy monja, ¿y qué? Creo en su misericordia por encima de todo. De hecho, sólo creo en Él y no me doy tanta importancia como tú. Lo amo y basta.

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  18. peppa permalink
    10 May 2013 2:24

    ¿Sabes? Eres muy pesado con el vecino del 5.° Yo sólo rezo y amo a todos y no me fijo en quien me ama a mí. Eso se lo dejo a Dios, menudo trabajo para mí.

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    • 10 May 2013 18:51

      Te agradezco mucho tu corrección. El vecino del 5.º es un personaje literario: no existe. Como da mucho juego y a la gente le gusta -porque yo creo que la mayoría se da cuenta de su inexistencia-, ahí ando aprovechando la invención. Pero luego están los que creen que es real, y ciertamente, doy mal ejemplo al parecer que odio a una persona. Yo creo que queda despedido, y ya buscaremos otros recursos literarios. Porque me lo decís, yo os lo agradezco. Un abrazo.

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      • Montserrat permalink
        26 May 2013 23:56

        Buenas noches, Padre.

        Soy Montserrat. Me gusta mucho su personaje del quinto. No lo despida. Espero que pronto vuelva por sus tierras catalanas y podamos despachar mejores conversaciones.

        VQS/
        Montserrat Villalba
        ————
        Habrá jeta. O sea: cuando estoy en Barcelona, me promete organizar una paella del diámetro de una plaza de toros para los viejos camaradas, y ahora sólo piensa en «conversaciones». ¿Y qué falta hará conversar, cuando se puede jalar?

        En cuanto al vecino del quinto, me has dado una brillante idea, ya que los ánimos están muy repartidos. Veréis.

        Y no pongas, oh Montse, «VQS», porque eso lo entendemos muy pocos. Que el universo mundo sepa que «VQS» significa «vale quien sirve», y que es el lema de nuestra querida Organización Juvenil Española, que a Montse, a mí y a muchísimos miles de españoles nos ha hecho la rebeldía y la persona. Di que sí.

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  19. 10 May 2013 19:28

    Respondiendo al primer comentario de Peppa.- No creo estar dándome importancia, de verdad.

    Por lo demás, recuerdo que, uno de los primeros días de diácono, me encontraba en la sacristía a punto de impartir la bendición con el Santísimo, con mi alba, mi cíngulo, mi estola y mi capa pluvial más bien solemne, y se me escapó decirle a otro seminarista que estaba allí: «Parezco un burro cubierto de oro».

    ¿Qué quiero decir con esto? Que en el sacerdote hay dos cosas: el burro, que es la miserabilísima miseria mía (la cual tú no conoces suficiente), y el oro purísimo, que es la infinita gracia divina que Dios (que no elige a los mejores), en forma de Espíritu Santo, en forma de sacramentos (Eucaristía, Bautismo, Confesión, Unción), en forma de Palabra -Él es la Palabra, pero quiere que nosotros seamos las voces-, en forma de predicación y catequesis, en forma de amor caritativo hacia todos, y especialmente a los pobres, Dios ha querido poner en este barro, y digo barro porque en mi blog no se usan tacos.

    Lo primero (el burro), denígralo cuanto quieras. Lo segundo (la gracia, Dios), tú verás si te conviene despreciarlo, puesto que dices que lo amas. Porque no se puede amar a Dios y desdeñar lo que Dios ha decidido hacer volcando en ello todo su Amor.

    Yo te recomiendo que veas aquí el artículo del 29 de diciembre pasado «La Iglesia en el banquillo: ¿santa o pecadora?», donde en el fondo se habla de esto.

    Mientras tanto, cuéntame como un amigo, no a pesar de que te haya dicho, sino precisamente porque te he dicho algunas cosas que pueden haberte irritado; como decía S. Agustín, el amor, cuanto más ama al amigo, más odia sus defectos. Y a mí me gustaría decirte cosas agradables, pero prefiero decirte la verdad, que es lo único que puede hacerte bien.

    Me encantaría que me contestaras, alegre, enfadada o como tú quisieras. Un abrazo.

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  20. Natacha permalink
    13 May 2013 15:38

    Me gustaría saber tu opinión sobre el Papa Francisco y qué supondrá para el Opus Dei y el Camino Neocatecumenal.
    Lo digo por lo que se publica aquí sobre el Opus Dei:
    http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2013/04/14/helmut-schuller-su-lider-esta-claro-que-para-el-opus-dei-la-eleccion-de-francisco-ha-sido-una-derrota-iglesia-religion-austria-curas-roma.shtml.

    Los curas «reformistas» europeos piden signos de cambio. Helmut Schüller, su líder: «Para el Opus Dei (la elección de Francisco) ha sido una derrota».
    Asegura que Francisco tiene que enfrentarse a la Obra, a Comunión y Liberación y a los Legionarios.
    Y aquí sobre el Camino y sus aires de grandeza:
    http://cruxsancta.blogspot.com.es/

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  21. 13 May 2013 17:43

    «Cada árbol se conoce por su fruto» (Lc 6,44). Y hay muchísimos estilos posibles de seguir a Jesús, sin tocar una coma de su Evangelio. No puedo hablar mucho de los otros dos, pero te contaré que -si la memoria no me falla- el «Opus Dei» tenía, en 1970, 60.000 miembros en números redondos, 70.000 en 1980 y 80.000 en 1990; datos posteriores, no tengo. «Por sus frutos los conoceréis». 80.000 miembros significa, exactamente, 80.000 miembros que se han comprometido con toda la seriedad imaginable a buscar sin desfallecer la máxima santidad en su estado de vida familiar y profesional, y por lo mismo, a encender en el fuego del amor a Jesús, a María y a la Iglesia a todos los que se crucen por su camino; son 80.000 hijos fidelísimos de la Iglesia y del Papa y de sus obispos que asisten a Misa y comulgan todos y cada uno de los días, así como todos y cada uno de los días hacen una hora de oración ante el Sagrario, rezan el Rosario, lo meditan -rezar el Rosario sin meditarlo es fingir el Rosario-, leen la Escritura y otro libro espiritual, y viven la caridad de una manera exquisita, así como la pobreza al servicio de esa caridad hasta el extremo de prohibirse voluntariamente casi todo lo que se puede prohibir; por no hablar de otras actitudes, obras y prácticas. «Por sus frutos los conoceréis». Y aplica esto, «mutatis mutandis», a los del Camino y a los Legionarios, pero también a muchos más.

    Esas -y ninguna simpatía personal, ni ningún tráfico de influencias, ni ningún esquema de rechinantes sórdidas amenazas (y quien diga lo contrario, tendrá que probármelo con papeles firmados y sellados)-, han sido las razones por las que los Papas han aprobado, alentado, admirado y dado las gracias al «Opus Dei», al Camino, a los Legionarios -a despecho y pesar de la felonía tardíamente descubierta del fundador de estos últimos, la cual no obsta para la santidad de su obra-, así como a miles de otros movimientos e iniciativas que hoy son -¡entre todos!- la esperanza de la Iglesia; muchos de esos colectivos son opuestos a los anteriores según opina, desde fuera, la despreciable mirada de corral de los gallináceos que piensan que sólo hay una manera de hacer las cosas, o que -como se decía- «más arriba de Despeñaperros, todo es extranjero».

    Pero la palabra «católico» me habla de horizontes dilatados, de aperturas casi indiscriminadas, de la mirada de altura del águila majestuosa, de abrazos dados antes de conocernos, y sobre todo, de un Cuerpo Místico en el que «cuando un miembro está enfermo, todo el cuerpo está enfermo», como nos adoctrina San Pablo…, y me permito añadir que sobre todo si ese miembro es el Romano y Soberano Pontífice, que es hoy tu, mi, su, nuestro, vuestro, su querido Francisco.

    Esas son también las razones por las que el Papa Francisco va a hacer exactamente lo mismo. Emplazo aquí mismo a cualquiera dentro de cinco años, para que comparezca y me quite la razón si puede.

    Vistos los sitios a los que me mandas, te notifico que, para tratar de cosas de casa, antes hay que ser de casa. Y los clerizontes clerivagantes que mugen bravíos esas amenazas -más, precisamente, contra el Papa que contra el «Opus Dei», el Camino, los Legionarios- se sitúan fuera de Casa cuando creen estar por encima del Papa. Ni los voy a laurear como meritísimos héroes de la Patria porque hayan defendido a las víctimas de abusos sexuales, ya que el primero en clamar por que se entregara a los culpables a la judicatura civil se llamaba primero Joseph Ratzinger y después Benedicto XVI.

    Antes hay que ser de casa. Desde fuera, el rosetón de una catedral es pura fealdad. Una vez dentro, atravesado por la luz, puede ser una maravilla. Pero desde fuera no puede contemplarse. Yo te invito a leer, en este blog, el artículo «La Iglesia en el banquillo: ¿santa o pecadora?», de 29 de diciembre pasado, y vas a ver muchas luces.

    Quienes arremeten -homicidamente- contra la sacratísima Unidad de la Iglesia rompen la obra de Cristo. Sumar, y nunca restar. Para dividir, están otros; nosotros, para unir. El Maestro de Galilea vino «para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11,52), rezó en la Cena «para que todos sean uno, como Tú, Padre, en mí, y yo en Ti» (Jn 17,21), e instituyó el sacramento pasmoso de la Eucaristía para hacer de todos nosotros un mismo Cuerpo, «porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1 Co 10, 17).

    Él ha venido a hacernos uno. El que se atreve con la sagrada Unidad de la Iglesia traspasa a Cristo mismo, de parte a parte, con un puñal.

    Gracias por confiar en mí.

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    • 14 May 2013 11:53

      Urgentísimo es aclarar que mencionabas también, Natacha, Comunión y Liberación, y yo no he aludido a ellos por un mero despiste.
      Aunque resultará obvio para quien haya entendido mis planteamientos. Sumar, y nunca restar, porque así lo hizo el Maestro.

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  22. Robert permalink
    14 May 2013 5:12

    En estos tiempos de tanta incredulidad, es muy necesario y vital creer que podemos ganar en calidad de vida, a través de la fe y el compromiso de todos aquellos que quieren y necesitan un cambio de vida.
    Por eso es por lo que debemos escucharnos, con el único propósito y criterio de volver a la esencia y valores, para salvar la especie humana.
    Sólo por el camino de Dios podemos lograrlo, y con la ayuda de estos curitas que forjan día a día la esperanza de la transmutación.
    Mi total apoyo a estos deseos tan generosos y desinteresados que os proponéis.

    ¡Muchas gracias y felicitaciones!

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  23. 15 May 2013 21:12

    Contestando a Lola Fernández Oria (15/5/2013)

    Amiga Lola: Quisiera completar las verdades que dices, porque si no, el Gato (bueno, él no creo) u otras personas que se quedaran sólo con tu parte se cruzarían de brazos porque pensarían que la fe viene sola y que ellos no tienen que hacer nada más que esperar.

    La fe es un don, y «todo es gracia», como decía Bernanos, pero para recibir el don, hay que abrir las manos; para recibir la gracia, hay que abrir el alma. Cuánto sufren las madres que quieren dar la cucharada al bebecito cuando éste… no abre la boca. Entonces, a Dios hay que dejarle hacer, y eso no es total pasividad.

    Y ¿cómo se hace eso? Primero, lógico es pedir que se pongan los medios que se ponen cuando se trata de adquirir otro conocimiento, pongamos de literatura: leer, preguntar, etc. No sé por qué todo el mundo estudia de todo, pero parece que la fe no hay por qué estudiarla. Si es -entre otras cosas- un conocimiento, dicho está todo. Puedes leer, aquí, un artículo titulado «¿Le cuesta a usted mucho leer sobre lo importante?», de 30 de octubre de 2012.

    Y sobre todo, más importante que abrir la mente es abrir el corazón. Sobre esto tengo pendiente otro artículo, que hará serie con «¿Se puede creer y seguir siendo normal?» (28 de marzo pasado) y con otro más proyectado; también puedo seguir después. Creer es un conocimiento, pero más que eso es una adhesión de la persona; no es cosa del cerebro, sino del hombre todo o la mujer toda. Y si yo no quiero adherir mi forma de vida a aquello que me pide Jesucristo, yo no voy a creer. Y hay, en efecto, muchos no creyentes -pienso que la mayoría- que no tienen el problema en los contenidos o en el Credo, sino en la vida que llevan y la que tendrían que llevar si creyeran. Un buen corazón le abre la puerta a Dios: un mal corazón se queda con sus cositas.

    Y sigue siendo cierto que la fe es un don, que «todo es gracia» y que yo te agradezco tu comentario. Gracias, sobre todo, por rezar por el Gato. Se llama amor.

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  24. Montserrat Villalba permalink
    27 May 2013 22:59

    Buenas noches, Padre.

    Lo de la paella, ya sabe. Avisa con tiempo, y organizamos…

    Este comentario es para saber su opinión acerca de Unión Seglar y de los Misioneros de Cristo Rey, que, como no son tantos como los miembros de la Obra y de Regnum Christi, parece que no contribuyen a evangelizar.

    También me gustaría escuchar la opinión sobre el libro Los cuatro amores.

    Nos vemos.

    Montserrat

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    • 28 May 2013 18:27

      Señora de las paellas incumplidas:

      Empezando por la cola, no conocía ese libro; lo único que he leído de C. S. Lewis son las «Cartas de un diablo a su sobrino». Si hay que creer lo que acabo de leer en la «Wikipedia», parece un libro más cercano a lo extraordinario que a lo solamente apetitoso. En algunos momentos, me ha recordado -nada menos- la encíclica «Deus caritas est», de Benedicto XVI. Muestra cómo el amor humano necesita ser salvado -redimido- por «el amor que Dios es», el amor religioso. Muestra que cada clase de amor, menos el amor a Dios, arrastra su penuria de modo fatal y de modo trágico, hasta el punto de que -dice Lewis- «la alternativa en vez de la tragedia, o al menos en vez del riesgo de la tragedia, es la condenación. El único lugar fuera del cielo donde se puede estar perfectamente a salvo de los peligros y perturbaciones del amor es el infierno». Y parece que al principio quiso adoptar una postura que yo llamaría idealista, al distinguir en los cuatro amores la «dádiva» y la «necesidad» y al arremeter contra la segunda; pronto se dio cuenta de que eso no se corresponde con la realidad.

      Es el mismo motivo por el que muchos critican la virtud religiosa de la esperanza; para ellos, realizar una acción esperando el premio excluye todo mérito. Y no se han dado cuenta de que, en primer lugar, queramos o no queramos admitirlo, la naturaleza humana está hecha de esa forma, y el actuar «puro» no existe, en principio, nunca; pero tampoco en el amor entre hombre y mujer, porque quisiera que me presentaran al enamorado que, al hacer una dádiva a su amada, no espera de ella algo, por ejemplo, un beso. Amar es ser amado y ser amado es amar.

      Nosotros esperamos ir al cielo, y nos lo critican. Será que lo correcto es esperar ir al infierno. Y yo digo: un novio que, a su chica, espera desde el lunes a verla el domingo, ¿alimenta el amor, o la esperanza? Alimenta una esperanza nacida del amor, y un amor que se nutre de la esperanza. Entonces, ¿seguro que es tan egoísta la esperanza? Porue, si yo soy la novia y sé que no espera ese domingo hasta el sábado a las nueve de la noche -o si soy el novio y sé eso de la chica-, llego inmediatamente a la conclusión de que aquello es una farsa; y se terminó el romance. Todo es una farsa allí donde los destructores de la humanidad abatieron con su mentira la esperanza.

      La Unión Seglar y los Misioneros de Cristo Rey fueron fundados por el P. José María Alba Cereceda, jesuita, cosa que sabes tú perfectamente, pero no la mayoría de lectores. Y no me quedaré sin contar que el P. Alba fue gran amigo de mi padre y de mi familia, y yo he participado en muchas actividades de la Unión. Tengo que contar aquí que una buena mañana de mis felices siete años, mi hermano mayor me despertó diciéndome sólo: «Baja, que ya está aquí el P. Alba». Bajé, pues, sin saber por qué al piso de abajo, y había un ambiente extraño, como si algo innominable y severo se cerniera por la sala. Y a cabo de un rato de oír algunas cosas, me dirigí a mi madre y le pregunté: «Mamá, ¿es que se ha muerto papá?» Y mi madre, como quitándole importancia al hachazo descomunal que acababa de destrozarle la vida, me dijo sencillamente: «Sí, hijo mío, tu padre ha muerto». El P. Alba lo enterró. Otros recuerdos tengo del P. Alba, por ejemplo de los campamentos, cuando era capaz de poder, con un empujón, a veinte o treinta personas, al litúrgico grito de: «¡Joooroba…!»

      «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», diría aquí Pablo Neruda. Hoy ya no soy un niño de siete años en el caso de la muerte de su padre, ni aquel más crecidito que asistía a campamentos y jorobas, sino que, por las misericordias inexpresables del buen Dios, soy indignamente un sacerdote de Jesucristo, y tú, oh Montse de las paellas de ficción, me preguntas mi opinión sobre la Unión Seglar y los Misioneros de Cristo Rey.

      Yo juraría que en ambos lugares hay una buena colección de santos. Pero como, a pesar de todo lo que he dicho, no se puede decir que los conozca, me refugio en contestarte sólo a una parte de la pregunta: ¿evangelizan menos por ser menos?

      Tú mencionas al «Opus Dei». Que somos tantos. El fundador del «Opus Dei» siempre se negaba a dar datos, números y estadísticas -y bien lucido hubiese quedado dándolos-, porque decía que aquello no era lo decisivo.

      Y a fe mía que no lo es. Y que esas estadísticas no pueden hacerse en absoluto. Porque no cuenta nada un millar de mediocres, y un santo cuenta por decenas de millares. Y si ese santo no puede -en apariencia- evangelizar, porque es mudo, sordo, manco, cojo y encima tontorrón, ese santo está evangelizando más que los del millar. Evangelizar es, en primer término, santificarse. Lo demás ocurre por desbordamiento. Si yo me dejo llenar por la gracia de Dios, la gracia, al desbordar el vaso, caerá sobre otros. Prueba irrefutable: Uno solo, Jesús -y María, su asociada- fue suficiente para conseguirnos una gracia que nunca se acabará. Y ¿cómo lo hizo? ¿Predicando? ¿Organizando cosas? ¿Fundando movimientos (la Unión Seglar, el «Regnum Christi»)?

      Él dice que no: Él dice: «Yo me santifico a fin de que ellos sean santificados». Eso es evangelizar. Por la comunión de los santos, cualquier acción, palabra, pensamiento tuyos hacen bien, si son buenos, a todo el Cuerpo místico, la Iglesia, y a todos sus miembros, incluidas las almas del Purgatorio, y excluidas las del infierno, que ya no tienen remedio ni pertenecen a la Iglesia. Si son malos, a todos ellos les ocasionan perjuicio. Por eso, todo pecado es también un pecado contra la Iglesia.

      No pensemos en unos u otros, Montse. Pensemos en las paellas y pensemos en si estamos siendo santos. Si aprovechamos los sacramentos -esa Confesión que hacía decir a Sto. Tomás que la absolución de los pecados es un milagro más grande que la creación de todo el universo; esa comunión que tú, si estás en gracia, puedes recibir diariamente, y cuya alternativa es la pereza-. Pensemos en si hay auténtico, puro, generoso amor en nuestros corazones, que no mira las injurias recibidas y llora cuando asiste al sufrimiento del otro. Si sabemos encontrar a Dios en las cosas cotidianas y menudas, porque si esperamos encontrarlo en lo grande, no lo encontraremos nunca (o dime, si no: tú tienes algunos añitos: ¿cuántas ocasiones has tenido de hacer algo «grande»?). Tú aportas tu pequeño grano de arena a un montón colosalmente grande; pero lo tuyo es el grano pequeño. Si tenemos ese amor a la Virgen sin el cual no vamos a llegar a ninguna parte, ése que hizo exclamar a un santo: «Con María, todo es fácil». Si rezas todos los días. No hay nada más hermoso.

      La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre.

      A mí no me gustan mucho las gambas y todo eso; prefiero que abunde el arroz.

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  25. libre albedrio permalink
    5 agosto 2013 19:38

    (La numeración es de Miguel para facilitar la contestación.)

    1. La Religión es una institución establecida por el hombre, por diversas razones. Ejercer el control, inculcar la moral, golpear los egos, o lo que sea que hace. Todas las religiones organizadas, estructuradas, no hacen sino eliminar a Dios de la ecuación. Usted confiesa sus pecados a un miembro del clero, asiste a iglesias elaboradas a rendir culto, le dicen qué rezar y cuándo hacerlo. Todos estos factores lo alejan de Dios.

    2. La Espiritualidad es nacida en una persona y se desarrolla en la persona. Pudiera ser detonada por una Religión, o pudiera detonarse por medio de una revelación. La Espiritualidad se extiende a todas las facetas de la vida de una persona. La Espiritualidad es elegida, mientras que la Religión es a menudo forzada. Ser espiritual para mí es más importante y mejor que ser religioso.

    3. La verdadera Espiritualidad es algo que se encuentra profundamente dentro de uno mismo. Es su manera de amar, aceptar y relacionarse con el mundo y la gente que lo rodea. No se puede encontrar en una iglesia o creyendo de una cierta manera.

    4. Considere lo siguiente a favor del camino espiritual:

    5. No hay una sola Religión, sino cientos.

    6. Sólo hay un tipo de Espiritualidad.

    7. La Religión es para aquellos que quieren seguir los rituales y las formalidades.

    8. La Espiritualidad es para aquellos que quieren llegar a la ascensión espiritual sin dogmas.

    9. La Religión es para los que están dormidos.

    10. La Espiritualidad es para los que están despiertos.

    11. La Religión es para aquellos que requieren la orientación de los demás.

    12. La Espiritualidad es para los que prestan oídos a su voz interior.

    13. La Religión tiene un conjunto de reglas dogmáticas e incuestionables que deben seguirse sin cuestionarlas (sic).

    14. (La) Espiritualidad te invita a que la razón de todo, para cuestionarlo todo y decidir sus acciones y asumir las consecuencias.

    15. La Religión amenaza y aterroriza.

    16.(La) Espiritualidad le da la paz interior.

    17. La Religión habla de pecado y de culpa.

    18. La Espiritualidad anima a «vivir en el presente» y no a sentir remordimiento por lo que ya ha pasado. Eleva el espíritu y [en ella] se aprende de los errores.

    19. La Religión reprime a la humanidad, y nos hace regresar a un falso paradigma.

    20. La Espiritualidad trasciende todo y hace que uno sea fiel a uno mismo.

    21. La Religión es inculcada desde la infancia, como la sopa que usted no desea tomar.

    22. La Espiritualidad es el alimento que usted busca, que lo satisface y que le es agradable a los sentidos.

    23. La Religión no es Dios.

    24. La Espiritualidad es la conciencia infinita y todo lo que es. Es Dios.

    25. La Religión inventa.

    26. La Espiritualidad descubre.

    27. La Religión no investiga y no cuestiona.

    28. La Espiritualidad lo cuestiona todo.

    29. La Religión se basa en la humanidad, una organización con reglas.

    30. La Espiritualidad es DIVINA, SIN reglas.

    31. La Religión es causa de división.

    32. La Espiritualidad es la causa de unión.

    33. La Religión lo busca a usted para que usted crea.

    34. La Espiritualidad causa que usted busque.

    35. La Religión sigue las enseñanzas de un libro sagrado.

    36. La Espiritualidad busca la santidad en todos los libros.

    37. La Religión se alimenta del miedo.

    38. La Espiritualidad se alimenta de la confianza.

    39. La Religión se vive en sus pensamientos.

    40. La Espiritualidad vive en su conciencia.

    41. La Religión es a cargo del «hacer».

    42. La Espiritualidad es a cargo del «SER».

    43. La Religión es una dialéctica.

    44. La Espiritualidad es lógica.

    45. La Religión alimenta al ego.

    46. [La] Espiritualidad te hace trascender.

    47. La Religión te hace renunciar al mundo.

    48. [La] Espiritualidad te hace vivir con Dios, no que renuncies a Él.

    49. La Religión es la adoración.

    50. La Espiritualidad es meditación.

    51. La Religión es continuar la adaptación a la psicología de una plantilla.

    52. La Espiritualidad es la individualidad.

    53. La Religión sueña con la gloria y el paraíso.

    54. La Espiritualidad te hace vivir aquí y ahora.

    55. La Religión vive en el pasado y en el futuro.

    56. La Espiritualidad vive en el presente, en el aquí y ahora.

    57. La Religión vive en el confinamiento de su memoria.

    58. La Espiritualidad es LIBERTAD CONSCIENTE.

    59. La Religión cree en la vida eterna.

    60. [La] Espiritualidad te hace consciente de todo lo que es.

    61. La Religión te da promesas para la otra vida.

    62. La Espiritualidad te da la luz para encontrar a Dios en tu ser interior, en esta vida, en el presente, en el aquí y ahora…

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    • 12 agosto 2013 23:55

      Aunque, obviamente, no estoy de acuerdo con tu postura, quiera Dios, «Libre Albedrío», que puedas creerte tú que estoy muy satisfecho de recibir un comentario de esta naturaleza. Si te has fijado, bajo la cabecera del blog hay un lema que dice: «Aquí tienen su casa los que no creen y los que creen» (y fíjate en el orden de los sujetos); sin embargo, en parte por culpa mía y en parte porque hoy día los que no creen y viven una religión no se ocupan de la religión, casi siempre me escriben mis hermanos los creyentes. Tú, en cambio, eres de los que, sin creerla ni vivirla, te interesas por la religión, aunque sea en sentido negativo. No te es indiferente. Así fueron muchas grandes figuras de tiempos pasados, entre ellos, grandísimos escritores. Estoy muy satisfecho.

      Y ahora tiene que venir necesariamente el capítulo de las críticas. Pero cuando yo critico, critico la idea, pero estimo a la persona. A ti.

      Primero ha de venir un pequeño tirón de orejas. El texto que nos ofreces es ajeno, y tú no lo indicas. Eso no se puede hacer. Es de una especie de gurú que se hace llamar «Tramam2k» y que campa por sus respetos por muchas páginas de la red.

      Ese buen señor ¿será de la Nueva Era? No lo sé, porque de esas cosas no entiendo, pero lo poco que entiendo me hace sospechar que sí.

      Lo primero que me he preguntado es qué entenderéis vosotros dos por «religión» y qué por «espiritualidad». Porque, contra las apariencias, no estáis definiéndolas; solamente encandilándonos con frases bien troqueladas y medio bellas. Como son medio bellas, y la belleza es «un esplendor de la verdad» (Sto. Tomás), muchos las tomarán por verdaderas. Pero, por lo mismo, como no son verdaderas, son solo «medio» bellas.

      Creo que dais por supuesto que la religión es en primer término una estructura humana que pretende manufacturar lo religioso y servirse de su control en beneficio propio. La espiritualidad, por su parte, se caracteriza ante todo por la nota de individualidad, y entonces se vuelve verdaderamente peligrosa, porque también decís que «la Espiritualidad (…) es Dios» (24). Os rebeláis contra la religión porque os negáis a acatar nada que no venga de vuestra propia chistera. Eso se llama orgullo, «Libre Albedrío», y más orgullo es identificar mi interioridad con Dios, nada más y nada menos: eso es ya un orgullo del que puede derivarse la hecatombe. Creo, de hecho, que es lo que ocurrió con Hitler.

      Y ahora quisiera comentar uno por uno los párrafos; supongo que dejaré alguno.

      1. Se abre una curiosa serie de apriorismos infundados que veremos hormiguear a lo largo de todo el texto. Si se me dice que toda religión es establecida por el hombre, una de dos: o se me prueba eso, una por una, en el caso de cada una de las religiones que dicen ser iniciadas por Dios (no son todas), o la afirmación queda como nula. Yo, en cambio, sí digo que, evidentemente, en el sentido en que vosotros la entendéis -que no es el auténtico-, la espiritualidad es establecida por el hombre. Y es una importante diferencia, como tengamos razón los teístas, porque lo que me ha entregado Dios tiene infinitamente más valor que lo que yo me saco del bolsillo. ¿Y por qué mi afirmación ha de prevalecer sobre la vuestra? Porque estamos hablando de vuestras tesis, y nada más adecuado que argumentar con ellas mismas.

      También hay un apriorismo invalidante en la afirmación según la cual «todas las religiones organizadas (…) no hacen sino eliminar a Dios de la ecuación», porque uno va a la iglesia y se confiesa, y le dicen lo que tiene que rezar, y todo eso nos aleja de Dios. Nos alejará de Dios -y no completamente- si esa religión es falsa, y la confesión es falsa, y las oraciones falsas. Pero ya sabemos todos que el gurú «Tramam2k» y «Libre Albedrío» han ido -¡por supuesto!- a recorrer todas las religiones, y en ellas se han encontrado la Confesión y todo lo demás que dicen, y hasta lo han probado. Pues no, señor. Sobre todo porque, que yo sepa, la Confesión a que alude existe solamente en la Iglesia católica. Y ahí asoma la nariz un dato que tener en cuenta: el ataque a las religiones de estos dos paladines de la espiritualidad es ante todo un ataque a la Iglesia católica. Están en su derecho. Estarían, quiero decir, en su derecho si tuvieran razón.

      2. Si «la Espiritualidad es nacida en una persona», en buena lógica es menos de fiar. Seguir los impulsos propios no me hace admirable a una persona. Escoger la espiritualidad a la carta -lo que yo pongo, lo que tomo de aquí y lo que adapto de allá- no pasa de ser un culto al propio yo, organizando el elemento interior como quien se pone los muebles en un piso, donde el único criterio es que me vaya a ser útil y cómodo. No. Lo que me pone sobre la pista de la valía de una persona son, sobre todo, aquellos momentos en los que la veo hacer lo que otros le dicen -una persona, una Biblia, una norma, una Iglesia, Dios- a pesar de que eso le repugna interiormente hasta el mareo. El culto al subjetivismo es un egoísmo, y conculca la verdad, y falsea la libertad, y derroca al Dios que verdaderamente existe para marcarnos -mientras nos sonríe- los caminos.

      Decís que «la Espiritualidad es elegida, mientras que la Religión es a menudo forzada». Parece que os referís al Bautismo de niños y la educación religiosa infantil. Sin embargo, parece lógico inculcar la religión que se profesa a los hijos. ¿No se les inculcan otras muchas cosas que no pueden entender, como el respeto, la limpieza, y a menudo contenidos ideológicos? Si creemos tener un tesoro, es lógico que se lo demos de pequeños si desde pequeños ha de hacerles bien, como ocurre con el Bautismo y con la fe.

      ¿Que «ya decidirán cuando sean mayores»? Por supuesto. Pero tal como lo hago yo, cuando sean mayores decidirán con conocimiento de causa, y si, en cambio, se les escamotea la religión, elegirán sin saber qué eligen. La libertad está para elegir, y uno solo puede elegir si conoce las opciones.

      No creáis mucho en los que dicen eso de «ya escogerán de mayores», porque, precisamente, si han de escoger, esa es una razón para enseñarles la religión; la propia, sí; no hay ninguna razón para que uno enseñe otra a su hijo (y sí para que en la enseñanza escolar se les dé un conocimiento de todas las religiones). En mi parroquia de Barcelona, se celebró un bautizo singular. Los padres de la chica eran de los que dicen «ya elegirá»; con cerca de 18 años, se convirtió y pidió el Bautismo. Pero la chica estaba desolada porque… los padres se quedaron en casa. Y venga con el «ya elegirá»…

      Por otra parte, podemos decirlo al revés: bautizamos y educamos al niño, y, si quiere, ya elegirá el ateísmo… o la «espiritualidad». Y recordad, por último, que el sacramento de la Confirmación sirve para que el bautizado «confirme» lo que le infundieron en el Bautismo; aunque lo principal sea el hecho de que el Espíritu Santo confirma en el sujeto su obra.

      3. Oponéis la espiritualidad y la religión a la hora de relacionarse con la gente y amarla. Parece ser que eso tiene que hacerse de una «manera propia», y por eso, no puede hallarse en una confesión religiosa. Pero es demasiado cómodo decir las cosas sin razonarlas. Además, es una declaración muy genérica que no sabemos si se refiere a la moral, a la forma de vivir la moral o a otra cosa. Lo que debe quedar claro es lo siguiente: solo hay una forma de relacionarse con la gente y el mundo y de amarlos; y a mí, toda la vida, me la han inculcado en la Santa Iglesia Católica, y yo se lo agradezco hasta meterme cura. Y esa forma es extrapolable y aplicable a todos los hombres del mundo.

      Me llamarás integrista, «Libre Albedrío». Yo me explico (tú no): por debajo de muchas opciones discutibles que siempre lo serán, y precisamente haciéndolas posibles, existe la que llamamos «ley natural»: aquella que no depende de confesiones religiosas, sino de la propia naturaleza humana. La ley natural dice, por ejemplo, que hemos de decir la verdad y no la mentira, que no nos es lícito matar (ni el aborto, ni la eutanasia, etc.), que hemos de amar y obedecer a los padres, que hemos de pagar lo que en cada momento parece justo -sobre todo en el salario-, que la familia es solamente aquella que resulta de la unión fecunda de uno y una para siempre, que hemos de defender al débil, etc. Luego resulta que esa ley natural está consignada en los diez Mandamientos de la Ley de Dios de la tradición judeocristiana, pero eso mismo está evidenciando que Dios da los mandamientos no para fastidiar, ni a capricho, ni sacándolos de unos dados, sino atendiendo cuidadosamente a la naturaleza que Él ha dado a ese hombre que ha creado. En otras palabras, hay una ley que vale para todos los hombres precisamente porque son hombres.

      Existe, de este modo, una instancia superior a la propia individualidad, por muy «espiritual» que ella quiera ser o llamarse. Y con eso hay que cumplir. Si debemos vivir con nuestros padres ancianos a pesar de trabajar todos los demás de casa y demás circunstancias, o bien debemos ingresarlos en una residencia, es una opción discutible, ¿verdad? Uno dirá que estaría mal lo de la residencia porque no manifiesta la gratitud y el amor a los padres; y otro dirá que estaría muy mal lo de tenerlos en casa, porque correrían peligro de accidente. Pero fíjate bien, «Libre»: solo pueden discutir el asunto porque ambos tienen dentro el principio «se debe reverenciar a los padres». Pues he aquí que la ley natural es el fundamento del fundamento de todo lo que se pueda discutir cuando se discute sobre cosas cercanas a la moral.

      Y ningún «espiritual» puede meter a sus padres en el coche y abandonarlos a cien kilómetros de casa porque se lo diga su «espiritualidad», que por principio es totalmente libre y absolutamente subjetiva y autónoma. A quien hiciese eso, vendría un juez que acaso sería tan «espiritual» como él, y me lo pondría en la cárcel.

      Ya se ve que esta «espiritualidad» que nos predicáis está enfermizamente empapada de subjetivismo y relativismo. Pero yo tengo que decir aquí que no tenéis derecho. Que la verdad ni se decide, ni se construye, ni mucho menos se vota. Que la Verdad existe, y lo que procede es reconocerla primero y acatarla después. Que la Verdad puede ser conocida por nosotros (o quemad todos los libros de ciencia antes que los de religión).

      5-6. No puede ser que solo haya un tipo de espiritualidad, y menos en el sentido en que la presentáis; más bien habría tantas como espirituales: porque la subjetividad es siempre singular y porque no hay dos hombres iguales.

      7-8. Dais por supuesto que solo hay espirituales fura de las religiones. Es cierto si entendéis -como entendéis- la espiritualidad en el sentido de esa subjetividad sacralizada. Pero nosotros no la entendemos así, y en el seno de la Iglesia tenemos incontables espiritualidades, todas iguales y todas diferentes, y todas buscan esa ascensión espiritual. Pero con dogmas y esas cosas. Porque los entendemos -habláis de «ascensión»- como los necesarios peldaños para subir. Y, antes que eso, porque reconocemos que son verdades reveladas por Dios -la Verdad existe también en lo religioso-, y sería un suicidio el rechazarlas.

      9-10. Dormidos y despiertos. Yo te emplazo a hacerme una lista de «espirituales» de los tuyos que sean mundialmente famosos. Si llenas medio folio, te regalo la novia de mi hermano. Al mismo tiempo, te suplico que no me pidas una de los espirituales nuestros mundialmente conocidos, porque es que ya las hay: y forman diccionarios de más de mil páginas a veces.

      11-12. Orientación de otro-voz interior. Queda claro el subjetivismo puro que profesáis y que dará con vuestros huesos en el barranco. No hay nada de malo en dejarse guiar por otros: Dios, la Biblia, la Iglesia, los escritos de los santos y de otros, la palabra que Dios nos dirige en la oración, la dirección espiritual. Son medios de enriquecerse, son auténticos tesoros que tenemos en la Iglesia. Emplearlos es -entre otras cosas- humildad. Rechazarlos es sucicidarse otra vez.

      13-14. Reglas dogmáticas incuestionables-uno mismo da razón de todo. No es verdad, tal como lo dices, que haya «reglas» incuestionables: precisamente, en moral no hay definido ni un solo dogma; sí está muy elaborada la doctrina, pero no hay dogmas ahí.
      En cualquier caso, no sé cómo puede ser tan vituperado el tener una tradición. Veámoslo de vuestro lado. Vosotros lo decidís todo individualmente. Cada «espiritual» que nace, vuelta a empezar. Eso quería Steinbeck, y comentaba con salero Pemán que, de ese modo, si cada hombre tenía que construir sus verdades y sus reglas y sus técnicas y sus…, no iba a quedarnos tiempo ni para limpiarnos los dientes.

      ¿Para qué inventar lo que ya está descubierto? Se cuenta, precisamente, de Descartes que se pasó no sé cuantísimos años buscando la manera de demostrar un teorema de geometría, y que llegó a enfermar y que al final lo consiguió; se fue a contarlo a otro científico, y este le respondió: «Pues sí, señor, lo ha hecho usted muy bien; lo ha hecho tan bien como lo hizo Euclides hace veinte siglos».

      15-16. Corrijamos el tiro. «Ciertas formas desacertadas de presentar la religión en el pasado» han infundido miedo; pero eso se llama error, no religión, ni menos religión católica. Hoy la presentación de la religión, del Papa al último fiel, no hace más que insistir en la alegría, el amor, la felicidad. Por lo demás, ya se ve que el gurú y «Libre Albedrío», en su asombroso periplo por todas las religiones -no se han dejado ni una- han comprobado también escrupulosamente el nivel de los terrores.

      En cuanto a la paz interior de la «espiritualidad», ni la creo, ni es el objetivo. No la creo, porque no puede haber paz si no hay coincidencia del ser con el deber ser, y el deber ser es esa verdad de la ley natural que el subjetivista no puede admitir. Anoto también que existen métodos de meditación y demás que proporcionan un estado de bienestar o placidez que los maestros de esas cosas presentan como paz, pero no es la auténtica paz, y la prueba es que es tan pasajera como el rato que dure la meditación. Pero sobre todo, señores, si el fin de la espiritualidad es alcanzar la propia paz personal, yo asesino todas las «espiritualidades» como quien asesina un caracol para ponerlo en la cazuela. Porque es un caracol ante las religiones -o al menos ante la religión católica- un sistema de vida tan egoísta que se pone como objetivo ese tan personal, o, digámoslo ya, tan egoísta. En cambio, el fin de nuestra espiritualidad es el amor; por ese camino encontramos la paz, pero esta no es más que un resultado. Lo nuestro es el amor.

      Como queda, señoras y señores, un comentario demasiado largo, seguiremos otro día.
      Repito a «Libre Albedrío» que le agradezco su comentario. Si he empleado un tono en ocasiones bastantes polémico, es que me resulta imposible hacerlo de otro modo cuando se trata, precisamente, de decir que no. Pero te lo agradezco, y distingo entre la idea que no comparto y la persona a quien mando un abrazo.

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      • 22 agosto 2013 3:24

        Continúo mi respuesta a «Libre Albedrío», que empecé el 12 de agosto.

        17-18. Muchos errores en muy pocas líneas, si lo referimos a la religión católica. La religión católica no habla de pecado y de culpa; habla en voz apagada de pecado y recomienda ahuyentar los sentimientos de culpa, porque bloquean muchas cosas, pero sobre todo ¡grita! que hay una redención y un perdón y unos sacramentos y un cielo, sea cual sea el pecado, porque todos pueden ser perdonados. Serán más bien otros constructos espirituales los que carecen de la maravilla del sacramento del Perdón, de la Penitencia (el sacramento de la Caricia), donde, porque a Dios, que «es amor» (Jn 4,8.16), le da la gana, puede desaparecer por completo -como si no hubiera existido-, en cuatro minutos, una vida de 40 años de los más satánicos pecados. Esto es liberador, esto humaniza, esto reconstruye…, y quien dijere lo contrario miente.

        Falsa idea la del remordimiento en la religión católica; la del sentimiento de culpa. Se nos invita al arrepentimiento, que es cosa bien diferente, porque nace del amor al Dios ofendido o de la consideración de la maldad de la acción, o bien de su castigo. Pero si hay arrepentimiento, hay confesión, y ya no hay miedo al castigo como no sea un miedo saludable -y aun así, la palabra «castigo», hablando de Dios, hay que ponerla entre muchos interrogantes-, y en cuanto al dolor de amor y el que procede de decir: «¡Menuda salvajada la de aquel día!», son buenos, hacen bien y nos ayudan. En cuanto al remordimiento, no es cristiano, porque tiene miedo del pecado sin aceptar la bondad de Dios o sus consecuencias. Dios -nuestro Dios- es un Dios liberador. Lo dice un salmo: «Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte» (Sl 68). Otra cosa son caricaturas. Lo nuestro es la santa carcajada.

        Y llámense a capítulo estos «espirituales», gurú y discípulo, a quienes parece que aprender de los errores es cosa solo suya.

        19-20. Muy solemne, pero se entiende bastante mal; hagamos lo que podamos. Como no sé cuál será el «falso paradigma» a que se refiere el santón, me quedo con el insulto de represores (y se lo perdono sin esfuerzo). Supongo que tiene que ver con esa falsa concepción de la religión como una tabla de prohibiciones. Y, cómo no, se estará pensando en la materia sexual, que por supuesto es lo único que existe sobre la haz del universo mundo. Digamos, en primer lugar, que, como escribió Jean Soulairol, toda la moral de la Iglesia en materia sexual puede resumirse en esta frase: «Ninguna licencia contra el amor». Para nosotros, el amor y el sexo son tan importantes, tan valiosos, que se ha tenido que decir clarito qué cosas iban contra ellos. Pero si yo vallo un campo con alambre, ¿estoy reprimiendo, o estoy protegiendo mi ganado? Borre nuestro gurú su frasecita hasta que le veamos tener ganado y no tener vallado.

        Se trata del amor. Dice Jesús que los dos mandamientos del amor a Dios y al prójimo «resumen la Ley entera y los profetas». En la Cena, «un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado». San Pablo: «Amar es cumplir la ley entera». En el sexo como en todo lo demás, el cristianismo está para el amor. Y, como dijo alguno, se puede resumir así el cristianismo: el dogma, en «tanto amó Dios al mundo, que le entregó su Hijo unigénito»; la moral, en «que os améis los unos a los otros como yo os he amado». Otra cosa son caricaturas.

        Y recordemos, por último, que el cristianismo no es una moral, sino que la contiene. El cristianismo es una Persona, la de Jesús, a la que el fiel se adhiere con todo el corazón; y de esa adhesión se deriva un estilo de vida que contiene la moral, pero contiene muchas otras cosas. El cristianismo no es un vallado, aunque lo tenga, por la gracia de Dios.

        Alguien en el mundo habrá, supongo, que sepa el significado de «la espiritualidad trasciende todo», de manera que se lo preguntáis a él. En cuanto a que «hace que uno sea fiel a sí mismo», coincidimos y divergimos. En nuestra fe, mire usted por dónde, uno es, o pelea por ser, fiel a sí mismo; pero es un sí mismo construido a golpes de verdad y de Evangelio. No es el sí mismo que uno -por la santísima cara- ha decidido ser porque así le gustaba. No construimos nuestro yo a la carta, ni construimos a la carta nuestra fidelidad, ni construimos a la carta nuestra religión. Buscamos la Verdad, y la seguimos para toda la vida. Los «espirituales»…

        21-22. A mí me parece temerario dar por supuesto que a ningún niño le gustan la sopa ni la religión. También sorprende dar por supuesto que a todo el mundo le inculcan la religión desde la infancia, como si no hubiera muchísimas conversiones de adultos. Mire usted, señor gurú (y su comparsa): A mí me gustaban las dos cosas: la religión y la sopa.

        Luego nos enteramos de que el criterio de la «espiritualidad» (de esta «espiritualidad» que es una entre las miles existentes, la mayoría católicas quizá) es el gusto: el alimento que a usted le gusta. Ustedes verán. El nuestro es la verdad.

        23-24. «La Religión no es Dios». Nunca lo hemos pretendido. En cambio, «la espiritualidad es la conciencia infinita y todo lo que es. Es Dios». ¡Toma castaña! Resulta:
        – Que hay una «conciencia infinita» que no se nos explica.
        – Que la espiritualidad es esa conciencia… y todo lo que no es conciencia. Por ejemplo, una tapa de callos con ajillo es espiritualidad; y, por serlo, es conciencia infinita. Y, por fin, si es espiritualidad, es Dios.

        Más en serio ahora, nos hallamos ante una postura panteísta (todo es Dios): espiritualidad = Dios = todo. Aparte de ser la divinización de la tapa de callos, queda por añadir que, como he dicho, toda esta «espiritualidad» es principalmente subjetivismo (véanse los puntos 1-3 en particular), y por esta calle de ahora, resulta que, como yo fuera «espiritual» (antes me meto cura), yo sería Dios.

        Hasta aquí hemos llegado. Hasta la auto-divinización por decisión propia. No estoy dispuesto.

        25-26. Inventar-descubrir. O sea: fingir-buscar la verdad. La espiritualidad, como se va viendo, descubre, en efecto, lo que mejor le cuadra. En cambio, la religión es la que verdaderamente descubre. Sobre todo la católica, porque, a diferencia de todas las demás, en ella no tenemos al hombre buscando a Dios, sino ante todo a Dios buscando al hombre. Por eso hay -simplifiquemos- dos venidas de Cristo -la pasada y la del último día-. Y por eso hay una Revelación, que no es inventarnos lo que quiere Dios como el «espiritual» se construye su «espiritualidad» a la carta -es decir, prescindiendo del dato de verdad-, sino abrir las santísimas orejitas para escuchar lo que Dios dice en la Escritura y en la Tradición; y también -aunque con otro rango- escuchar lo que nos dice en el magisterio de los pastores, empezando por el Papa. Lo repito: nos perecemos por la Verdad, y eso lo explica casi todo.

        27-28. Si la religión no investiga y no cuestiona -camarada gurú-, acabas de cargarte una cantidad inimaginable de millones de libros de teología y afines, que investigan y cuestionan hasta detalles ínfimos de nuestra religión. No hay, de hecho, ninguna religión que someta todo a una crítica tan rigurosa y exigente como la cristiana -me alegro de poder incluir aquí a los «hermanos esperados»-. Has derrumbado innumerables edificios donde, hasta tu gloriosísimo advenimiento, se enseñaba e investigaba la teología, la espiritualidad, la historia de la Iglesia, la moral, el derecho canónico y muchas cosas más. Insisto en que nuestra religión está obsesionada por la verdad (al servicio del amor), y eso abarca desde la encíclica o el concilio hasta las tres avemarías que por la noche rezan los niños y rezo yo.

        En cambio, no cuestionamos todo, como dices que hace la «espiritualidad». Lo que Dios ha revelado no puede cuestionarse; puede cuestionarse si tenemos el texto auténtico, su interpretación, sus consecuencias… Pero lo que Dios ha dicho no se cuestiona. Y Dios habla en la Escritura y en la Tradición, y, luego, la regla próxima para interpretarlos es el magisterio de la Iglesia. Si vosotros lo cuestionáis todo, os quedaréis sin nada y no podréis construir nada nuevo, porque «de la nada no sale nada». Vais hacia vuestra ruina.

        29-30. Humana y con reglas-divina y sin reglas. No. La diferencia es que nosotros somos muchos, y vosotros (individualismo) ni siquiera os contáis. Tantas veces que lo habéis dicho («Tramam2k», «Libre Albedrío» en tu copia), queda por demostrar (y quedará) que la «espiritualidad» es divina. Nuestra religión sí es divina -y lo prueban, por ejemplo, la gran cantidad de misterios que contiene: si Dios nos cupiese en la cabeza, no sería Dios-, y gracias a Dios se extendió tanto -aunque nos falta tantísimo-, que tiene que haber reglas. Entendámonos. La Iglesia es una sociedad de 800.000.000 católicos. En una sociedad así, o se ponen reglas, o es el caos.

        Y ahora pregunto: ¿sabe alguien decirme qué tienen de malo las reglas…?

        31-32. División-unión. Que la «espiritualidad» -¡nosotros también tenemos «espiritualidad» y «espiritualidades»!- es causa de unión, debería probarse con la historia en la mano. Vivo persuadido de que si estamos en una habitación y llega uno diciendo que en el pasillo hay un perro, no hay ningún derecho a razonar sobre el asunto: ni por la biología, ni por la filosofía, ni por la teología. Lo único válido para dirimir la cuestión es salir al pasillo. Y quiero decir que no es lícito especular sobre lo comprobable. Dígame el ciudadano «Tramam2k» cuándo y en qué los «espirituales» han
        sido causa de unión en la sociedad. Alguno estará pensando en Gandhi, pero Gandhi era religioso: un hindú que admiraba el cristianismo.

        En cambio, la potencia que ha mostrado tener el cristianismo como motor de unidad en la historia está a la vista de todos los que no se pongan los prejuicios, en el lugar de las gafas, antes de abrir los libros. No he de hacer una crónica, pero recuérdese cómo los grandes artífices de la Unión Europea (De Gasperi, Adenauer y otros) eran cristianos. Por lo menos he salido al pasillo.

        33-34. El (escaso) atractivo que pueden tener estas propuestas se fundamenta en el subjetivismo. Aquí se oponen bizarramente buscar y creer (en algo ya dado). La «espiritualidad» nos surge de dentro como una incitación a que busquemos; y en este último verbo lo que cuenta antes que todo es la persona: primera persona, nosotros, yo, yo, yo, ¡yo!

        La religión nos busca para que creamos. Oh Iglesia Santa de mi Señor Jesús, yo te doy gracias porque me has buscado y continuamente me buscas para que yo tenga acceso a la verdad de amor que el Padre en ti me entrega, y reconociéndola crea. Te doy gracias por el gesto de amor materno que envuelve tu oferta y porque nunca nos obligaste a ella. Te doy gracias porque nuestros verbos, como el bendito «creamos» se conjugan siempre en plural, porque lo nuestro no es nuestra individualidad desgajada, sino nuestra unidad de cadena en la que sostenemos y nos sostienen.

        35-36. Un Libro-todos los libros. Podemos traducir: la religión hace lo que tiene que hacer, la «espiritualidad» promete lo que jamás podrá cumplir:
        – La religión, una vez creído (en el caso de la católica, digo «reconocido») que Dios ha hablado en un Libro sagrado, o en dos, o los que sean, se alimenta de ese o esos porque es lo que corresponde para conocer lo que Dios ha dicho. Eso es de cajón de madera de tabla. Y todos los demás libros en esa religión se referirán siempre a lo que nosotros llamamos Palabra de Dios.
        – La «espiritualidad» de ninguna manera puede buscar la santidad en todos los libros, por la sencilla razón de que en el mundo hay miles de millones de libros. Eso es así de elemental.

        37-38. Miedo-confianza. De mi religión hablo. Si usted, buen señor, afirma que ella se alimenta del miedo, me da la clave de todo su escrito: usted no conoce las religiones en absoluto, o por lo menos la católica. Decir que la religión católica se alimenta del miedo es no saber nada de nada de nada de nada. Miedo ¿de qué? ¿Del infierno? ¿De un Juez que es Jesucristo y comenzó por morir torturado dos mil años antes de mi pecado, para prepararme la sentencia absolutoria, sin preguntarme siquiera si yo lo quería? ¿De Ese he de tener miedo?

        El motor del catolicismo no es el temor: es el Amor. Nunca se repetirá demasiado el anónimo soneto del s. XVI:

        «No me mueve, mi Dios, para quererte
        el cielo que me tienes prometido,
        ni me mueve el infierno tan temido
        para dejar por eso de ofenderte.

        «Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
        clavado en una cruz y escarnecido,
        muéveme ver tu cuerpo tan herido,
        muévenme tus afrentas y tu muerte.

        «Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
        que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
        y aunque no hubiera infierno, te temiera.

        «No me tienes que dar porque te quiera,
        pues aunque lo que espero no esperara,
        lo mismo que te quiero te quisiera.»

        Lo que es cierto es que ha funcionado en exceso el elemento «miedo» en algunas presentaciones de la fe que han estado vigentes en algunos tiempos. Pero hay que saber distinguir entre la presentación de la fe y la fe misma.

        Y la «espiritualidad», una vez autoproclamada Dios, pues claro: ¿cómo no iba a alimentarse de la confianza? Excesiva pretensión, sí, pero el gurú lo cuenta.

        Seguiré. ¡Me estás dando trabajo, malandrín!

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  26. 2 septiembre 2013 18:10

    39-40. Pensamientos-conciencia. Sabido de todos es el lugar central que en la religión ocupa la conciencia. Por lo menos, en la cristiana, porque yo -por mi parte- procuro no hablar de lo que no conozco; y tengo conocimientos de las otras religiones, pero escasos. En cambio, «Tramam2k» habla… La conciencia es ese sagrado «lugar» de la persona donde resuena la verdad moral de lo que hay que hacer y lo que hay que evitar. Lo he llamado sagrado. El Beato Cardenal John Henry Newman proclamaba que, si se planteara un conflicto entre la propia conciencia y el Papa, habría obligación de desobedecer al Papa. ¿Os parece que eso es dar poca importancia a la conciencia? Y ahí está Benedicto XVI (y creo que cuando era Papa) para explicarnos que el fundamento de la elección de Newman era que no prefería ni la conciencia ni el Papa: prefería la Verdad, Señora nuestra que se está viendo aparecer por toda mi respuesta, porque es el gran principio de la vida católias, y lo es porque somos hombres; sencillamente. Pero para hablar de esa Verdad como fundamento de la libertad o del libre albedrío que nuestro comunicante llega a escoger como nombre, ya empeñé horas y horas en un artículo que tenéis, aquí, en noviembre o diciembre de 2012, y que titulé «¡Libertad la libertad!»

    41-42. «Hacer»-«ser». Muchos niveles de respuesta admite esta solemne contraposición, pero escogeré uno solo: aquel en que coincido con «Tramam2k». También nosotros insistimos mucho en que no se trata tanto de «hacer» como de «ser». San Juan de la Cruz sentenció que «un acto de puro amor beneficia más a la Iglesia que todas las obras del mundo». Y es así: como suena. Pero, eso sí, bien entendido. Debe preferirse el ser al hacer, como mínimo porque sin el primero es imposible el segundo. Pero apartad de mí un hombre que solo «sea» lo mismo que otro que solo «haga». El primero, a base de su santidad o santurronería, privaría a los demás de grandes cosas que (supuestamente) llevaría dentro, y si no, como mínimo, del trabajo, que es un deber cuando no es un problema. El segundo, por mucho que hiciera, y trabajara, y repartiera millones entre los pobres, y todo lo que queráis, privado del «ser», o, lo que es lo mismo, obrando sin «bondad», por aparentar, por criar fama o algo semejante, no tendría absolutamente ningún mérito, porque, camaradas, no se trata solo de obrar bien, sino también de hacerlo con la buena intención. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.» Así dice mi Maestro en Mt 23,23.

    43-44. Se deniega el comentario hasta que sean definidos los términos. (Porque… así, cualquiera.)

    45-46. El ego-la trascendencia. Casi estoy por hacer lo propio: negarme al comentario. Optaré por escoger los significados que me parezcan, ya que a ello me autoriza el ciudadano «Tramam» en la misma medida en que se despreocupa de definir. Y será bien sencillo pedirle una lista de «espirituales» que hayan vivido el «trascenderse» a sí mismos para volcarse sobre las necesidades de los demás en el grado en que lo han vivido nadie – abe cuántos miles de católicos de esos que, para «Tramam», se dedican al «ego». Seguramente no encontrará ni la milésima parte.

    Se me dirá que todos esos católicos son espirituales, y entonces se me estará dando la razón: espiritualidades, hay muchas, y la mayoría están dentro de la Iglesia, y cuanto más se nos censura en nombre de la espiritualidad, más se nos está elogiando, y cuanto más se nos censura en nombre de la religión, más se nos está reprochando que no hayamos sido -de verdad de la buena- lo que somos -o sea, esa religión que es cabeza de tantas espiritualidades benditas-, lo cual estamos perfectamente dispuestos a aceptar, porque no es una crítica a nuestra fe, sino a nosotros mismos.

    47-48. ¿Renunciar? Vamos a suponer que el último «él» es en minúscula (el mundo), porque si no es bastante ininteligible. Y entonces, resulta ser que la actitud de la espiritualidad de «Tramam2k» -ese código que no estará de más decir que es «una» entre otros miles de posibilidades de formular la espiritualidad, y que no habría manera de conseguir veinte «espirituales» que compartieran de lleno- es exactamente la misma, oigan, que la mía. Nosotros «estamos en el mundo, pero sin ser del mundo». Y sépase que, cuantos más motivos tenemos para actuar pensando en la futura vida, tantos más tenemos para comprometernos -codo con codo, mazo junto a mazo- en la construcción de la vida presente. Y para amar, con ese amor gigante de la Iglesia de Cristo y de los cristianos en la Iglesia, a todos los hombres, y a «Tramam2k», y a «Libre Albedrío», aunque haya de ser con esa forma eminente de caridad que consiste en decir la verdad.

    49-50. Adoración-meditación. Efectivamente, los cristianos adoramos. Partimos de que hay, fuera de nosotros y más real que nada, un Dios que es a) diferente de nosotros, b) superior infinitamente a nosotros, c) poseedor y dispensador de la verdad y del sentido. Y entonces, lo único lógico es adorarlo. Comparemos. En una familia los hijos deben obediencia y respeto a sus padres, algo parecido a sus profesores, sumisión al alcalde, no sé qué decir del presidente, y no sé si decir «vasallaje» al rey. Hay, en cualquier caso, un «término máximo», con la diferencia de que en nuestro caso es sobre-humano, o no hubiese creado a los humanos. ¿Algún problema en adorarlo? Creo que era Dostoievsky el que decía que «el hombre nunca es más grande que cuando se arrodilla». En cambio, en la Edad Media con frecuencia el representado sin rodillas era el demonio…

    Dios que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo, en una única rueda de Amor que al mismo tiempo me sobrepasa y ha sido derramada en mi corazón; Dios altísimo como para crear el universo, con sus estrellas y con sus poemas de amor; Dios todavía más alto como para recorrer la humillación infinita de hacerte hombre en María y morir triturado y seguir, con el Corazón en la mano, ahí donde ocurre el pasmo gigante de tu Eucaristía de amor: Dios, yo, clavadas en el suelo las dos rodillas porque más no tengo, te adoro, te adoraré y te adore por todos los siglos, abajo y Arriba, y lo sepan los hombres y los pájaros y, allá Arriba, los Ángeles y todos los seres, y lo digo y lo grito y lo proclamo, y te pido, Padre, una gracia especial: que ninguna critatura se quede sin saber que este sacerdote te adora.

    Pobrecillo «Kramam» que no tiene Dios. Y solo puede meditar. ¿No será, al fin y a la postre -a mí me parece que sí-, que está apareciendo por aquí el secreto último de esta forma de «espiritualidad», a saber: que su meollo y su entraña consisten en el ateísmo? Y como no hay Dios, no se puede adorar. Hay que «meditar». Hay que darle vueltas siempre a la misma rueda, ya que el fin no se lo encontraremos nunca, porque el único fin posible es dejar de meditar y ponerse a adorar al Dios esplendente de quienes saben agachar por fin la cabeza.

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    • 18 septiembre 2013 22:50

      51-52. «Psicología de una plantilla-individualidad». Digamos solo, de lo primero, que la religión es continuar la psicología de una «familia», que es bien diferente. Y sobre lo segundo, que ya está; que ya no hacen falta más evidencias; que la «espiritualidad» -o, mejor dicho, lo que «Kramam» tiene por tal- no es más que el puro y exacto estallido de la absoluta y soberana subjetividad incontrolada contra Dios. Y lo repito: dos términos que -por voluntad de uno- se oponen de manera irreductible: la subjetividad que se autodiviniza, acaso sin saberlo algunas veces -no será el caso de «Kramam», puede serlo el de «Libre Albedrío»-, para oponerse, como un igual, a Dios. Y todo ello, quizá, por lo que ya va dicho: porque se concibe -con ignorancia imbatible de toda filosofía- que Dios es una manufactura que las Iglesias gestionan para su lucro y para su medro. En resumidas cuentas, todo, todo, todo esto es hijo de la pura ignorancia.

      Es hijo del empezar desde uno; del no contar con los precedentes. De no conocer la historia. En este blog he contado algunas veces el paradigmático caso de un Descartes que se pasó largos años de su vida tratando de demostrar un teorema geométrico, y creo que incluso llegó a enfermar, hasta que lo demostró. Se fue, feliz, a explicarlo a otro científico, el cual le oyó y le contestó: «Muy bien. Lo ha demostrado usted exactamente igual que lo hizo Euclides hace dos mil años».

      Ojalá que ni «Kramam» ni «Libre Albedrío» ni nadie partiesen de cero. Entonces no habría «espiritualidades» que se crearan a sí mismas continuamente. Y a lo mejor quisiéramos insertarnos -para incrementarlas- en las innumerables espiritualidades que la Iglesia custodia desde siempre como innumerables tesoros.

      53-54. «Gloria y paraíso-aquí y ahora». No. No hay tal contraposición. Esto es simple ignorancia. Pero ¿no habéis visto a los cristianos ser los primeros en proteger a los pobres, a los niños, a los indefensos, a los oprimidos, a los amenazados por el aborto, o por la guerra, o…? Esto es un hecho que nadie puede negarme. Son datos.

      Y lo explico de una forma bien sencilla, y un poco teológica después.

      Si el hombre religioso sabe que con sus actos se juega el más allá, es evidente que tiene más motivo para cuidar esos actos que nadie. Como alguien dijo, «respeta la vida quien respeta la muerte». Y entonces la religión se convierte en una fuerza motriz para la promoción integral del bien del hombre. Y si a alguien le parece mal que por la gloria y el paraíso se haga todo eso, entonces supongo que ese alguien, simplemente, deja de hacerlo, y prefiere que se vaya muriendo la gente.

      Vamos a un poco de tosca teología. Dijo el B. Card. John Henry Newman: «La gracia es la gloria en el exilio, la gloria es la gracia en casa». Las buenas acciones en esta tierra ya son, aunque no lo veamos, del futuro que nos espera. Los premios de Después son como el desembocar que de la forma más natural corresponde a las buenas acciones de aquí. El Cielo está en la tierra a su manera, y la tierra permanecerá a su manera en el Cielo para siempre. ¿Sabéis lo que es incoar una canción? Pues lo que aquí se incoa de bueno, de santo, de tierno, allí se prosigue para siempre, y al mismo tiempo resulta que lo hemos incoado porque algún Ángel movía desde arriba la batuta.

      Pero queda lo más importante por decir. Reclamo imperiosamente que se me explique con qué supuesta razón se da por evidente -como se da-, y además de una manera subterráneamente despectiva, que el «aquí» y el «ahora» son -¡evidentemente!- superiores a la «gloria» y el «paraíso». Aquí, otra vez, todo es ignorancia. «Kramam» no se ha puesto jamás a pensar en lo que pueda ser la gloria o en lo que pueda ser el paraíso. Y ahí están, para decírselo, miles y miles de libros de la bimilenaria tradición de la Iglesia, por no mencionar al Libro de los Libros, la Sagrada Escritura. «Kramam» se lo saca todo del bolsillico. Y en este caso, creo que no se ha sacado nada, porque no sabe nada de lo que se debe entender por «gloria» y «paraíso».

      El «aquí» y el «ahora» parecen ser más. Porque son más tangibles. Porque son, supuestamente, más reales. Porque están más cerca. Es curioso. Son las tres razones por las que un hipopótamo abre las fauces para comerse catorce o quince sapos. Él no se plantea más. Otros tampoco.

      Si supierais hasta qué punto el «aquí» y el «ahora» tienden, apuntan, se orientan a la gloria; si supierais cómo ladran al paraíso como un perro que se hubiera enamorado de la luna… Es que, si todas las razones para vivir están aquí, entonces no existe ninguna razón para vivir. Lo dijo San Agustín en una de esas frases que forman parte del mejor patrimonio humano: «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

      55-56. «Pasado y futuro»-«presente,aquí y ahora». Es verdad. Queda bien demostrado que la «espiritualidad» -la que describe «Kramam», que es lo mismo que decir «la que él se inventa»- prescinde por completo del pasado; hace tabla rasa de la historia; todo lo excogita de su autoproclamada novedad; y le pasa lo que le pasó a Descartes. Por otro lado, se desinhibe, con la más inadmisible irresponsabilidad, del futuro. A «Kramam» parece darle igual el futuro de la paz en Oriente Medio -o en tantos otros lugares-, el destino ecológico del planeta, la crisis económica, el número de muertos por hambre en el año que viene -es futuro-, el de abortos. A «Kramam» le importará, quizá, un estado de trance que su «espiritualidad», posiblemente, le permite alcanzar de cuando en cuando. Y yo pregunto: ¿Es así como «la Espiritualidad es la causa de unión» (32)? Pues me río yo -y bien fuerte- de esa unión que consiste en aislarse.

      ¿Dónde están las obras sociales de «Kramam» y de su «espiritualidad»? ¿Dónde sus comedores, sus escuelas, sus…? Decidme una sola, y yo rectifico públicamente.

      Nota.- Intentaré terminar en el próximo comentario. Y es que va siendo hora.

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  27. Católica con dudas permalink
    13 septiembre 2013 19:30

    Mi querido Miguel, eres un soplo de aire fresco. Me gusta tu postura. No te halago, simplemente en este momento me hacía falta leer a un católico integrista.

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    • 14 septiembre 2013 17:15

      Bueno, pues que sepas que, si esto te gusta, esto es un lugar para conversar. Y que sepas que, con todo lo integrista que soy o pueda ser, prefiero infinitamente los comentarios de personas como tú («católicos con dudas» y monstruos más peludos todavía) a los comentarios de la retahíla continua de creyentes y hasta de beatitos que me toca contestar habitualmente. En pocas palabras: que espero con fruición que me contestes. Un abrazo de pulpo submarino.

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  28. 11 diciembre 2013 23:37

    Padre Miguel, no soy cura, pero estamos en la misma página. ¿De qué nos asustamos, si su postura es y debe ser la de cualquier católico? Yo le felicito por su valentía y honestidad. Adelante y sigamos. Así.

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  29. 13 diciembre 2013 0:49

    Muchas gracias, amigo Emilio. Lo que ocurre es que este blog, en realidad, sueña más con los que no comparten mi fe que con los que la comparten. En la misma cabecera, lo primero que digo es: «Aquí tienen su casa los que no creen y los que creen». En el «About», quise intencionadamente poner:

    «Quiero pedir por favor que lo entienda quien leyere: parezca lo que parezca, esto no es un blog para católicos solo.

    »Más me interesas tú, hermano increyente, hermano de otra fe, hermano siempre. Con tus seguras grandezas y con tus gigantes o pequeños pecados. Es que, aunque tú -quizá por culpa mía- no creas en Cristo, Cristo sigue creyendo en ti.

    »Y es que -perdóname que te lo diga- Él te quiere de verdad… y yo también.»

    Por eso, se me cae la baba cuando me hacen comentarios para llevarme la contraria.

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  30. 10 marzo 2014 18:55

    Yo también soy un católico con dudas. Me gustaría decírtelas a ti. ¿Me admites?

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    • 10 marzo 2014 20:15

      Primero, en el corazón y como amigo. Luego pueden venir las dudas. ¿Has leído bien, acá y acullá en este blog, que -contra todas las apariencias- sueño más en vosotros que en las que ya saben lo que les cuento…?

      Ten la seguridad de que, en cuanto no sepa algo, me planto y te digo que no lo sé. Gracias por fiarte de este jumento, empieza a decirme todas las dudas católicas que te plazcan, y que te Dios te lo pague con una novia como deben las novias ser. De entrada, guapas.

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  31. Ángel permalink
    15 May 2014 20:37

    Este blog lo siento fresco.
    Felicito por la iniciativa, adelante.

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  32. Jero permalink
    15 julio 2014 17:57

    Hola. Coincido totalmente con el saludo.
    Soy feliz de pertenecer a la Iglesia Católica, su libertad y la diversidad de personas y movimientos, cada uno con sus propios carismas que aprecio verdaderamente.
    Me ha llamado la atención lo de la televisión, terminé harto de tanta publicidad, de oír siempre las mismas cosas y de recibir una imagen deformada de la realidad. Ahora decido yo lo que quiero ver o leer (buenos libros), y cuándo, y en qué proporciones. Cuando me interesa algo, lo busco en la red. Siento que he ganado mucho tiempo e información útil.
    Felicidades por el blog.

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    • 15 julio 2014 19:15

      Pero, apartando cierto tipo de sitios que son arsenales de documentación -visita «mariologia.org» y te quedarás planchado-, la internet es el reino de la superficialidad. Quienes producen no profundizan. Quienes leen no se interesan mucho. Y cada cosa motiva la otra. El personal hace en la internet el mismo bobo «zapping» que con la televisión -esa que llamaré «tele» cuando a mí se me llame «Míguel»-. No hay muchas oportunidades para el análisis en la internet. Es muy sencillo: pasaraste tres días preparando un estudio que resultará perfecto, y -más de palabra que en apostillas- lo que más se te comentará es que es demasiado largo. Y yo, que soy incapaz de brevedad, hago esfuerzos ¡hercúleos! por adaptarme o morir.

      Me parecé que moriré: «dulce et decorum, sicut semper Romani dixerant».

      Un abrazo, Jero. Y te recuerdo que me vas a enviar un artículo.

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      • Jero permalink
        16 julio 2014 21:03

        Sobre la internet como alternativa a ver la tele:

        Por ejemplo, cuando me interesa una noticia determinada, la busco y puedo comparar distintas informaciones.

        Si quiero encontrar, por ejemplo, algo de San Buenaventura (su vida, algún libro de libre distribución), busco por aquí:

        http://www.corazones.org/santos/buenaventura.htm;

        o por aquí:

        http://ec.aciprensa.com/wiki/San_Buenaventura#.U8bYINQch7g.

        Si quiero leer un libro, lo imprimo en papel (y cuido la vista).

        Si quiero ver una película, por ejemplo «La última cima» o «Encontrarás dragones»; o el testimonio de M. Vallejo Nájera, o Tamara Falcó (impresionantes), por Yoytube

        Problema de la internet: se pierde tiempo localizando la información, confirmando su fiabilidad y las fuentes.

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  33. 17 julio 2014 18:03

    Gracias, Jero. Respecto de la información, cierto que en la televisión tienes enorme superficialidad y mentira o manipulación (una de dos) garantizada. En la internet, supongo que la superficialidad está en casi todas partes, y la mentira en muchas: plantea los problemas que dices, pero algo en claro podría llegar a saberse.

    Lo demás que me citas me parece a mí que no es sino lo que te decía yo: las páginas-almacén, las que merecen la pena. Unos, almacenes de santos y demás, otros, almacenes de material en vídeo. Y aún, como sabes, de este material en vídeo, más valdría cortar el cuello a una enorme parte.

    Así es, Jero; tú y yo somos buenos (yo, más) y no lo sabríamos si no nos lo hubieran dicho. Hanme, pues, explicado a mí que la internet es sexo y un resto. Creo que dijeron que, de los sitios, dos tercios eran de sexo o vivían del sexo. Acabo de poner la palabra «sex» en el «Google» que nos santifica, y en 0,89 segundos, me ha dado cerca de 788 millones de «resultados». Cierto que me ha sorprendido, porque me lo explicaron hace unos siete años, y entonces dijeron tres trillones…

    A otra gran parte de lo del Youtube, le cortaríamos el cuello por otros motivos. Pero, dejando aparte todo esto, a mí, lo que me desazona de la internet es la superficialidad.

    Y que no me dejen enrollarme.

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  34. Salvadora permalink
    4 noviembre 2014 23:45

    Me parece extraño que salga propaganda de Qatar en su blog, con el trato que dan a las mujeres y a los cristianos. Evidentemente, como sacerdote y buen cristiano, ud. los ayudaría si estuvieran en peligro, pero hacer propaganda no me parece correcto.

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    • 5 noviembre 2014 0:01

      Pues muchas gracias por su corrección, Salvadora. Pero tiene que saber que este blog me sale gratuito, y los dueños («WordPress») se compensan con la publicidad. Por tanto, la ponen ellos sin posibilidad de participación; yo no la he visto nunca (por entrar siempre como administrador). Además, me da la impresión de que la de Qatar y todas serán campañas de poco tiempo de duración.

      Por último, no parece ser muy problemática esa publicidad en general, porque nadie se me había quejado en más de tres años.

      Pero, Salvadora, muchas gracias por su corrección. Le debo una cervecita.

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  35. 4 agosto 2017 20:48

    Felicidades en el día de los sacerdotes y muchísimas gracias por todo.

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  36. 27 noviembre 2019 12:29

    Es muy buen comentario. Así debería ser, pero, con tanta modernidad, se olvidan de que son católicos. Por eso hay muchos que dicen que Dios y Nuestra Señora María Guadalupe no existieron.

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  37. guevonadas.com permalink
    21 May 2020 18:15

    Cuando un artículo «polémico» viene del blog de un cura, nos damos cuenta de que estamos en el mundo al revés. Solo tengo una respuesta para este artículo: amén.

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    • 22 May 2020 11:42

      Es que los curas no somos tan polémicos que a todas las cosas les digamos… amén.

      Es que los cristianos siempre hemos sido el mundo al revés. Nosotros -lo digo yo en los sermones- somos los verdaderamente «alternativos».

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